jueves, 15 de marzo de 2012

JIMÉNEZ, ¿UN TRIUNFO EN CUARENTENA?

Roberto Jiménez podría perder, pero difícilmente ocurrirá. Y es que, aunque el controvertido Gobierno con UPN ha dividido en dos al PSN, el congreso del 21 de abril no se juega estrictamente en clave ideológica, porque a los en teoría reticentes a la coalición que sin embargo anteponen la remuneración que les devenga el Ejecutivo se suman quienes discrepan sobre cómo abordar el necesario sorpasso para volver a constituirse en alternativa presidencial. La resultante es que a día de ayer no se atisbaba un movimiento tan pujante como para aglutinar todo el creciente descontento por la deriva programática y electoral del PSN, si bien la distribución de la ponencia oficial puede operar como elemento catalizador de una candidatura, si no ganadora de partida, sí con opciones de obtener un resultado meritorio.

Tras los contactos a varias bandas celebrados por las familias socialistas más o menos críticas perduraban las divergencias, además de estratégicas, sobre el modelo de liderazgo. Las primeras obedecen básicamente al manejo de los tiempos, puesto que frente a quienes abogan por desalojar ya a Jiménez para abandonar con prontitud el Gabinete de Yolanda Barcina se sitúan los partidarios de dilatar los plazos para consensuar una hoja de ruta con la dirección del PSOE que además permita un cambio controlado desde dentro y minimizar el previsible descalabro electoral. En ese punto aparecen las diferencias sobre el perfil de la persona que debería suceder a Jiménez, ya que en función de él se articula la influencia de cada sensibilidad y no todos los nombres barajados se prestan a las mismas componendas. Bien entendido que el grupo mayoritario de entre los menos afectos al pitillés es el configurado en torno a Amanda Acedo, que rondó el 30% de adhesión en el congreso de 2008.

Precisamente de este foro podría emerger el rival de Jiménez, con la reivindicación del debate interno y de la dignidad del partido como ideas-fuerza. Siempre desde la premisa del rechazo frontal al Gobierno con UPN por difuminar el proyecto socialista, que asume en esta crisis el coste para la marca de los recortes, condenándose por añadidura -y en el mejor de los casos- a un rol de perpetua bisagra como víctima propiciatoria de la pinza entre UPN y el nacionalismo vasco más soberanista.

Consciente del predicamento de ese discurso entre los afiliados menos proclives a las consignas del aparato, la dirección del PSN habría trasladado en las últimas semanas, especialmente en Pamplona y a afiliados referenciales en la órbita de la cúpula de UGT, su predisposición a diseñar una ejecutiva más plural, con mayor inclinación al contraste de opiniones para fomentar una cierta radicalidad dialéctica respecto a UPN. Con la intención de subrayar más los matices propios y de presionar a Barcina con el fin de que se replantee su coalición con el PP en las Cortes para al menos aliviar el trágala a quienes, aunque nunca respaldarían ahora a otro secretario general, empiezan a ver a Jiménez inhabilitado como candidato para las próximas elecciones autonómicas.

Esta tesis de la amortización del vicepresidente de Barcina como posible antagonista electoral de la propia presidenta es la prevalente en el equipo rector del PSOE, que se opone al bipartito foral después de que UPN se aliara con el PP en Madrid. Ahora bien, aunque Ferraz tolera la presentación de una alternativa, sólo tomaría partido por una que fuera hegemónica, sin perjuicio de que maneje buena información sobre los equilibrios internos en el PSN para modelarlos cuando llegue el momento de soltar amarras con el regionalismo. Lo que, como ya se masculla en la ponencia del congreso, acontecerá en todo caso antes de que expire la legislatura, con teórico final en 2015. Una fecha que incluso podría adelantarse de forma significativa en función, no sólo de cuándo se celebren finalmente los comicios de la CAV, sino sobremanera de cuál sea el formato del nuevo Gobierno, con el pacto PNV-PSE como uno de los factibles en estricta aritmética, según el Euskobarómetro.

Claro que, en previsión de que la continuidad de Jiménez se complique por una concertación en las filas del PSN con la dirección federal, el núcleo duro del vigente secretario general cuenta con la baza de Elena Torres como heredera in pectore. De cerrársele las puertas a Jiménez como en 2007 a Carlos Chivite, su concurso en las primarias a la candidatura electoral resultaría un hecho, otra cosa es el apoyo interno que pudiera concitar y su capacidad para ilusionar al votante progresista tras su desabrida ejecutoria como consejera social de Barcina.

Víctor Goñi, en Diario de Noticias

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