Aunque es la derecha política y mediática la que califica de “Gobierno Frankenstein” al ejecutivo que preside Pedro Sánchez, conviene no olvidar que quien creó esa denominación fueron Rubalcaba y la parte “sistémica” del PSOE a la que Sánchez tuvo que derrotar en su “larga marcha” a la Secretaría General.
La guerra mediática se ha desatado contra Sánchez sin ni siquiera pisar La Moncloa, anunciando un Apocalipsis económico y territorial para España. Pero, ¿qué posibilidades tiene la izquierda y el progresismo institucional -la socialdemocracia, sin ir más lejos- en esta Europa postcrisis, y más en concreto en España, si no pacta con las partes de la izquierda más críticas con el sistema y con las otras formas de ver el “modelo territorial”?
Muy poquitas, desde luego. Con los mordiscos sufridos de C´s por un lado y de Podemos por otro, Sánchez no puede aspirar a gobernar si no llega a pactar con las fuerzas que se encuentran más allá de las líneas rojas que esa parte más sistémica del PSOE le marcó hace sólo 2 años y que impidieron su investidura. El ambiente irrespirable que la sentencia Gürtel ha impregnado al gobierno del PP ha sido determinante para que el PSOE viera más problemas en no presentar su moción de censura que en presentarla, y que el resto de partidos progresistas y de izquierda no pudieran contemplar otra posibilidad que apoyar a este “Gobierno Frankenstein”.
¿Es original, resulta incierto por inédito este tipo de gobierno multipartito? Pues no; en esto Navarra tenemos experiencia. En el Estado Español las mayorías parlamentarias determinan la elección de la Presidencia. Ahí adquiere su legitimidad, y así lo entendimos en Navarra.
En el debate de la moción de censura, el diputado I. Alli se encargó de recordar a P. Sánchez que “UPN pudo gobernar 23 años por la colaboración del PSN-PSOE”. Efectivamente, en Navarra hemos tenido prácticamente siempre una mayoría social progresista que no se podía articular en nuestro Parlamento por la existencia de “líneas rojas” para implementarla, a no ser que la Presidencia recayera en un socialista, como fueron los casos de Urralburu y Otano. La abrupta caída de estos presidentes y la trampa del “que vienen los vascos” permitió a la derecha navarra diseñar y construir aquella “Navarra de los quesitos” que acabó asimilando a una parte significativa de la dirección socialista post-Gestora. Porque aquí el “sistema” –el mismo que a Ud. no le quiere, Sr. Sánchez- devino en el llamado y perfectamente documentado “Corralito Foral”.
El precedente del Agostazo de 2007 impidiendo una mayoría progresista entre socialistas y Nafarroa Bai, señaló el camino a quienes en Navarra deseábamos construir el Cambio que acabara con el excluyente Corralito Foral de esos 23 años que reclama UPN. Todos aprendimos: Para lograr el cambio se necesitaba que hubiera una mayoría progresista de 26 escaños y que el PSN/PSOE fuera irrelevante para que no provocara otro Agostazo.
Sucedió en 2015, Sr. Sánchez, y en Navarra constituimos el primer “Gobierno Frankenstein”, que la Presidenta Barkos denominó como Gobierno “del Cambio tranquilo, posible e integrador”. La mayoría pudo ser de 33, pero el PSN no quiso. Y los mismos que ahora anuncian el Apocalipsis para España con usted, lo hicieron para Navarra con el Gobierno que preside U. Barkos. Y hablaban del Gobierno Barkos como de “un peligro para la integridad española que emula al procés y una alianza con los filoetarras”. El PSN/PSOE ha pretendido ser más suave y nos ha tildado de “gobierno identitario”.
Ninguno de todos ellos, dentro y –sobre todo- fuera de Navarra, ha querido aceptar que el Gobierno de Barkos ha sido capaz de equilibrar cuentas, aumentar la inversión social y profundizar en un Estado del Bienestar inclusivo, mejorar todos los índices macroeconómicos, negociar mejor el Convenio Económico de Navarra y dejar en evidencia al Corralito Foral y su herencia sistémica: déficit, deuda, tesorería a 0 y la desaparición de la CAN.
Hemos de reconocer, Sr. Sánchez, que usted suscitó simpatías por estos lares cuando se atrevió a intentar algo diferente. Enfrentado al Sistema, incluso a la parte sistémica del PSOE, alcanzó contra todos ellos la Secretaría General. Es un secreto a voces que los más característicos representantes del socialismo sistémico navarro no le apoyaban, aunque sí ganó usted en las bases de su partido.
No ha pasado desapercibida en Navarra su contestación a la increpación del diputado de UPN, comprometiéndose usted a no volver a apoyar un gobierno de la derecha en Navarra. Un esperanzador anuncio, Sr. Sánchez, tan solo 2 semanas después de que, en la Comisión que investiga la desaparición de la CAN, el portavoz del PSN sonrojara también a muchos socialistas cuando fue la mejor alfombra sistémica para el lucimiento de D. Enrique Goñi, exdirector de la CAN.
Tampoco ha pasado desapercibido que María Chivite terminase por no acudir a una manifestación a la que llamó a participar, y para la que incluso puso su imagen en anuncios pagados por el PSN en un medio digital no caracterizado precisamente por su progresismo. No olvide, Sr. Sánchez, que usted recibió el No de todos los convocantes de esa manifestación, y el Sí de todos los diputados de las formaciones del cuatripartito navarro. Para más INRI, el navarro de su Ejecutiva Federal aclaró que precisamente “el PNV era el socio preferente del gobierno de Pedro Sánchez”.
¡Ánimo Sr. Sánchez! La moneda de su gobierno está en el aire, pero desde Navarra le decimos que está ante una gran oportunidad para toda la ciudadanía. Tiene el apoyo parlamentario de la mayoría, la esperanza de una mayoría social progresista y las expectativas de un modelo territorial más equilibrado y alejado de la España Uniforme. Va a necesitar empecinamiento en el diálogo y empatía -algo que Ud. viene demostrando-, pero permítanos que le señalemos especialmente la ejecutoria del Gobierno Barkos, que demuestra que “sí se puede”. Sin miedo, sin prisa, sin pausa, pero transformando.
Reiteramos lo que hemos dicho en el Parlamento en numerosas ocasiones: Desde Geroa Bai aspiramos a construir una nueva centralidad política para Navarra diferente a la que construyó UPN y su Navarra de los quesitos; una nueva centralidad de mayoría social progresista e integradora de los diferentes sentimientos identitarios, en la que quepan las diferentes maneras de vivir la navarridad. Una nueva centralidad en la que también deberían estar los y las socialistas de Navarra.
Terminamos coincidiendo con la despedida de M. Rajoy. Le deseamos toda la suerte del mundo para su gobierno. Y ojalá que su “gobierno Frankenstein” de España responda a las expectativas y la ilusión que ha generado, tal y como lo está haciendo el Gobierno de U. Barkos en Navarra.
Koldo Martínez, Jabi Arakama, Patxi Leuza, Virginia Alemán, Esther Cremaes, Ana Ansa, Mikel Armendáriz y Joseba Orduña (miembros de Zabaltzen, asociación integrada en Geroa Bai)
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