sábado, 4 de noviembre de 2017

REVELADOS MUCHOS DE LOS PLANES DE LA CIA CONTRA CUBA

Los documentos recién desclasificados sobre el asesinato del Presidente estadounidense J. F. Kennedy revelan muchos de los planes de la CIA contra Cuba. Las denuncias hechas por Fidel Castro sobre la guerra biológica contra su país se ven confirmadas hoy cuando se conocen algunos de los planes de la inteligencia estadounidense. También revelan la estrategia de realizar atentados con bombas y asesinatos dentro de los EEUU para acusar a La Habana.
Uno de los documentos, desclasificados en su totalidad, explica que la CIA planeó sabotear la producción agrícola cubana “mediante la introducción de agentes biológicos que parezcan ser de origen natural”. En mayo de 1971, Cuba registra los primeros casos de la fiebre porcina africana, patología que hasta ese momento no existía en la Isla. Hubo que sacrificar cerca de 400 mil cerdos, la carne que más consumen los cubanos. En enero de 1977, The Washington Post, publicó las confesiones de un agente de la CIA que participó en la operación de introducir la fiebre porcina en la isla.
La guerra biológica afectó también a los seres humanos, en 1983 se desató una sorpresiva epidemia de Dengue Hemorrágico, una enfermedad muy letal que no existía en Cuba. Causó la muerte de 154 personas, entre las victimas hubo 110 niños. Esa acción la ejecutó un grupo anticastrista radicado y protegido por los EEUU. El hecho fue confirmado por el anticastrista cubanoamericano Eduardo Arocena ante la Corte Federal de New York en el año 1984.
Los documentos demuestran que las autoagresiones formaban parte de la estrategia contra Cuba. La CIA proponía incluso acciones dentro del territorio estadounidense contra los propios anticastristas, sus supuestos aliados. “Podríamos desarrollar una campaña de terror Comunista Cubano en el área de Miami, en otras ciudades e incluso en Washington”, dicen los documentos que proponen poner bombas y asesinar a líderes del anticastrismo en los EEUU. “La campaña terrorista podría apuntar a los cubanos que buscan refugio. Podríamos hundir un bote con cubanos en ruta hacia la Florida”, escribieron y agregan que da lo mismo provocar un hundimiento “real o simulado”.
Ya era conocido que la CIA realizó un gran número de atentados contra Fidel Castro pero estos documentos revelan que en 1964 también se puso precio a las cabezas de “Raúl Castro y Ernesto Che Guevara. En principio fueron USD 150.000 (más USD 5.000 para gastos) por el líder de la Revolución Cubana pero les pareció demasiado alto”. Bajaron a U$D 100 mil y ampliaron el número de condenado a muerte, se ofrecieron también recompensas por "matar o entregar con vida a comunistas reconocidos". Para cobrar, los asesinos debían presentar a la CIA una “prueba concluyente de la muerte de una persona y el carnet partidario”.
“La joya de la corona” de estos documentos es la posible vinculación a los servicios de inteligencia de EEUU del único asesino detenido tras el atentado de JFK. El exmilitar estadounidense Lee H. Oswald visitó la embajada de Cuba en México solicitando visa poco antes del magnicidio. Si se confirma que era agente de la CIA quedaría en evidencia el intento de vincular a La Habana con los disparos de Dallas.
En uno de los documentos desclasificados se revela que los miembros de la Comisión Warren, que investigaba el asesinato, preguntaron al subdirector de la CIA, David Bellin, si Lee Harvey Oswald era un agente de esa agencia de inteligencia. La pregunta se queda sin respuesta porque está escrita en otros documentos que permanecerán escondidos de la opinión pública por un cuarto de siglo más.
Los documentos desclasificados llegan en un momento muy interesante, cuando Washington está acusando a Cuba de agredir a los funcionarios de su embajada en La Habana con una fantástica arma acústica. Seguramente no es casual que los primeros afectados por los supuestos ataques hayan sido los agentes de la CIA que operan clandestinamente en Cuba, bajo la cobertura diplomática. Será muy descabellado pensar que se trata de un nuevo plan autoagresión? Tal vez tengamos que esperar 50 años más para que se desclasifiquen los documentos de la historia que se escribe hoy.

Fernando Ravsberg, para Público

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