Sin visibilidad no hay repercusión. Sin repercusión es muy difícil que crezca el interés por una actividad. Sin audiencia es imposible que aparezcan los patrocinadores que ayuden a impulsar una disciplina deportiva. Este círculo vicioso que lastra el deporte femenino, y que fomenta la desigualdad de género, tiene su origen en una dolorosa realidad que un informe ha puesto sobre la mesa. Desde 1992 y hasta el mes de agosto del presente año, tan sólo el 2% de todas las retransmisiones deportivas en televisión en nuestro país han sido de competiciones femeninas. Un dato que resulta más doloroso si pensamos que muchos de estos años coinciden con la época donde más éxitos han conseguido nuestras deportistas.
El estudio, elaborado por Barlovento Comunicación a partir de datos de Kantar Media, especifica que de las 606.499 emisiones deportivas vistas por televisión en España en los últimos 27 años, tanto en cadenas abiertas como de pago, apenas 10.086 tenían como protagonistas a mujeres. Pero ya no es sólo que la diferencia en la difusión sea abismal. A nadie se le escapa que a nivel de seguimiento no es lo mismo ofrecer un contenido en televisión en horario de máxima audiencia que en otro momento del día. Pues resulta que de ese 2% total de retransmisiones femeninas, apenas un 16% (1.663 emisiones) tuvieron lugar en la mejor franja, es decir entre las 20:30 y las 24:00. El 34% se emitieron por la mañana (entre las 7 y las 14 horas), el 14% en la sobremesa, el 18% por la tarde (de 17 a 20:30 horas), y hasta un 18% en horario de madrugada. Con este tratamiento resulta casi imposible que el deporte femenino sea rentable a nivel publicitario, que es el argumento que muchos emplean para justificar su escasa presencia en las programaciones.
La desproporción en la atención se hace más flagrante en los canales de pago, que sólo han cubierto el 15% de las retransmisiones por el 85% de las realizadas por las televisiones en abierto. A pesar del aumento en la cobertura del deporte femenino que ha experimentado en los últimos años un canal público como Teledeporte, el que más emisiones ha realizado con 7.078, la realidad es que las televisiones y radio públicas siguen muy lejos del 50% de cuota de información deportiva que reclaman para esos entes organizaciones como la Asociación para Mujeres en el Deporte Profesional (AMDP), que cifra actualmente ese seguimiento a nivel femenino en un 6%. Es cierto que sumando las emisiones de todas las cadenas se ha registrado en cinco de los últimos ocho años el mayor número de retransmisiones de deporte femenino en la historia. Pero eso sólo ha servido para alcanzar ese paupérrimo 2%. Imagínense cómo sería la situación anterior.
Un ejemplo sangrante se produjo el pasado mes de febrero, cuando la selección española femenina de fútbol sala se proclamó campeona de Europa en Portugal sin que ninguna cadena ofreciera en directo ni la semifinal disputada por el equipo ni la final, que sólo se pudo presenciar en nuestro país a través de internet. La seleccionadora nacional, Claudia Pons, reconoció en aquel momento a CTXT que ese hecho “es algo que siempre duele. Supongo que se habrán dado cuenta de lo que se han perdido y esperemos que eso nos ayude de cara al futuro, aunque tenemos asumido que se presta menos atención y cobertura al deporte femenino que al masculino”.
La opinión de que el deporte femenino no interesa y no vende, contrasta con el análisis realizado por la empresa Nielsen sobre los mercados mundiales más activos en el sector, que señala que el 66% de la población en España está interesada, al menos, en un deporte femenino y que el 84% de los aficionados en general están interesados en el deporte femenino. De ellos el 51% son hombres y el 49% son mujeres. El 46% de los encuestados en países como Alemania, Australia, Estados Unidos, Francia, Italia, Nueva Zelanda y Reino Unido, además de España, vería una competición femenina por televisión si la televisaran. El problema es que ese deseo choca en numerosas ocasiones con la dificultad a la hora de poder acceder a ese contenido.
Con el fin de escapar de la clandestinidad en la que parecen moverse muchas competiciones femeninas, las federaciones no han tenido más remedio que renunciar a cobrar por los derechos de retransmisión para tener un mínimo de visibilidad y poder captar de esa manera algo de publicidad. Los partidos de fútbol, a partir de este año, y los torneos profesionales de tenis son la excepción. El resto encima tiene que poner dinero de la parte que les toca del programa Mujer y Deporte para sufragar la producción y “regalarle” la emisión a las televisiones. Una situación que los responsables de disciplinas como el baloncesto, la que más emisiones de deporte femenino ha tenido en la pequeña pantalla en estos últimos 27 años, seguida por el fútbol, el balonmano, el voleibol y el atletismo, esperan que pueda cambiar en el futuro para obtener más ingresos que repercutan en unas mejores condiciones para las deportistas.
Hay deportes que han encontrado la ayuda de la Liga de Fútbol Profesional, que ofrece televisar sus competiciones a través de su plataforma OTT a cambio de tener la exclusiva de esos derechos. Ocurre que la audiencia por esa vía es aún muy reducida, lo que puede dificultar su promoción y la búsqueda de patrocinio. Pero a algunos responsables federativos no les queda otra salida para poder ofrecer a las empresas una rentabilidad. Y es que existen algunos deportes y deportistas que sólo parecen existir cada cuatro años, con la disputa de los Juegos Olímpicos. El resto del tiempo desaparecen, dejan de existir para el gran público porque nadie se hace eco de su actividad, un problema que se agudiza, como vemos, en el caso de las mujeres. Y los recursos económicos que necesitan son muy escasos.
Esta situación de desigualdad que sufren las deportistas femeninas es el argumento del documental Hijas de Cynisca, llamado así en honor a la princesa espartana que fue la primera mujer en ganar en los Juegos Olímpicos, hace más de 2.000 años, y que con la dirección y producción de Beatriz Carretero ha conseguido estar nominado a ocho galardones en la próxima edición de los Premios Goya. En la cinta, que se puede ver estos días en el cine Artistic Metropol de Madrid, doce deportistas españolas junto a la periodista Paloma del Río, cuentan las dificultades añadidas que, por el hecho de ser mujer, han tenido que sufrir en sus respectivas disciplinas para poder desarrollar su profesión y llegar a la élite. Una de ellas es Ona Carbonell, la nadadora de sincronizada, que hace hincapié en ese laberinto diabólico en el que se ven inmersas muchas de ellas: “Si no tienes recursos no pueden entrenar al mil por mil; si no entrenas al mil por mil no puedes ganar; y si no ganas no tienes recursos”. Del Río pone el dedo en la llaga con una frase irrebatible: “Si no tienen visibilidad, es imposible que les lleguen los patrocinadores. Lo que no se ve no existe”.
Ricardo Uribarri, en ctxt.es
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