Me resigno a hacer pública la agresión de la que fui victima delante de 4 testigos presenciales ante la incredulidad que suscita entre mis vecinos que durante el pleno del ayuntamiento de Beire celebrado el pasado 19 de Febrero un concejal fuese objeto de una brutal y cobarde agresión por parte de un funcionario público.
En el turno de preguntas antes de finalizar el Pleno pregunte por los insultos vertidos hacia otro concejal por parte del alcalde y los desprecios verbales del secretario. Pregunté además por las grabaciones que éste realiza para, según sus declaraciones, mejorar su trabajo. En estas grabaciones se podrá oír cómo el alcalde llama bobo y tonto a otros concejales; se podrá oír, si las hace públicas, cómo el secretario desprecia con frases como “veis demasiadas películas de Hollywood”, “no entendéis nada” y más expresiones que delatan un sentìmiento de superioridad o quizás un complejo de inferioridad y frustración.
En ese momento el secretario apaga la grabadora, me llama despectivamente chaval (creo tener su edad, cuarentón) y tonto. Acto seguido esta persona se levanta y se dirige hacia la salida del aula, o eso creía. Pensaba que se iba a su despacho mientras yo recriminaba al alcalde el hecho de que no pusiera orden ni calmara al energúmeno en cuestión.. Cuál fue mi sorpresa y disgusto cuando en ese momento un brazo me atrapa por el cuello y me tira hacia atrás aprovechando que estaba sentado en mi silla y de espaldas, y una vez en el suelo indefenso como una tortuga volteada me agarra del cuello con sus dos manos delante de todos los presentes. Nunca olvidaré esa mirada: una mezcla de locura y de haberse dado cuenta de lo que había hecho. Muy valiente.
La agresión es violenta y cobarde pero asusta más el silencio de 4 testigos que vieron cómo se agredía de espaldas a una persona sentada sin previo aviso ni motivos. Asusta oir como el alcalde insiste en que “aquí nadie ha visto nada”. Asusta oir “tú provocas y te enganchan, es normal”, asusta oir “te ha enganchado mucha gente” cuando sólo he sufrido 3 agresiones en mi vida, todas estos 4 últimos años, todas relacionadas con el Ayuntamiento, todas por parte de caciques y matones locales.
Duele oir cosas como “dìmite”, “no te merece la pena seguir”, “deja de provocar”. Asusta tanta cobardía, los violentos son un problema pero los indiferentes son la clave de ese problema.
Trabajar para el pueblo, residir en él con su familia y dar su opinión no es provocar, es cumplir con el compromiso adquirido con las personas que nos votaron.
Han sido 4 años de acoso permanente: nos quitaron carteras y misiones, convocaron sistemáticamente los plenos en horarios de trabajo a pesar de la opinión de Administración Local y del Defensor del Pueblo, intentaron mociones de censura y difamaron con las peores calumnias como el maltrato porque funciona muy bien el mentir sobre personas que no tienen tiempo para esas mezquindades.
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