Han pasado 34 años desde que Rafa Miranda decidiera gastarse junto con Iosu Martínez 30.000 de las antiguas pesetas en una txalaparta en una tienda de un pueblo de Álava, un instrumento hasta entonces muy poco o nada conocido en Navarra del que enseguida se quedó prendado y llevó su ilusión hasta Falces.
Con tesón, y mucha afición, de la mano de Koldo Resano, Rafa enseñó a tocar a la gente joven del municipio y poco a poco, y aprendiendo día a día, asentaron los cimientos de lo que ahora es el grupo de txalapartaris de la localidad ribera, un conjunto asentado y con muchas ganas de potenciar las cualidades de este instrumento de percusión.
Iñigo Ochoa, Pedro Olcoz, Jorge Preciado, Rafa Miranda, Eunate Lizarraga, Ainara Ciriza, Ekaitz González, Koldo Resano e Ilaski Ciriza son los actuales componentes de este grupo, Faltzesko Txalapartariak, por el que han pasado muchos otros vecinos, y los encargados de intentar transmitir esta música tan enraizada a la tierra al resto de vecinos de la zona.
Se trata de un instrumento de percusión, explicaban, “muy peculiar” porque a diferencia del resto de instrumentos, este se toca en pareja. De hecho, comentaban, “puedes tocarlo con muchas personas diferentes y con cada una de ellas la experiencia, las sensaciones y los sentimientos, son diferentes”, si bien es cierto, insistían en que “cuanto más lo trabajas con una persona, más a gusto tocas y más gratificante es”. Además, aseguraban estos falcesinos, enseguida “se le coge el truco” y puedes tocar algo interesante, al contrario que un saxofón o una trompeta, que requiere de muchas horas de ensayo.
De hecho, otra de las diferencias es que estos músicos no siguen un pentagrama, sino que muchas veces no leen nada e improvisan o simplemente siguen una línea en la que van marcados los tiempos, ritmos básicos que se han pasado de generación en generación y que tienen que seguir cada uno. Y es que cada golpe (herrena) o serie de dos golpes (ttakun), e incluso la ausencia de los mismos (hutsune) tienen mucho sentido porque se suceden en el tiempo dejando intervalos para que el otro txalapartari dé su respuesta.
Estos falcesinos, que suelen ensayar un par de días por semana, aseguran que “hay algo que te engancha, es muy enriquecedor, muy relajante, incluso terapéutico. Estás constantemente fomentando la creatividad y se crea una conexión única con la gente que te escucha”.
Con algo tan sencillo como dos caballetes, unos tablones de madera y dos makilak, o palos, se pueden hacer maravillas. “Nunca hay dos txalapartas que suenen igual y esto es parte de la magia de este instrumento” cuyo origen está ligado a la recogida de manzanas y a la fabricación de la sidra. “Si golpeas en el centro vibra más y el sonido es más grave, mientras que en los laterales es más agudo. Puedes jugar con el volumen, con la velocidad y con los tiempos”, comentaban los miembros de este grupo al mismo tiempo que daban un golpe en el centro de la madera para demostrar su argumento.
La idea es expandir la afición por la txalaparta por la Ribera, que sea un instrumento que esté presente en los actos más importantes de los municipios de la zona. En la actualidad estos falcesinos ya participan en algunos eventos como el Olentzero, las fiestas patronales o el día del euskera.
Aunque todos ellos llevan muchos años tocando, lo cierto es que parece que la afición está en auge y el futuro está asegurado. “En los pueblos de la zona hay gente interesada y sería bueno que se animaran para que haya un relevo generacional natural”, reiteraban a la vez que apuntaban que “somos una gran comunidad, miembros de una familia que nos ayudamos”.
El objetivo de este grupo que está en trámites para consolidarse como asociación es que la txalaparta se conozca, que la gente que siente curiosidad vaya entrando poco a poco.
De hecho, el viernes 30 de septiembre se hará la presentación oficial de la asociación en el centro cívico Pedro Iturralde. Allí ofrecerán un pequeño concierto en el que también actuarán los gaiteros y la coral del municipio además de Juan Mari Beltrán, gran conocido y uno de los principales culpables de la afición por este instrumento en todo el territorio.
Y el sábado 1 de octubre la fiesta se trasladará a la plaza de Los Fueros, lugar que acogerá un aperitivo mañanero mientras los dantzaris y gigantes recorren las calles del casco urbano. Además habrá talleres de txalaparta, una comida popular y por la tarde, conciertos.
María San Gil, en Diario de Noticias
No hay comentarios:
Publicar un comentario