Son socios electorales en Madrid. Durante años compartieron siglas y una misma base electoral que tradicionalmente ha respondido a la lógica de ‘en Madrid al PP y en Navarra a UPN’. Pero las relaciones entre ambos partidos nunca han sido buenas desde la refundación formal del PPN en 2008. Al menos en el ámbito personal. Desde entonces, han compartido campañas electorales, fotos y abrazos. Pero más por obligación que por convicción. Y las diferencias ya no se ocultan. A un año de las elecciones forales, con Ciudadanos amenazando el nicho de ambos partidos y con las perspectivas electorales a la baja, la tensión interna acumulada ha salido a la luz pública.
El último enfrentamiento tuvo lugar el pasado lunes en la red social Facebook. La presidenta del PP, Ana Beltrán, colgó el artículo que ese día le habían publicado en el diario El Mundo bajo el título Navarra en alerta roja. Un escrito en el que la líder popular repite sus habituales sofismas sobre la “anexión” a Euskadi, la “batasunización de Navarra” o la “imposición” del euskera, y que compartía con los usuarios de la red social. El resultado sin embargo no ha sido el esperado.
La chispa la enciende una exmiembro del consejo político de UPN, que afirma que los regionalistas son “el único voto útil, si no, Navarra acabará en el País Vasco”. Al comentario responden varios cargos y militantes del PPN, como la delegada del Gobierno, Carmen Alba, que señala que el PP “puede defender Navarra y a los navarros en todos los ámbitos mucho mejor que otros”. O Elena Samaniego, presidenta de la junta local del PP en Pamplona, quien destaca la oposición “valiente y sin complejos” de Beltrán que “llama a las cosas por su nombre”. “A otros con 15 escaños ni se les oye”, apunta.
Sin embargo, es la vicesecretaria de acción política y comunicación, Amaya Zarranz, quien hace la crítica más dura a UPN. “De aquellos barros estos lodos. Quien ha llevado a la deriva a Navarra ha sido UPN y sus políticas estos años, de permisividad con el euskera (y fomento), de concesiones a ikastolas al no inspeccionar lo que se estudiaba en ellas, de dilapidar dinero público en cosas como el Pabellón Arena”, argumenta la responsable popular, que defiende que “la única oposición firme, valiente y sin complejos” es la de su partido.
El comentario molesta en UPN, cuyos dirigentes salen en tromba. “Qué poca vergüenza, Amaya. ¿Con lo que tenéis en vuestra casa y te atreves a decir esto”, responde en primer lugar Cristina López, la responsable de comunicación de UPN. “Hay que estar mal de expectativas electorales. Como siga así el PP acabará como UCD”, replica el parlamentario Sergio Sayas. “No es muy coherente ir de adalid de la oposición contra el nacionalismo vasco en Navarra y darle todo al PNV para que aprueben el presupuesto”, añade Ángel Ansa, vicesecretario de Programas de UPN.
A partir de ahí se cruzan los reproches. Los regionalistas señalan que el PP es un partido que “apesta a corrupción”, mientras que los populares responden que al menos ellos pueden opinar en el foro de Ana Beltrán, porque en el de Javier Esparza se “censuran” y se “borran” los comentarios críticos. La disputa incluso salta Facebook y llega a Twitter, donde el diputado de UPN, Íñigo Alli, califica de “intolerable” el mensaje de la vicesecretaria popular y advierte en Madrid sobre la actitud del PP en Navarra.
La polémica ha sido tal que se ha extendido con rapidez entre los responsables de UPN y PP. En uno y otro partido la mayoría han cerrado filas con las siglas, dando la razón a los propios y criticando al rival. Aunque también ha habido voces claramente discordantes que no han ocultado su rechazo a algunas de las actitudes mostradas. Finalmente, los mensajes más polémicos han sido eliminados, entre ellos el inicial de Zarranz, y se mantienen los que hacen referencia a una necesaria unidad de la derecha para hacer frente a la mayoría que Gobierna la Comunidad.
El episodio, no obstante, revela la tensión interna que viven ambos partidos, y que previsiblemente irá a más en los próximos meses. De momento, UPN ha elevado el tono en Madrid, marcando distancias con el PP y amenazando incluso con rechazar los presupuestos del Estado. Un escenario que pocos toman en serio en el PP, donde dan por garantizado el apoyo a las cuentas de Rajoy. Pero supone una muestra de que UPN va a buscar un alejamiento del PP para intentar facilitar así un reencuentro con el PSN.
El equilibrio sin embargo no es fácil. El PP, con apenas dos escaños, ha optado por arremeter con todo contra el Gobierno, especialmente en el ámbito lingüístico. Duros ataques al euskera y a un supuesto plan oculto para acabar integrando Navarra en Euskadi, lo que Beltrán ha resumido como “batasunización”. Expresiones exageradas y muchas veces sustentadas sobre afirmaciones falsas, pero que han tenido buena acogida en una base social que se ha radicalizado en la oposición, y que muestra ya sin complejos su rechazo a la cultura vasquista con la que se identifica una parte muy importante de la sociedad navarra. Este discurso ha acabado arrastrando a UPN y a su presidente, Javier Esparza, que copia prácticamente de forma literal todas las iniciativas que registra Beltrán en este ámbito para evitar que la líder del PP capitalice su espacio político.
El choque de trenes es cada vez más visible porque los populares necesitan dejarse ver para sobrevivir en un escenario en el que algunas encuestas les dejan sin representación. Mientras que los regionalistas tratan de evitar un descalabro que les deje sin opciones de Gobierno en 2019. Todo, mientras Ciudadanos aguarda en silencio su oportunidad en medio de un debate centrado en un inexistente riesgo anexionista que está sirviendo para blanquear el antiforalismo del partido de Rivera, allanándole el terreno para su irrupción en Navarra.
Ibai Fernández, en Diario de Noticias
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