miércoles, 20 de septiembre de 2017

YA ESTÁN EN EL BASURERO DE LA HISTORIA

Quien gobierna un país si no es buena persona debe ser al menos competente y para ello debe conocer ese país, empezando por la historia. En el Reino de España la historia, siempre una interpretación interesada de un modo u otro, es puro mito, empezando por esos míticos “quinientos años de existencia, coexistencia y concordia etc” y se olvida y oculta interesadamente la más reciente.
En 1951 tuvo lugar en Barcelona la primera disidencia al régimen de Franco tras la guerra, la huelga de tranvías. Durante días los ciudadanos se desplazaron a sus trabajos y ocupaciones a pie y los tranvías permanecieron vacíos, el motivo fue que el Gobierno subió el precio del billete en esa ciudad y, en cambio, conservó el precio en Madrid. No fue una reivindicación de tipo sindical sino cívica ante una discriminación centralista y fue tan pacífica como firme, el gobernador civil envió a la Guardia Civil que provocó muertes y el conflicto finalizó con la destitución del gobernador y el alcalde y la anulación de la subida del billete.
Eso lo ignora este Gobierno salido de una cueva de parásitos del estado, ignora y desprecia a Catalunya. El gobierno no está sólo, es cierto, con él está ese núcleo de poder de la corte en que se entremezclan rinconetes, cortadillos y todo tipo de pillos que chupan del estado la riqueza que creamos los demás. Un núcleo que se ha ido endureciendo en los últimos diez años y del que son portavoces acérrimos los medios de comunicación madrileños. Con esa corte madrileña codiciosa y enloquecida que jalea al Gobierno es imposible el diálogo, es una realidad que hay que asumir.
Pero hace mucho tiempo que Rajoy no es reconocido como presidente de un gobierno suyo por la gran mayoría de los catalanes y sin autoridad moral no se puede gobernar en democracia, por mucha ley que se invoque. También Franco tenía leyes, jueces y fiscales, las leyes no tienen valor por si mismas, su fuerza nace o del poder militar o de la autoridad moral que le confiere la ciudadanía. Y en Catalunya la ciudadanía hace tiempo que no le reconoce poder moral al Tribunal Constitucional ni a las leyes de este estado.
Ante esa situación Rajoy, desesperado, ha hecho visible al mundo su impotencia política y su cultura antidemocrática ocupando Catalunya con policía militarizada y deteniendo ciudadanos. Demostró que el único control que tiene sobre la ciudadanía de ese territorio es por la fuerza. Tras la apropiación que hizo este gobierno de las instituciones del estado, empezando por la Justicia, y tras la utilización ahora de la policía contra la ciudadanía, cuando debería protegerla, el estado español y sus instituciones ya no son reconocidas por la ciudadanía catalana. Sólo cabe avanzar en la ocupación policial y militar.
El President Puigdemont en una entrevista en TV3 hace unos días, ante la forma en que el Gobierno condujo este conflicto, ya no reconocía como interlocutor a Mariano Rajoy para un diálogo político, ahora le corresponde hacer lo mismo a los representantes de los partidos que se consideren democráticos, que no acepten que la política es la utilización partidista del estado contra la población. Era evidente que la estrategia del Partido Popular de utilizar a Catalunya como un instrumento de agitación españolista en beneficio propio comprometía el sistema político español y al mismo estado, sólo la ignorancia supina de la corte y el menosprecio a Catalunya podía explicar que los demás partidos no comprendiesen que ése era un camino fatal. ¿Qué hará ahora el PSOE? ¿Y el PNV?
Como en la huelga de tranvías de 1951 el nervio y la resistencia cívica de la sociedad catalana venció a la fuerza bruta de los militares que habían vencido antes por las armas. Nuevamente un gobierno ha enviado armas y policía militarizada y esta vez sí es verdad que son verdaderas fuerzas de ocupación, el incivismo cavernario de la corte no comprende hasta que punto esas armas son una ofensa a la pacífica sociedad catalana. También esta vez ese gobierno será derrotado por la resistencia pacífica ciudadana. Ya lo está, ha cruzado el límite de la cordura y está enloquecido. Rajoy y ese partido corrupto hasta lo inimaginable ya están en el basurero de la historia.
Mientras, ¿cuántas horas o días esperará la Unión Europea para proteger los derechos civiles de la ciudadanía catalana que garantiza la Constitución Europea? ¿Caben las ocupaciones militares en esta Europa?

Suso del Toro, en ara.cat

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