Los parlamentarios de Geroa Bai Koldo Martínez y Rafa Eraso demostraron anteayer en Tudela que las políticas del Gobierno del cambio respecto a La Ribera dejan atrás al postureo de los ejecutivos de UPN, cuya mayor labor era integrar en sus filas a silentes dirigentes dirigentes riberos que callaban ante el decaimiento de la antigua Merindad de Tudela. Cierto es que UPN hoy en día sigue con su obsesivo discurso identitario, que contrasta con las verdades que se atisban a través de los datos objetivos:
1- Se ha aumentado el presupuesto de salud para la comarca en ni más ni menos que un 36%. También se ha evitado el desmantelamiento iniciado bajo el Gobierno de UPN del Hospital Reina Sofía. Esto no tiene nada que ver con el euskera.
2- El descenso del paro en La Ribera ha caído un 12% en el último año, dos puntos por encima de la media navarra y cuatro por encima de la estatal. Esto no tiene nada que ver con el euskera.
3- Se ha aumentado en un 64% el dinero en financiar los Servicios Sociales riberos. Esto no tiene nada que ver con el euskera.
4- Ha crecido en más de un 300% el empleo social protegido en La Ribera. Esto no tiene nada que ver con el euskera.
5- SODENA ha apoyado proyectos de empresas riberas como Vectia, Jofemar, Dynamobel y Segura Taylor. Esto no tiene nada que ver con el euskera.
6- El departamento de Educación de Gobierno de Navarra ha apoyado la construcción de un instituto de ESO en Castejón, la ampliación del de Cintruénigo y la proyección para que Ribaforada, Fustiñana y Cabanillas cuenten con uno propio en 2019. Esto no tiene nada que ver con el euskera.
7- El 35% de la financiación para PYMES va a manos de empresas riberas, dato que sigue en crecimiento.
Y esto tampoco nada tiene que ver con el euskera, lengua que algunos intentan utilizar como munición maliciosa, síntoma del bandazo de la derecha autoproclamada navarrista: en apenas 80 años han pasado de defender la cultura vasca como propia y el Estatuto vasco-navarro, amén de presentarse a las elecciones del brazo con el PNV, a convertirse en una folclórica sucursal madrileña vascófoba que exhibe con orgullo el el título de regionalista, eufemismo hallado por la derecha española para que diversas filiales no se tengan que avergonzar de la falta de interés hacia la rojigualda que existe en muchos antiguos Estados conquistados por las armas por Castilla.
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