El día 18 de septiembre, la parte en euskera de un cartel colocado a la entrada de Villafranca en el que se leía “Villafranca no tolera las agresiones sexistas. Alesbesek ez du eraso sexistarik onartzen”, fue sustituido por esta leyenda “Villafranca no olvida (a) los asesinatos de ETA”.
Semejante hazaña fue elogiada por Daniel Cuesta, edil en Berriozar por Navarra Suma, añadiendo en su twiter que agradecía “el detalle” a la alcaldesa de Villafranca, de UPN,lo que colocaba a esta en un mal lugar, dando a entender que aquella era la autora intelectual del hecho. De hecho, la gesta sentó tan bien en las huestes de Esparza que tal bravuconería sería recibida por un aluvión de “me gusta” en las redes oficiales de Navarra Suma.Por cierto, y esto lo digo solo de pasada,existe cierto sector villafranqués que, extrañado de que alcaldía no reaccionara al momento contra esta agresión, está esperando sentado la condena del atentado por parte de la presidente de la corporación municipal.
Cuando leí la noticia, me extrañó mucho que quien eliminó la frase en euskera no se hubiese llevado por delante el letrero entero y, a continuación, arrojarlo a las aguas del río Aragón.
Lo digo por una razón.Navarra Suma, UPN mucho antes, comulgan del mismo planteamiento que el del cardenal Cañizares, aquel que, en tiempos no lejanos, pedía a los católicos que desobedecieran aquellas leyes que considerasen injustas “basadas en la ideología más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia, que es la ideología de género". Amén.
En cuanto al texto usurpador, “Villafranca no olvida a los asesinatos de ETA”, ¿qué decir? Nada que no sepa el lector.Todo el mundo comprende su significado, pero no lo interpreta del mismo modo. ¿Villafranca no olvida los asesinatos de ETA? No lo afirmaría de forma tan contundente, porque ¿acaso es así?Ni una estadística del CIS sería capaz de aclarar este entuerto.
En fin. Daré por buena la generalización que se oculta en toda Villafranca y aceptemos dicha hipérbole, a saber, que toda la población en bloque hace ejercicios de memoria para recordar las víctimas de ETA. Opino, sin embargo, que, dada la proximidad de estos asesinatos en el tiempo y en el espacio -ninguno de ellos perpetrado en Villafranca-, han caído en el saco roto del olvido. Pero nadie, excepto las derechas, utilizan esas víctimas para ordeñar sus réditos políticos, como es el caso de ese valiente destrozaletreros anónimo y de quienes le aplauden, caso deNavarra Suma, en general, y de Esparza, en particular.
Claro que, si el objetivo de semejante heroicidad fue la de ejercitar la memoria contra la barbarie y la crueldad, algo digno de alabanza, estaría bien que quien realizó esta valiente chapuza ideológica, volviera sobre sus pasos y escribiera en otro letrero en castellano estas palabras “Villafranca no olvida los asesinatos de 1936”.
Pues siempre me ha parecido higiénico que Villafranca no olvide nunca los capítulos de barbarie y de crueldad sufridos por su población a lo largo de la historia y que solo han traído tristeza a las familias.Y si es cuestión de ejercitar la memoria,bien estaría estampar un letrero que dijera: “Villafranca no olvida los 40 asesinados por falangistas y carlistas en 1936”.
¿Que cómo reaccionaría la falange militante de UPN ante semejante proclama? Si alguna asignatura pendiente tiene este partido, lo es con la memoria de ese trágico 1936. No quieren oír hablar de ese capítulo ni en pintura. De ahí que, cuando se trata de recordar la responsabilidad criminal de sus antepasados, ya conocemos en qué excusa se refugiarán: “hay que pasar página y no revolver en el pasado, pues no conduce a nada”.
Demos por bueno que revolver la mierda del pasado no conduce a nada. Un fascista escritor, como Céline, estaría de acuerdo con ese dictamen. Pero, ¿por qué, entonces, esa maniquea comprensión y uso torticero de la memoria? ¿Por qué no olvidar los asesinatos de ETA es un deber ético y recuperar la memoria de los asesinados en 1936 no lo es?
Víctor Moreno Bayona
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