miércoles, 10 de noviembre de 2010

CAMPANAS DE PUEYO

Los amigos del vecindario molesto por los ruidos de las campanas en horario nocturno deseamos manifestar lo siguiente. El nuevo cambio de la maquinaria del reloj de la iglesia no ha hecho sino incrementar las molestias (sobre todo, en verano) a algunos vecinos que vivimos en los alrededores. Pedimos una solución, no va en contra de ninguna creencia ni de la Iglesia. Que una empresa venida de fuera instale la maquinaria del reloj, con una acústica a su gusto y a continuación se vaya sin preocuparse si molesta o no no deja de ser una broma de mal gusto. Pero todavía es peor que feligreses que no viven en Pueyo o que viven en otras zonas del pueblo en las que apenas se oyen las campanas firmen para que se sigan oyendo de noche, cuando no las oyen de ningún modo.

Parar las campanas de las diez de la noche a las ocho de la mañana no perjudica a nadie y, en cambio, beneficia la calidad de vida de los vecinos. No sirve el argumento de que llevan toda la vida sonando de noche, puesto que toda la vida se ha lavado en el río, toda la vida se ha trabajado con los animales en el campo, toda la vida se ha tirado las aguas sucias a la calle... Hoy en día hay otros ritmos de vida. Si a alguien le gusta oír las campanas por la noche puede ponerse un reloj de cuco o un reloj de pared en su casa y disfrutar por la noche de su sonido.

Hay unos valores solidarios que siempre han funcionado en este pueblo. Que alguien malintencionado quiera impedir que el vecindario pueda conciliar el sueño, por mantener una costumbre fuera de uso en el tiempo, es lamentable. No debemos olvidar que algunos vecinos hemos colaborado en el auzolan del atrio y hemos acompañado a la difunta Elena Lera a dar cuerda al reloj antiguo. Queremos recordar también, entre otras cosas, que la última inversión municipal en las obras de la iglesia ha sido costeada por todos los empadronados en el pueblo, así pues todos los vecinos deberían tener la misma consideración.

Sin ánimo de polémicas, pero con ánimos renovados, reiteramos nuestra petición de parar las campanas del reloj de la iglesia durante la noche y reclamamos a los amigos de las campanas coherencia con sus creencias y sentido común en la convivencia vecinal, a la vez que agradecemos al Ayuntamiento su interés y disposición en este asunto. Por ejemplo, en Pamplona las campanas cesan de diez a ocho y no son pocas las sentencias que avalan nuestra postura, la última la del cercano valle de Elorz.

Nos hubiera gustado que quienes han impulsado esta recogida de firmas hubieran invertido los mismos esfuerzos por mantener la ermita de Santiago sin un monstruo de antena dentro, o hubieran defendido el patrimonio del pueblo, cuando el Arzobispado la inmatriculó a su nombre dando un portazo en la cara a la esforzada junta parroquial.

Amigos del vecindario afectado (en Diario de Noticias)

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