martes, 10 de noviembre de 2015

TRAS LAS ELECCIONES TURCAS, SE INTENSIFICA LA REPRESIÓN EN UN CONTEXTO DE GUERRAS

Tras la victoria electoral del AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), se ha producido una acentuación de la represión contra la prensa. Así, el redactor jefe del semanario Nokta y el director de la publicación han sido encarcelados, el martes 3 de noviembre, tras haber sido inculpados por un tribunal de Estambul de “tentativa de golpe de Estado”. Los dos habían sido detenidos por la policía en Estambul el lunes, tras presentar el último número de la revista en portada el triunfo del partido islamo-conservador AKP en las legislativas como “el comienzo de la guerra civil en Turquía”.

A comienzos de septiembre, la policía había irrumpido en las oficinas del grupo de medios Ipek, considerado cercano al imán Fethullah Gülen. La agencia de prensa gubernamental Dogan afirmaba que la operación “se inscribe en el marco de la investigación por terrorismo contra Fethulla Gülen”. Este último está exiliado en los Estados Unidos desde 1999. Es la principal figura de la oposición, desde 2014, en un terreno político-religioso que Erdogan querría hegemonizar completamente. El movimiento de Gülen, Hezmet (“servicio”), apoyaba desde 2002 al AKP. Hoy es tratado por el gobierno como el “enemigo público número uno”. El lunes 2 de noviembre, el poder ha detenido a policías y funcionarios de alto rango acusados de estar cercanos al imán. Además, el AKP se ha apropiado en la práctica de las cadenas de televisión durante la campaña electoral y ha perseguido a diversos periódicos.

El 3 de noviembre se han lanzado operaciones en 18 provincias del país contra decenas de supuestos sospechosos de un “complot contra el ejército”. A la caída de la tarde del 3 de noviembre, numerosos jueces y procuradores, a menudo ya suspendidos en sus funciones, han sido inculpados de “tentativa de derrocar el gobierno” y “constitución o pertenencia a una organización terrorista armada”. La promesa hecha por el primer ministro Ahmet Davutoglu, la noche de la victoria electoral, de “sembrar semillas de amor” no ha sido mantenida. La represión, iniciada mucho antes de las elecciones, va a reforzarse en la fase presente.

Jóvenes militantes kurdos -que se habían enfrentado con la policía en una serie de ciudades rodeadas y sometidas a bloqueo- han sido detenidos en el sudeste del país por las fuerzas policiales y militares desde la mañana del 3 de noviembre. Además, los bombardeos del ejército turco se han dirigido contra bases consideradas del PKK en el norte de Irak. En las ciudades de Silvan y de Cizre, las fuerzas represivas han matado a cuatro jóvenes militantes.

Mientras tanto, más allá de algunas declaraciones, la Unión Europea negocia con el gobierno Erdogan la contención de 2,2 millones de refugiados en Turquía. El 18 de octubre, Angela Merkel se reunía en Estambul con Erdogan, lo que supone un éxito de la campaña política del AKP. El régimen de Erdogan va a hacer que se valore más “la ayuda que aporta a Europa vigilando mejor a los refugiados sirios”. Esto converge con la orientación de las instituciones europeas y de los diversos gobiernos de poner en pie y financiar hot spots (centros de selección y de registro en las fronteras o más allá de las fronteras). Frente a la política de la Unión Europea, cuya pasada arrogancia es recordada por Erdogan, éste puede intensificar una campaña nacionalista y centrada en la seguridad en nombre de la estabilidad. Además de la “cuestión de los refugiados”, vuelve a plantear su propuesta, frente a los Estados Unidos y la UE, de establecimiento de una zona fronteriza con Siria, en la que serían colocados los refugiados, para hacer fracasar una zona fronteriza controlada por las fuerzas del PKK y del PYD, el brazo sirio del PKK. Las dinámicas de guerra interna y de guerra regional están estrechamente ligadas.

Uraz Aydin, en Sosyalist Demokrasi için Yeniyol (traducido por Faustino Eguberri para Viento Sur)

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