viernes, 24 de agosto de 2018

EL AUGE DE LA APUESTA DEPORTIVA, ALARMA ENCENDIDA EN UN PAÍS DE APOSTADORES

El historiador José Antonio Azpiazu recoge en “Juegos y apuestas en la historia de Euskal Herria” esta frase que da título a la obra de teatro de Antonio Maria Labaien “Jokua ez da errenta” (El juego no es renta). Publicada en 1960, es una buena muestra de la tradición apostadora de Euskal Herria. Pero difícilmente se habría imaginado el comerciante Martín de Echeverría, que en 1556 se jugó 44 libras de Flandes a que Gaspar de Castro iba y volvía de Amberes a Jerusalén en menos de siete meses, que cinco siglos después bastaría con ir a un bar o sacarse un chisme del bolsillo para hacer su apuesta en dos minutos.

Que en un país de apostadores se siga apostando no parece, a priori, una gran sorpresa. Sin embargo, el auge de las apuestas deportivas y, en especial, la tendencia creciente del juego online, que despoja a esta práctica de carácter (y control) social, han despertado algunas alarmas. La alerta llega en gran medida desde las asociaciones de jugadores rehabilitados, y viene alimentada por el boom publicitario: la Real Sociedad es el único equipo de Primera que no cuenta entre sus sponsors con una casa de apuestas –unos patrocinios que han sido prohibidos por ejemplo en Italia–.

¿Está justificada la alarma? Los datos de prevalencia, siempre variables, oscilan a nivel mundial entre el 0,1 y el 3,4% de población con problemas de juego patológico. Una cifra que, para el Estado español, la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) calculaba en 2015 en torno a un 0,9%. No estar peor que los demás, sin embargo, no significa estar bien, sobre todo cuando la tendencia apunta al crecimiento. Las apuestas deportivas, además, interpelan en mayor medida a los jóvenes, un público en el que la prevalencia suele ser mayor que entre los adultos. En los próximos días nos acercaremos al fenómeno, dando espacio a diferentes voces. Antes, una radiografía.

Crecimiento indiscutible
El auge de las apuestas es indiscutible, tanto en la cantidad de dinero que se juega como en la proliferación de productos de apuesta deportiva. Solo en Nafarroa, en el periodo 2013-2017, el juego en general creció un 16,2%, mientras que el sector de las apuestas deportivas creció un 73,9%. ¿Quiere decir esto que se juega más ahora que antes? Jugar con las cifras siempre tiene sus peligros, pero siguiendo con Nafarroa, que ofrece los datos más específicos en sus memorias anuales, en 2017 se jugaron 342 millones de euros. Según el historial de la DGOJ del Ministerio de Interior, la cifra es similar a la de 2008, cuando se situó en 343 millones.

Cabe destacar, sin embargo, que las cifras de 2008 eran las más altas registradas hasta entonces, por lo que cabe deducir que, tras la crisis –la gente no ha jugado más por estar más necesitada, en contra de lo que podría pensarse–, en 2017 se volvió al pico anterior. Es decir, se puede decir que hoy en día se juega más o menos lo mismo que en el momento álgido previo a la llegada de la crisis. Sin embargo las modalidades han cambiado, ya que las apuestas deportivas y el juego online, mucho más peligrosas desde el punto de vista de las adicciones, han ganado terreno al juego tradicional.

Entremos, por tanto, en ello. El año pasado se apostaron en Nafarroa y en la CAV 412 millones de euros, que dejaron un margen de juego –el beneficio en bruto para las casas de apuestas– de 58 millones. Primer apunte a tener en cuenta: en las apuestas deportivas la casa también gana siempre, pero menos que en otras modalidades de juego tradicionales. Un ejemplo, frente al 14% de margen de juego de las apuestas deportivas, las Loterías y Apuestas del Estado tienen un margen del 39%.

Segundo apunte: es sencillamente imposible saber cuánto se apuesta en Hego Euskal Herria. Los 412 millones mencionados se refieren a las apuestas bajo tutela de las dos comunidades autónomas –tanto lo presencial en salones, locales de apuestas o bares, como el online autonómico –. Sin embargo, hay que sumarle el juego online estatal, que mueve cada vez más dinero.

Hablamos de las jugadas realizadas en casas de apuestas online a menudo inglesas y con sedes en paraísos fiscales. En 2016, el montante global en el Estado fue de 4.908 millones de euros. Una estimación posible se puede realizar en proporción al número de habitantes de Hego Euskal Herria, lo cual dejaría un montante de 298 millones de euros. Solo es una estimación, pero sirve para hacerse una idea y, sobre todo, para mostrar que la cifra de los 412 millones es menor a la real. Es verdad que, por un lado, habría que tener en cuenta lo desarrollado que está el online autonómico vasco, lo que haría tirar a la baja la estimación. Pero también habría que tener en cuenta la mayor capacidad adquisitiva respecto a la media del Estado, así como la tradición apostadora del país. No es, en cualquier caso, más que una estimación.

Resumen de situación
A modo de resumen, una imagen congelada llama a poner en cuarentena el alarmismo desbocado. De cada 100 euros apostados en Nafarroa en 2017, a las apuestas fueron 22, frente a 37 a las máquinas tragaperras o 31 a Loterías del Estado. En nombre de la proporción, también cabe recordar que las 2.089 máquinas de apuestas que hay en la CAV no parecen gran cosa al lado de las 11.351 tragaperras repartidas en salones, bares, bingos y casinos.

Y sin embargo, descongelando la imagen se observa un crecimiento exponencial de las apuestas que bien justifica alguna luz de alarma. Más si viene acompañada de las advertencias de psicólogos especialistas y asociaciones de jugadores rehabilitados sobre el aumento de casos de adicción que están detectando. Bienvenido sea, por tanto, el debate.

Beñat Zaldua, en GARA

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