Todos los hitos que supusieron 2004, 2007, 2011 y 2015 en la visualización institucional de la mayoría social navarra, más progresista y plural que las élites que mandaban en Navarra, toca ahora seguir haciendo historia y construir lo que hemos dado en llamar Segunda Transición.
“Navarra nunca será la misma. Ofrecemos toda nuestra colaboración para impulsar un gobierno de mayoría progresista y abiertamente pluralista que aproveche las iniciativas puestas en marcha por el Gobierno del cambio”.
Esta frase de Uxue Barkos la misma noche electoral del 26M lo deja claro: el capital humano y social del Gobierno del cambio no puede quedarse en una legislatura. Por encima de visiones tácticas, Uxue Barkos y Geroa Bai proclamaban que correspondía al PSN y a María Chivite intentar la investidura como fuerza progresista más votada. Algo que, por cierto, hace de Uxue Barkos la primera presidenta que impulsa un nuevo gobierno que sea presidido por una persona de otra formación política. Eso también es hacer historia.
Para concretar esas intenciones, tanto PSN como Geroa Bai debíamos vencer años de agravios y desconfianzas mutuas, tejidas en tantos años del corralito foral. Recordar aquellos sueños de nuestros mayores, que nos hablaban del necesario entendimiento del nacionalismo y la izquierda vasquista con el PSOE, comprometernos con la mayoría social progresista para ser capaces de gobernar para todos y todas. Para que fuera el Parlamento de Navarra, y no despachos fácticos de Madrid y Pamplona, quien eligiera a su presidenta. Para negociar un programa de Gobierno que recogiera las iniciativas de progreso del Gobierno del cambio y apostase radicalmente por el pluralismo.
¡Teníamos que ser fieles a la historia que estábamos escribiendo! El objetivo era crear un gobierno al que no le costara elegir sus prioridades sociales desde la izquierda y el progresismo, pero que asumiese decididamente el reto pluralista de llevar a las instituciones navarras la convivencia de identidades que se da de manera natural en nuestras calles.
Eso es el Acuerdo Programático de 2019 y el gobierno de coalición que preside María Chivite: la mejor opción coherente con lo que han expresado las urnas en mayo de 2019. Pero, no lo olvidemos, este gobierno no sería posible sin la ejecutoria del Gobierno de Uxue Barkos. Así lo reconoce la propia presidenta Chivite: “Estamos ante un acuerdo entre la izquierda y el nacionalismo que no es nuevo ni en España ni en Navarra, y se ha demostrado eficaz cuando los actores se sitúan en la centralidad política. Centralidad que refleja la pluralidad pero que sabe dejar a un lado las diferencias, legítimas en democracia, para anteponer cuestiones de calado progresista que responden a una sensibilidad social mayoritaria”. “Este es un gobierno que aprovechará las iniciativas puestas en marcha por el gobierno anterior”.
Efectivamente, el actual es un gobierno que debe aprovechar la herencia recibida del gobierno anterior en materia de equilibrio de las cuentas, y que debería aprovechar las iniciativas puestas en marcha en materia de equidad y desarrollo económico social. Este Gobierno se encuentra en las mejores condiciones para que Navarra sea el mejor ejemplo de equilibrio territorial, haciendo así también un reconocido homenaje a tantas personas anónimas que se dejan la vida en nuestros ayuntamientos y concejos. Porque Navarra tiene a la mitad de la población en Pamplona y su Comarca… y a la otra mitad en el resto del territorio. Tenemos que llevar el Gobierno de Navarra a su territorio;integrar lo urbano con un mundo rural vivo;integrar modelos económicos y culturales distintos con un sentimiento común en la Montaña, la Zona Media y la Ribera. ¡Estamos a tiempo!
Geroa Bai, testigos de la lealtad que hubo entre las 4 fuerzas en 2015, vamos a defender la misma lealtad en este gobierno, sabiendo que cada gobierno tiene su propia personalidad. Mientras al Gobierno Barkos le tocó interpretar la ruptura con la Navarra fáctica con su cambio sereno al tiempo que profundo, al Gobierno Chivite le toca consolidar esta Segunda Transición. Y en ese camino a Geroa Bai le toca trabajar a diario por la coherencia entre ambos gobiernos.
Somos conscientes de que esta convivencia en el mismo gobierno de las diferentes maneras de sentir la navarridad va a encontrar naturales diferencias que superaremos desde el debate, el respeto y el consenso;como se hace en la calle. Pero en este camino encontraremos a diario piedras lanzadas por las incansables élites sistémicas que aspiran a recuperar su Navarra. Para superarlas necesitaremos valentía, firmeza y generosidad. Y Geroa Bai ha demostrado tenerlas y ejercerlas.
Siempre lo dijimos: Geroa Bai hubiera deseado en 2015 integrar una mayoría parlamentaria progresista de 33, pero no fue posible. Hubiéramos deseado en 2019 integrar una mayoría parlamentaria de 30, y sólo ha sido posible para la elección de Unai Hualde como presidente del Parlamento. Superando pasados, Geroa Bai debe empeñarse en favor del entendimiento de las diferentes izquierdas parlamentarias para dotar del máximo de estabilidad a esta apuesta por consolidar en Navarra esta Segunda Transición. Para sustituir el enfrentamiento por el debate y el antagonismo de identidades por la confrontación democrática de ideas.
Para ello tenemos un gran grupo parlamentario, y nuestra portavoz tiene el pedigrí de haber sabido entenderse y pactar;tanto ahora con la izquierda que quedó fuera de la mayoría en 2015 (PSN), como entonces con la izquierda que ahora ha quedado fuera del acuerdo de gobierno (EH Bildu).
Este es el reto y el momento de seguir haciendo historia, construyendo futuro para la Navarra de todas y todos.
Koldo Martínez, Esther Cremaes, Ana Ansa, Jabi Arakama, Juana García, Pello Salaburu, miembros de Zabaltzen, asociación integrada en Geroa Bai
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