Después de leer lo publicado desde el lunes sobre las declaraciones del alcalde de Cádiz voy a saltar aquí el reproche a la coherencia, o, mejor dicho, a la falta de ella, que ha transmitido en sus declaraciones tras las movilizaciones de los trabajadores de Navantia ante el anuncio desde Arabia Saudita de la posibilidad de cancelar un contrato que da una gran carga de trabajo a los astilleros de Cádiz. La falta de coherencia entre las rocosas posiciones de Anticapitalistas sobre este tema y sus declaraciones como Alcalde de Cádiz ha recibido críticas durísimas. Ya ocurrió el año pasado, tras su paso por el Salvados de Évole. La novedad es que el pasado domingo los medios vuelven a reproducir frases suyas en las que alarga ese mismo argumento hasta tocar fondo en términos morales y éticos, y no digamos en términos políticos. “O pan o paz” en boca del alcalde de Cádiz remueve muchas cosas y siendo el principal foco de la forma de gobierno de la izquierda que quiere ser alternativa al PSOE en Andalucía, esas cuatro palabras han desatado toda una cascada de reacciones. Kichi se ha unido en el argumento a todo el abanico de políticos que han sido señalados con el puntero del populismo electoralista, y, siendo como ha sido, su reacción es preocupante por cuanto tiene de contagioso para toda la izquierda andaluza.
A ver, en primer lugar, Kichi presenta un falso dilema. Falso por varios motivos; el primero es que plantea esas dos opciones, pan o paz, como si no hubiera otras. Es una dicotomía falsa puesto que hay muchas más posibilidades entre esas dos opciones, muchas de ellas muy identificativas de las políticas de la izquierda en general y de Anticapitalistas en particular. El dilema es falso también porque está pervertido de partida, no se aplica sobre los mismos sujetos; la cuestión del pan es para Cádiz y la de la paz para conflictos lejanos. En este sentido, estas declaraciones constituyen un despropósito gigantesco en materia de comunicación política.
En segundo lugar, en el ámbito puramente político, la vara con la que se mide la coherencia ha llegado a señalar serios cuestionamientos morales al llevar al extremo el argumento de ese falso dilema. Se ha escrito mucho sobre eso pero las viñetas de El Roto y de Bernardo Vergara ilustran este aspecto de forma explosiva con una sola imagen y han apuntado con dureza a todo el espectro de personajes políticos que no han querido o no han sabido salir del posibilismo electoralista hasta dejar por los suelos cualquier atisbo de ética y de moral. Se han colocado en el “nosotros primero”, deslizándose así al pantanoso terreno político que ocupa el mismísimo Trump, con esa estrategia que presentó a principio de año en Davos y tituló “América primero”, allí donde la coherencia no tiene valor y la ética solo es un chiste. Y José María González, Kichi, el alcalde de Cádiz, no ha sabido salir de ese rebufo.
La trascendencia de todo esto va más allá de la incoherencia que se puede observar entre el Kichi portavoz de la marcha a Rota en 2013 y el Kichi alcalde del Cádiz sobre un tema tan sensible, o incluso de las ya demasiado frecuentes contradicciones de Anticapitalistas desde que gerencian la ejecutiva de Podemos en Andalucía. El problema real es que se ha arrojado una sombra muy dura sobre cualquier luz que pueda salir de la izquierda que se engloba en “las fuerzas del cambio” en Andalucía y hará falta mucho trabajo y esfuerzo para retrotraer eso. Ha afectado a la credibilidad de esas organizaciones, aparte de a la suya propia. Más claro, si en algún pueblo o ciudad de Andalucía los representantes de Podemos están denunciando, por ejemplo, que su alcalde se pasa concediendo suelo público a la iglesia o a universidades privadas, ahora no serán creíbles. Pero lo peor es que no resulta creíble el mismo Kichi, no ya en su discurso antimilitarista de antaño, que ya ha resultado falso a ojos de todo el electorado, lo más grave es no resulta creíble ahora, cuando ha dicho lo que ha dicho sobre el falso dilema. Justamente lo contrario de lo que perseguía. Y eso, viniendo del cargo institucional que constituye un referente de gobierno de las fuerzas del cambio andaluzas ha de considerarse prioritariamente como un error que hay que revertir con hechos lo más rápidamente posible, no ya con palabras. Las explicaciones desde Podemos Andalucía o el comunicado de ayer de Anticapitalistas, tratando de corregir este episodio no tienen apenas relevancia entre las vecinas y vecinos andaluces. Ya sabemos que, después de todo, se enviarán las armas de la discordia a Arabia Saudí, torciendo la voluntad inicial del gobierno, con el aplauso de la derecha “…y el alcalde de Cádiz también estaba de acuerdo, eh”; eso es lo que ha quedado en la calle, ni explicaciones, ni comunicados.
Ahora toca hacer más y decir menos, que sean los hechos los que hablen, y en Cádiz pueden presumir de muchos logros. Ojalá veamos muchos más y sea eso lo que oigamos. Ya se ha demostrado en Madrid y Barcelona que es posible conseguir mucha mayor eficiencia en finanzas o en el uso de la energía sin ser ni parecer más de lo mismo, en esas, entre otras cosas que vinimos a cambiar, es donde esperamos afirmar: “Cádiz primero”.
Roberto del Tio (Sí se Puede de Dos Hermanas) (publicado por Paralelo 37)
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