jueves, 2 de junio de 2011

DEL PUEBLO A LA CIUDAD

Se le denominó éxodo rural. En los valles del Pirineo de Navarra ya no se podía vivir. El aire y el entorno limpio no empuja a la gente a quedarse a vivir. Se han convertido en pueblos de fin de semana, un lugar extraordinario para los turistas. No se han creado nuevos oficios, el queso y la madera son el único motor de estos valles. Los jóvenes escapan del monte a Iruña, no ven su futuro en su pueblo.
La pérdida de la sociedad tradicional vino en las décadas 60 y 70. Fue tan grande la emigración del entorno rural a la ciudad, que se le denominó éxodo rural. Además, la política de desarrollo ganadera impulsó la modernización en estos años. Ahora, los ganaderos y agricultores tendrían que ser empresarios. Se estableció un nuevo objetivo: lograr una producción eficaz. Sin embargo, era muy difícil alcanzar esta condición en la zona del Pirineo. La agricultura en esta tierra garantizaba muy de una forma muy justa la permanencia de vida de una familia y las duras condiciones de vida y la pobreza empujaron a los montañeses a emigrar a la ciudad. La ciudad se empezó a ver como una representación social de la modernidad; se relacionó con la comodidad, el avance, el futuro, la libertad y la diversión. Al recién llegado se le ofrecía la oportunidad de integrarse en el anonimato, esto es, tenía la oportunidad de esconder su origen y su patrimonio. Los pueblerinos imaginaban la ciudad como el lugar de las oportunidades. No obstante en el lado contrario, el ámbito agrario se relacionó con la pobreza, la falta de comodidad, el aburrimiento, la prohibición, el dogmatismo, la incultura, el patriarcado y con un largo etcétera.
En estos años en estos valles la desarticulación social y económica sufrida trajo una fuerte reajuste entre los recursos naturales y humanos. Ésto a su vez, produjo el descenso de la población de los pueblos. Después de la década de los 40 se produjo el mayor número de emigraciones en los valles de los Pirineos. La industrialización y urbanización de Iruña y de Euskadi atrajo a la gente de los valles. Los campos más alejados del pueblo fueron los primeros en ser abandonados, al resto poco a poco le fue ocurriendo lo mismo.
También había otros motivos para emigrar: por un lado los ganaderos pedían un mejor sueldo y muchos rechazaron seguir con la trashumancia porque significaba vivir lejos de casa. Por otro lado, la construcción del pantano de Yesa trajo el fin del transporte de las almadías.
Por tanto, la situación que encontramos es triste y se ve la emigración como única solución. Además, fue la salida más fácil que ofrecieron las instituciones.
La riqueza de los bosques fue el que dio fama a estos valles, se conocían como “los valles poderosos”. La época de oro de la madera pasó y hoy día, se encuentra sumergido en una gran crisis. La madera se devaluó, pero sobre todo en estos últimos años ha sido tremendamente notoria la devaluación: en 1999 los precios cayeron un 50%. Además surgió competencia de otros países, como por ejemplo, China, los países bálticos y/o Europa del Este. Éstos ofrecían precios más bajos que en Navarra. En consecuencia, los beneficios se redujeron mucho; se debe tener en cuenta que el 80% de los presupuestos de las Juntas de los Valles de Roncal, Salazar y Aezkoa provienen de la madera.
Comparando tres pueblos del valle de Roncal en distintos años, se ve claramente la citada despoblación y emigración. Se ha de tener en cuenta que estos datos son números de la propios habitantes y no de habitantes domiciliados. Este último abarca a los que viven fuera y a los errantes.
Felipe Elizalde de Burgi es un anciano de 82 años y recuerda muy bien su infancia en el valle. “¡En Burgi había tres escuelas! De cinco a diez los chicos y las chicas estábamos juntos, lo llamábamos La escuelica. Después nos separaban hasta los catorce años las chicas por un lado y los chicos por otro. De aquí en adelante los padres decidían si los ponían a trabajar o si por las tardes les mandaban los estudios superiores que se impartían. Hoy día, todos los niños del valle van a la escuela Julian Gayarre de Roncal. También han sido muchas las profesiones que han desaparecido, “en el pueblo vivían de cinco a seis funcionarios”, dice Elizalde, “una telefonista, tres guardas, tres profesores y un médico”. Actualmente, el médico viene tres días a la semana y los demás oficios han desaparecido.

Pirinioan Bizirik Gaude
Esta campaña de concienciación comenzó, según nos comentan desde la Asociación Bizirik Gaude, después de una crítica, “ porque nos dijeron que vivir aquí era como vivir en una jaula bajo llave. Hay muchos prejuicios respecto a vivir en el entorno rural, muchos creen que el triunfo sólo se puede conseguir en la ciudad". Bizirik Gaude es una iniciativa creada hace tres años por la revista Mendixut. “Se veía la necesidad, había que denunciar esta situación, estos pueblos iban a morir”. Se sumaron al proyecto "Tú eliges, tú decides" de la CAN, pero se lo denegaron, argumentando que no era una empresa. Se consolidaron como sociedad y empezaron a hacer las primeras cosas, por ejemplo, un calendario con las fotografías de los nacidos en los tres valles, pegatinas con el logo inventado, un pen-drive,... En este comienzo también organizaron actividades participativas: los vecinos del Pirineo realizaron una lista con las razones para vivir en el Pirineo y lo publicaron. “La gente participó agusto, defendieron con ímpetu vivir en su pueblo”, pero seguimos observando un problema en la educación, “ en la misma escuela enseñan a las chicas y chicos para irse fuera”.
Nosotros denunciamos que no hay trabajo ni espíritu emprendedor”. La gente de aquí pensamos que es un problema económico y laboral. “por ejemplo en el caso del queso y la madera, no ha evolucionado nada; ningún otro lacteo, ningún otro producto. Sólo han trabajado la madera como materia prima, no le han dado otra salida”.
No es una plataforma cerrada, quien quiera puede formar parte. Por el momento, los que se han animado son de Otsagabia. Pero como dice Rita, “ según vaya creciendo la participación, entonces podremos hacer cosas más grandes”. Hasta ahora no ha sido mucha la financiación que han recibido: dos pequeños mercadillos hechos en Otsagabia, pegatinas, usbs y lo que Tú eliges, tú decides le ha dado a la revista Mendixut. “A veces te ves absurdo, porque no es fácil ir contracorriente”
Dice que la mayoría de pueblos de Salazar se han vuelta pueblos de fin de semana, no le dan verdadera vida y que los veranos son “irreales”. Para Bizirik Gaude la mejor situación sería que todas las puertas de las casas estuviesen abiertas.

Afortunadamente, el movimiento no es siempre en la misma dirección, hay gente que se anima a venir a vivir a los pueblos. El año pasado el matrimonio, Juan Manuel y Maria Cristina compraron una tienda que se vendía en Burgi. Dejaron Iruña y vinieron con sus tres hijos a un pueblo de unos 200 habitantes. “Siempre nos han gustado estos pueblos que guardan la tradición, las costumbres y las fiestas. Si tenemos que elegir entre una ciudad muy poblada o un pueblo, nosotros preferimos lo segundo. Aquí las relaciones son más personales y directas”, cuenta Maria Cristina. Llevan una año en Burgi y Juan Manuel dice, “ es gente muy amable y agradable, estamos muy agusto. Aquí se nota la cercanía de la gente”.
Ainhoa Elizalde Ojer



1 comentario:

udassa dijo...

ze artikulu interesgarria