Desde hace seis meses las personas residentes del Santo Hospital venimos sufriendo una situación insostenible por la malísima calidad de la alimentación. Hasta el mes de febrero comíamos muy bien gracias a las dos personas que se encargaban de la cocina pero a partir de esa fecha, la empresa que abastece al Hospital, Jangarria, cambió el personal y bajó la calidad de lo que comemos y la preparación de los platos. El deterioro ha sido total y absoluto. Nada sabe a comida y no se sabe muy bien ni qué se come. Nos sirven cada vez más comida industrial, precocinada, muy poco saludable y con una calidad ínfima.
El malestar es unánime entre todas las personas residentes y así se lo hicimos saber a la dirección. El propio personal de la residencia también comparte lo que decimos. Para intentar solucionar este tema solicitamos una reunión en la que estuviéramos presentes las personas residentes, el personal de la casa, la dirección y la Junta del Hospital. La reunión se celebró en junio y todo el mundo estuvo de acuerdo en que esto no podía seguir así. Nadie puso en duda nuestras palabras pero a día de hoy no se ha tomada ninguna medida correctora y la situación sigue igual o peor, y mira qué es difícil hacerlo peor.
La cuestión alimentaria es algo básico, de salud y de bienestar, y no es de recibo que a las empresas adjudicatarias como Jangarria se les deje jugar con algo tan importante como la salud y que pretendan sacar más beneficio a costa de abaratar la calidad de la comida.
Para suplir la nula calidad de nuestra alimentación, nos vemos obligados a comprar comida de fuera que tenemos que tener en las habitaciones, algo para lo que los cuartos no están preparados. Además, desde el primer turno de cena a las 7 de la tarde, y el segundo a las 8, hasta el desayuno pasan 14 y 13 horas respectivamente sin probar bocado. Algo a todas luces excesivo y que habría que corregir. La realidad es que pasamos hambre porque muchos días nos vamos a dormir sin haber probado la comida.
A las personas que aquí vivimos nos da igual de quién es la responsabilidad de todo esto, si de Jangarria, del Ayuntamiento o de la Junta. Lo que queremos es que alguien tome medidas inmediatas porque nuestra salud y nuestro bienestar están en juego.
Alfredo Berrondo Labiano, residente en el Hospital (en La Voz de la Merindad)
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