En los últimos años la mayoría de las Mancomunidades y muchos Ayuntamientos han adquirido lotes de vasos reutilizables para su préstamo en fiestas y otros eventos. De esta forma se está consiguiendo una concienciación ambiental y una importante reducción de la basura que generan los vasos desechables o de un solo uso.
En Pamplona el sistema, que es similar a otros sitios, consiste en que el Ayuntamiento pone vasos reutilizables gratuitamente a disposición de colectivos y asociaciones sin ánimo de lucro que organicen eventos. Estas entidades deberán cobrar un euro por cada vaso a las personas usuarias, y reintegrarlo con su devolución. Lo recaudado con los vasos que no se devuelven es entregado al Ayuntamiento, que empleará ese dinero para abonar el transporte y limpieza de los vasos, la reposición de vasos extraviados y la adquisición de nuevos.
Ya hay un movimiento creciente de personas en todo el mundo que están apostando por un estilo de vida libre de plásticos de un solo uso. Hace unas semanas Greenpeace inició una interesante campaña para reducir el plástico en el embalaje de los alimentos y también hemos conocido que el Ayuntamiento de Pamplona y las Comisiones de Fiestas de los barrios van a suscribir convenios para la extensión del vaso reutilizable a todas las fiestas.
Sin embargo, ¡qué contrasentido!, en la fiesta que la Carpa Universitaria celebró recientemente, la reutilización brilló por su ausencia. Hablamos tal vez del 2º evento de carácter privado más grande celebrado en Navarra, tras el Oinez. Desde el año 2011, como dice la web de la Carpa, la Comisión organizadora de la misma pone en circulación un vaso reutilizable de medio litro: “El día del evento en cada una de las barras os venderán un vaso reutilizable por 1€ con vuestra primera consumición, así luego podréis utilizarlo en cualquier barra para seguir pidiendo (…) Con esta medida conseguimos hacerle un favor al medio ambiente y generar un 75% menos de residuo plástico”.
La triste realidad es que al final de las consumiciones en ningún sitio de la Carpa había posibilidad de entregar los vasos para su reutilización, ni de recuperar el euro pagado por el mismo. Algunos vasos recogidos por los usuarios amplían su colección privada. Otros acaban abandonados en el medio ambiente y la gran mayoría terminan en el contenedor amarillo, si han tenido suerte o en el vertedero de Góngora.
Ese comportamiento de la Comisión de la Carpa y de otras entidades organizadoras de txoznas festivas, supone un engaño a las personas participantes y a la sociedad, porque no solo no beneficia al medio ambiente sino que lo perjudica. Hay que tener en cuenta que el vaso reutilizable puede ser lavado y utilizado más de 20 ó 30 veces, según su calidad. Con dos ediciones anuales de la Carpa (primavera y otoño) se podrían utilizar teóricamente los mismos vasos al menos durante 10 años. Por otra parte, el vaso reutilizable sólo contribuye a reducir el consumo de materias primas y energía a partir del 5º uso del mismo, ya que comparado con el vaso desechable pesa y cuesta entre 5 y 6 veces más.
Así que el impacto medioambiental de la Carpa, acumulativo desde el año 2011, es escandaloso: Se siguen fabricando miles y miles de vasos reutilizables, con un coste de producción mayor que el de los desechables, y que como no se reutilizan, producen un enorme daño contaminante, con costes de recuperación medioambiental mucho mayores que los relativos al vaso desechable.
Con este comportamiento impuesto por la Comisión de la Carpa y la empresa organizadora ESITECNA ZERO S.L., se está además enviando a la sociedad navarra un mensaje contrario a todas las campañas que ayuntamientos y mancomunidades emprenden sobre el vaso reutilizable. Va también en contra de la filosofía del Plan de Residuos de Navarra, que prima la prevención, después la reutilización, en tercer lugar el reciclaje y, por último, si no queda otro remedio, el vertido de residuos.
Detrás de esta actuación se plantea un negocio mal entendido. Una empresa de bebidas alcohólicas regala a la organización de la Carpa los vasos reutilizables, que llevan impresa su publicidad. La Comisión cobra 1 € a los asistentes por unos vasos que nada le han costado y finalmente se desentiende de recoger los vasos y de devolver el euro. Beneficio asegurado, sí, pero fraudulento.
No todo vale. Los criterios medioambientales, en este caso los de la reutilización de envases, deben prevalecer, no sometiéndose a los intereses y beneficios económicos de la organización.
No es sólo la pésima imagen que dan la Comisión de la Carpa y la empresa organizadora. La imagen de la propia Universidad Pública de Navarra (UPNA), del Club Deportivo Amaya, de la empresa de bebidas, del Ayuntamiento de Pamplona, y de las y los universitarios, se ensucia por los miles de vasos que no se reutilizan y se desechan.
Bastaría una cláusula en la cesión de los vasos por parte de la empresa de bebidas -por cierto, existe la responsabilidad del productor de envases-, o en la cesión del espacio por parte del Club Deportivo, o una intermediación decidida de la UPNA y/o del Ayuntamiento, para conseguir una buena cantidad de vasos reutilizables y un muy menor daño ambiental.
Afortunadamente, la nueva Ley de Residuos de Navarra, que se aprobará en fechas próximas, establecerá previsiblemente una normativa y procedimientos sancionadores para estos eventos, incluso los privados, conforme a las Directivas Europeas sobre residuos.
Esperamos además que una ciudadanía cada vez más concienciada y unos organizadores de eventos que tomen el relevo, conscientes de la importancia de la lucha contra el cambio climático y la contaminación, organicen carpas y txoznas más sostenibles y ecológicas, en las que vayan desapareciendo los envases de un solo uso, sustituidos por los reutilizables.
Ana Malón, Julen Mendiguren, Juan del Barrio, miembros de la Compañía de las 3 Erres, (Reducir, Reciclar, Reutilizar)
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