El padre de María José, la exnovia del Guardia Civil de la pelea del Koxka, iba de número dos en las listas de UPN. Unión del Pueblo Navarro no ha usado este dato nunca. Tampoco se sumó al acto que montaron Ciudadanos, Vox y el PP en la plaza de Altsasu en noviembre pasado. «No necesitamos ir el domingo a Alsasua, nosotros estamos en Alsasua todos los días del año», se defendía orgulloso Javier Esparza días antes del acto. Desde luego, UPN no ha apoyado a los procesados, pero hay ciertas cosas que, viéndolas de cerca, se revelan infumables. Había líneas que no se cruzaban. Esto cambió ayer definitivamente.
Casado hizo su entrada a mediodía. Venía de prometer «la Reconquista» en Asturias. Allí firmó un acuerdo con Foro similar al de UPN. Lo mismo ha hecho con el Partido Aragonesista. &dcThree;Se ha comido a los tres para engordar un poquito y aventajar a sus rivales Vox y Ciudadanos.
La cita de Esparza y Casado era en el Muga de Beloso, un cinco estrellas que ha entrado en concurso de acreedores. En UPN conocen a los dueños. Debajo del lujo, hay un agujero de diez millones de euros. Esparza habló primero, pero la gestión del acto recayó en manos del equipo de prensa de Casado. El líder de UPN expuso algo así como que frenar cuanto antes al independentismo es el fin que justifica los medios. «Navarra es hoy la Cataluña de hace diez años», leyó Esparza confiando en llevarse el titular. Un iluso.
Casado, que se guardaba el as de Altsasu con sus corifeos de Eduardo Inda y Carlos Cuesta, arrancó sin necesidad de leer ningún papel. Siguió con el discurso de la Reconquista. «Basta ver el escudo de Navarra en la bandera de España (...)». Y tal. También aseguró que Navarra es el patio de operaciones del anexionismo vasco. Alabó además a las Fuerzas de Seguridad del Estado y llamó a protegerlas de la «infamia de quienes les llaman torturadores».
Casado y Esparza admitían preguntas. Pero el de UPN no interesaba. GARA preguntó al madrileño cómo lleva que Sergio Sayas vaya en la lista después de decir que el PP «ha mangoneado a media España». Casado dejó claro que eso le importa poco, que él quiere sumar escaños.
El responsable de prensa de UPN hacía gestos a su líder para que apartara a Casado y cerrara él el acto. Había que escenificar que el pez grande en Nafarroa es UPN. Pero Esparza se apocó. Ya había leído sus papeles.
Como la foto estaba hecha, los de UPN salieron por un lado y los del PP, por el otro, evidenciando que el matrimonio es de desesperada conveniencia. No comieron juntos ni se vio amor.
Viaje a Altsasu
Ana Beltrán, la líder del PP en Navarra, se saltó la comisión de Derechos Sociales para acompañar a Casado en la firma en el Muga y montar luego la escenita. La idea era ir al Koxka y que Inda grabara a Casado en territorio comanche, a sabiendas de que la sentencia en apelación está al caer.
Inda y Casado se sentaron en una mesa y comenzó la grabación. Hasta que llegó el dueño del bar y les dijo que aquello no podía ser, que no tenían permiso. Casado se largó, pero el periodista se encaró diciendo que no hacía falta autorización, que el bar es un local público. El dueño no cedió. El bar es suyo y lo cerraba. Tuvieron que marcharse de allá. Cruzaron la carretera obviando el paso de cebra. Inda saludó desde el asiento de atrás cuando se marcharon.
Ha comenzado el show electoral. Ahora queda por ver qué piensan los espectadores.
Aritz Intxusta, en GARA
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