domingo, 27 de enero de 2019

LA VERDAD DE LAS AULAS

Es obvio que la decisión del Gobierno vasco de presentar públicamente el pasado mes de octubre el proyecto 'Herenegun!', como unidad didáctica dirigida a los alumnos de cuarto de ESO y segundo de Bachillerato para mostrarles la historia de terrorismo y violencia padecida en Euskadi, no fue acertada ni prudente, pues en aquellas fechas el proyecto carecía, como se pudo comprobar a los pocos días, del necesario e imprescindible consenso político y social. La renuncia, anunciada ayer, a poner en marcha la experiencia piloto este curso y aprovechar estos meses para la búsqueda del mayor consenso posible es una decisión acertada por obligada y por prudente, que necesariamente debe ser utilizado este nuevo plazo para reforzar los fundamentos éticos, democráticos y de solidaridad con las víctimas que deben inspirar este programa.

Un proyecto como 'Herenegun!', que tiene como objetivo nuclear la deslegitimación total del terrorismo de ETA y de todas las vulneraciones de los derechos humanos que se han producido en la lucha contra el terrorismo, requiere para su aplicación pacífica en las aulas de un consenso social y político cualificado, sin el cual, a mi juicio, no debería ponerse en marcha. En este caso, la legitimidad exigible no deriva de la «mayoría parlamentaria» exigible a un proyecto de ley normal.

'Herenegun!', como instrumento al servicio de la comunidad educativa, tiene que tener como finalidad contar la verdad. Contar la verdad sobre el terror de ETA, pero también la verdad sobre la crueldad padecida por mucha gente. No es una cuestión de equidistancia, sino sencillamente de ponernos de acuerdo en que la verdad contada a los alumnos/as debe recoger tanto la inmensa crueldad provocada por ETA como, por ejemplo, los asesinatos de Lasa y Zabala llevados en el contexto de la 'guerra sucia', y también las muertes de Arregi y Zabalza a causa de las torturas padecidas.

Esa verdad sobre el terror contada a los alumnos debe recoger con claridad que la violencia de ETA nunca fue la consecuencia inevitable del franquismo, como instrumento imprescindible de lucha contra la dictadura. Nunca en ETA la «lucha armada» fue interiorizada como una 'consecuencia', mucho menos como 'inevitable'. La historia de esta organización nos muestra precisamente que las decisiones sobre la utilización o continuidad de la violencia fueron siempre extremadamente polémicas, causantes de la mayoría de las escisiones. Precisamente una realidad que refuta el juicio de la inevitabilidad de la violencia. La decisión del desistimiento unilateral de 2011 es la prueba irrefutable de que no era imprescindible.

'Herenegun!' no puede permitir que se proyecte, ni siquiera tácitamente, la idea de que la violencia etarra tenía su justificación en el franquismo. La decisión de convertir a ETA en organización armada y mantenerse como tal hasta 2011, haciendo del terror el instrumento nuclear de su 'lucha', fue un error en toda regla, no solo por la vulneración de los principios éticos y democráticos que suponía la utilización de la violencia, especialmente en contra las personas, sino también por la demostrada inutilidad para la consecución de resultados políticos.

Pero 'Herenegun!' tampoco puede permitir que se oculten las graves vulneraciones de derechos humanos que se cometieron con motivo de la lucha contra ETA, ni que se proyecte en nuestras escuelas la idea de que las torturas y otras vulneraciones de derechos eran las 'consecuencias inevitables' de la lucha contraterrorista. No debería de ser difícil ponerse de acuerdo en estas cuestiones elementales, pero cuántas dificultades añadimos entre todos para que todo resulte imposible.

Xabier Gurrutxaga, en El Correo

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