En los últimos años, el Ayuntamiento de Larraga ha llevado a cabo varios proyectos que han renovado o puesto en uso numerosos servicios. En el ámbito de ocio y tiempo libre, tras una larga lista de inversiones en deporte, le ha llegado el turno a la cultura. Hasta el momento, todas las construcciones han sido de nueva planta y desde la pasada legislatura se han puesto los ojos en las preexistentes. Ya que no tiene ningún sentido levantar edificios nuevos mientras se nos caen aquellos que aportan cultura, identidad y una trayectoria histórica. En la pasada legislatura, el Ayuntamiento de Larraga comenzó la casa de cultura y lo hizo estudiando dos inmuebles: casa Larraya y el antiguo hospital. Al final optó por el segundo y acometió la primera fase de restauración.
Pasando de legislatura, recientemente hemos conocido que la Iglesia ha donado el cine parroquial al Ayuntamiento y que éste lo va a rehabilitar como centro cultural. En un principio se podría pensar que con ello se van a rehabilitar dos centros diferentes para un mismo uso. Sin embargo, en la práctica, el cine se compone de un salón de actos y apenas cuenta con espacios para el resto de actividades. Mientras que al antiguo hospital le ocurre lo contrario: cuenta con numerosos espacios pero con dificultades técnicas para habilitar un salón de actos de grandes dimensiones. Por ello, a la larga, ambos centros se complementarán. No obstante la historia no se termina aquí, ya que la biblioteca tiene que entrar en el nuevo centro cultural y en los espacios que se dispone hoy en día se antoja muy complicado (accesibilidad a ras de calle, iluminación, etcétera).
Al margen del cine parroquial, recientemente hemos conocido otra noticia que de manera indirecta también afectará a los espacios culturales. Y me refiero a la apertura del centro de día de la tercera edad. Una vez que esto suceda se trasladará el club de jubilados de su ubicación actual, en las antiguas escuelas, al centro de día. Las antiguas escuelas se construyeron a mediados del siglo pasado y se encuentran junto al centro de salud. Para facilitar el estacionamiento de vehículos, una vez que el club de jubilados desaloje las antiguas escuelas, el Ayuntamiento tiene previsto derribarlas. Desde estas líneas quiero llamar la atención sobre ello. Primero porque con ello se perderá uno de los mejores ejemplos arquitectónicos del siglo XX del ámbito local, tras el derribo del matadero, el Silo o la bodega San Isidro. Si esto sucede, a largo plazo únicamente contaremos con el cine parroquial, y eso siempre y cuando se respete la decoración original. Ya que uno de los valores más importantes del edificio radica en la ambientación que nos retrotrae a los teatros del siglo XIX, entre el telón, las lámparas, el mobiliario y la envoltura en tela roja de las paredes. Espero que el Ayuntamiento sepa apreciarlo y que en la rehabilitación se renueven aquellos materiales que lo requieran desde la imitación a los originales. Al margen del cine, en el ámbito privado quedará la bodega San Francisco Javier.
Esta afición a la piqueta no es nueva y siguiendo una trayectoria histórica se suma al derribo del castillo, las ermitas, y por poco casi del antiguo hospital. Todos ellos son el reflejo de un momento, y con la pérdida hemos borrado una parte de la riqueza cultural de la localidad. Las antiguas escuelas de Larraga no son una excepción y por ello se deben conservar. Nadie duda de que el matadero o el Silo se debían derribar porque eran muy difíciles de reutilizar. Y si me apuran, el horno cooperativo. Pero el caso de las escuelas es diferente ya que se pueden reutilizar perfectamente como biblioteca, tal y como hizo Mendigorría. En este caso, al interés arquitectónico se suma la perfecta conservación, ubicación, distribución y la escasa inversión que se debe hacer para volverlo a poner en uso. Y si el Ayuntamiento quiere hacer un aparcamiento, siempre puede hacerlo en el solar de las antiguas casas de maestros.
Igor Cacho Ugalde, licenciado en Historia (en Diario de Noticias)
No hay comentarios:
Publicar un comentario