" Vuestra majestad, Excelencias, señores y señoras, hombres y mujeres congoleses..., ningún congolés digno de ese nombre podrá olvidar jamás que fue mediante la lucha que ganamos la independencia, con una continua y prolongada, ardiente e idealista lucha, en la que no ahorramos nuestra fuerza ni nuestras privaciones, nuestros sentimientos, ni nuestra sangre..., fue una lucha nobel y justa, absolutamente necesaria para acabar con la infamante esclavitud que nos fue impuesta por la fuerza... Este fue nuestro destino durante los ochenta años de gobierno colonial... conocimos la burla, los insultos, los golpes, sometidos mañana, tarde y noche, porque éramos negros... conocimos el atroz sufrimiento de los encarcelados... ¿Quién olvidara los ahorcamientos o las escuadras incendiarias?... Enseñaremos al mundo lo que el negro puede hacer cuando trabaja en libertad, y convertiremos al Congo en el centro de África... ¡Viva el Congo Independiente y Soberano!" (Este vibrante y valiente discurso de Patrice Lumumba, ante el rey Balduino de Bélgica y alarmante para los intereses de las potencias occidentales selló el futuro letal del líder congoleño. 30 de julio de 1960).
Hoy hacen 57 años del magnicidio neocolonial. En la noche del 17 de enero de 1961, después de varios días de malos tratos y torturas, Patrice Lumuba, el electo primer jefe del Gobierno de la República Democrática del Congo, fue fusilado en el patio de una pequeña y aislada casa de la región de Katanga. Agentes de los servicios secretos belgas y de la CIA estadounidense introduejron el cadáver de Patrice Lumumba en un barril de ácido y lo hicieron desaparecer, encaminándose el Congo hacia una de las peores dictaduras africanas del siglo XX.
En 1958, Patrice Lumumba orientó su lucha política por la independencia y la descolonización del Congo por la imposibilidad de una acción social real que fuera permitida las autoridades coloniales belgas y fundo el Movimiento Nacional Congolés, con el fin de lograr un Estado independiente y laico, que ayudara a superar las diferencias tribales y así crear un sentimiento nacional. Buscando una descolonización total de la metrópolis de Bruselas y así erradicar tanto el ultraje como el expolio, que durante siglos, había sufrido el continente africano.
Tras la independencia de la metróplis belga, en 1960, hubo elecciones y Patricio Lumumba llegó a la presidencia del país con un programa nacionalista, anticolonial y de izquierdas. Pero Bélgica la potencia colonial no estaba dispuesta a irse sin dejarlo todo bien atado y las maniobras desestabilizadoras no tardaron en asomar, con el apoyo directo de los EEUU, lo que dio lugar a que apareciesen conflictos con pronunciamientos militares, ataques a la población blanca y disturbios generalizados. Aparte de dejar Bélgica un "regalito", pues entre las condiciones de la metrópoli para la independencia a la República Democrática del Congo, ésta debía asumir la deuda belga en su territorio, con lo que el nuevo estado nacía fuertemente endeudado, lo que causó un calamitoso naufragio de la economía congoleña; a la vez que Bélgica, calculadamente, retiraba todos sus efectivos de sanidad, educación y administración inopinadamente, sin que se hubiera podido establecer un necesario reemplazo. También, Bélgica y los EEUU apoyaron la aventura secesionista de Katanga con el fin de controlar las importantísimas y muy ricas minas que se encontraban allí, siendo la región más rica en minerales del todo país.
Esta región minera autoproclamó su independencia, y Patrice Lumumba denunció esta maniobra provocada por el gobierno belga para defender sus intereses en los yacimientos que se explotaban en la región. Patrice Lumumba pidió ayuda y amparo a la ONU que envió un escaso y testimonial contingente de cascos azules que nada podían hacer, por lo que pidió ayuda a la URSS, que envió asesores y agentes militares al Congo. Este paso ocasionó que los intereses occidentales se sintieran seriamente amenazados. Patrice Lumumba, sin saberlo, acababa de firmar su sentencia de muerte.
"A los colonialistas no les importa para nada África, sólo su propio bien. Se sienten atraídos por las riquezas de África y sus acciones están guiadas por el deseo de preservar sus intereses en África contra la voluntad del pueblo africano. Para los colonialistas, todos los medios son buenos si les ayudan a poseer esas riquezas (...) La independencia política no tiene sentido si no va acompañada de una independencia económica y desarrollo social. (...) Sabemos que África no es ni francesa, ni inglesa, ni estadounidense, ni rusa, África es africana. Sabemos cuáles son los objetivos de Occidente. Ayer nos dividieron en tribus, clanes y aldeas,... Quieren crear bloques antagónicas, satélites,... " (Discurso pronunciado en la apertura de la Conferencia Panafricano en Leopoldville en agosto de 1960).
Ante todo esto, y dos meses después de la independencia del Congo, y en el mismo mes de agosto de 1960, EEUU preparaba una respuesta. El presidente de los EEUU, Eisenhower, ordenó eliminarlo, enviando al agente de la CIA Frank Carlucci, que había sido designado subsecretario de la Embajada estadounidense en Leopoldville, y que posteriormente ocupó el puesto de secretario de Defensa en la administración estadounidense Ronald Reagan.
Un golpe de Estado militar derrocó a Patrice Lumumba en septiembre de 1961.
El 1 de diciembre de 1960 fue detenido por las tropas de Mobutu en Puerto Francqui y trasladado a Katanga el 17 de enero de 1961. Ese mismo día Tshombe, presidente de Katanga, dos de sus ministros y cuatro oficiales belgas, asistieron al fusilamiento de Patrice Lumumba y dos de sus ministros, Maurice Mpolo y José Okito. El cadáver de Patrice Lumumba fue disuelto en ácido y sus restos esparcidos para que no fueran reconocidos. Las torturas a las que fue sometido se hicieron bajo la presencia de soldados belgas y el pelotón de ejecución fue dirigido por un oficial belga.
La ejecución de Patrice Lumumba supuso una gran conmoción en el Congo, y pasados los años, en 1966, el general Mobutu y presidente del país y también uno de los responsables de su asesinato, tuvo que rehabilitar su figura y nombrarlo héroe nacional.
En noviembre de 2001, el parlamento de Bélgica reconocería la responsabilidad de su Estado en la muerte de Patrice Lumumba, pero de un modo vago, negándose a investigar en profundidad y a reparar a los familiares. Y medio siglo después, las autoridades estadounidenses reconocieron su participación en el golpe de Estado y en el posterior asesinato del líder congoleño.
Todo esto refleja y es un ejemplo del imperialismo y el neocolinalismo de las potencias occidentales que siempre han pretendido manejar a África a su antojo. La muerte de Patrice Lumumba fue un ejemplo de resistencia y valentía frente a los poderes extranjeros y ha servido de inspiración a muchos africanos y pasó a convertirse, de inmediato, en un héroe y un mártir venerado de la descolonización.
Su figura y su sacrificio le valieron convertirse en un mito, en una suerte de Che Guevara para los africanos. Grupos de liberación nacional de países africanos se autodenominaron sus sucesores y la URSS bautizó con su nombre la universidad internacional que acogía a los estudiantes de los países amigos.En occidente, el nombre de "Lumumba" se le dio a un popular combinado a base de leche chocolatada y brandy.
Sus asesinos nunca fueron castigados; y en Bruselas no hay ni siquiera una calle que honre la memoria de Patrice Lumumba con su nombre. Pero sí hay en una de las principales avenidas de la ciudad, una colosal estatua ecuestre de Leopoldo II el responsable de la carnicería que supuso el macrogenocidio de cargarse a más del 20% de la población del fértil, inexpugnable e increíble país que hoy conocemos como el Congo.
"Ninguna brutalidad, maltrato o tortura me ha doblegado porque prefiero morir con la cabeza alta, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washsington o la ONU, sino la de los países emancipados del colonialismo y de sus títeres." (Extracto de la carta escrita por Patrice Lumumba a su esposa e hijos, pocos días antes de su ejecución).
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