El otro día escuché decir al Secretario General de CHA, Juan Martín, ante un medio de comunicación, y al ser preguntado por las confluencias de cara a las próximas elecciones generales, que “Podemos se creía el Cortes Inglés de la política”. Y algo hay de todo ello.
Conforme avanzan los días, los meses, y para mi desconsuelo, observo cómo ese proyecto innovador, ingenioso, revulsivo ha dejado de ser innovador, tiene poco de ingenioso y su único revulsivo: engullir y hacerlo sin maldita reflexión.
Lo que para Podemos sirve en Valencia, Galicia o Cataluña, lugar este último en el que han vampirizado a ICV, increíblemente no sirve en Aragón. Aquí las gentes de Podemos, dentro de ese discurso que ellos han acuñado como “la nueva política”, le niegan a otras fuerzas políticas el pan y la sal y lo hacen valiéndose de argumentos tan insolidarios como poco democráticos. Resulta curioso que quienes pretenden enarbolar todas las banderas, censuren la que para ellos es su Hit Parade: la de la suma de todos para acabar con un sistema injusto, insolidario, casi nada fraternal y lleno de malos y escurridizos políticos, que solo piensan en sus marcas, en sus siglas, que no nos equivoquemos, son la misma cruz.
No existe la nueva política, no. Existen formas de hacer política, formas de enfrentarse a los problemas de la sociedad y formas de plantear su futuro. Paul Celan escribió en 1962, “nunca he sido capaz de inventar nada” y lo dijo el hombre que fue capaz de escribir: “En el verano de tus ojos/derivo y sueño un rapto”. Las palabras de Celan son la melodía del pensamiento, el resumen de un discurso que sabe que todo está inventado e intuye que solo desde una reflexiva modestia alcanzaremos lugares comunes donde sobrevivir. Donde avanzar en aras de la tan anhelada libertad.
No existe la nueva política, no.
Ángela Labordeta, en El Diario-Aragón
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