Justicia ejemplarizante para nada ejemplar, esa que ofrece los mejores y más constantes ejemplos de injusticia. Muy abundante en el florido vergel de la inmaculada injusticia española.
Justicia ejemplarizante, ese concepto tan querido y proclamado por dictaduras confesas todas y al que se aferran sistemas judiciales, como el español, herederos y sobrevivientes de la que nos tocó por estos lares. Los ejemplos vividos por gentes de mi edad son múltiples: el de Itziarren semea, el de Grimau, el Juicio de Burgos, el Proceso 1001 contra aquellas CCOO, Puig Antich, Txiki y Otaegi, FRAP… en plena dictadura, los juicios por insumisión al servicio militar obligatorio, la larga saga del todo es ETA novelada a lo posmoderno por Baltasar Garzón, el sumario contra los jóvenes de Altsasu, el violentísimo golpe de estado del Govern catalán… en plena y ejemplar democracia a la española.
Fabricación de pruebas ad hoc, interpretaciones perversas de hechos, mucho color y calor mediático, mucho “a por ellos”, mucho “para que aprendan”, mucho de la pedagogía de “la letra con sangre entra”… Y sí, aprendimos mucho ya desde jóvenes: en el florido vergel de la inmaculada injusticia española nacimos muchos cardos punzantemente críticos con la eterna España inquisitorial, uniformadora en fe y convicciones, para quien la patriaña historicista es dogma inviolable e incuestionable. Sí, la patriaña de los quinientos años de connivencia, de la unidad de desatino en lo universal…
Y altos tribunales cooptados por jueces no contaminados por la democracia, adoradores de la dama de la balanza sin fiel, ciega ante la injusticia, ducha en sopesar platillos que siempre se inclinen del mismo lado. Ya va siendo hora de meter mano a la inmaculada dama para que se moje y manche (las manos, ojo con el machismo, no vayan a acusarme de lo que no va la frase) en pro de la misión que le confía en principio todo sistema democrático que se precie. Pero no, los mandamases de la política española, bipartidista por vocación aunque ya frustrada, no están por la labor, la dama es inviolable viole ella lo que viole, así viole el propio concepto de justicia. Ni PP-Cs en dura pugna por quién tiene más Vox, ni PSOE el de la connivencia en la patriaña, están dispuestos a mover un dedo por sanear los altos tribunales, ¡sólo faltaba poner en duda la sagrada labor de las altas instancias judiciales, inmunes a las insanias de la democracia!
Pero la justicia ejemplarizante es creadora a su pesar de segmentos ejemplares de ciudadanía dispuestos a arriesgar su libertad. No he seguido al detalle todas las vicisitudes del juicio orquestado por Marchena, demasiado sabido y previsible el hilo argumental de su ópera magna, pero sí escuché ayer mismo por azar las palabras de uno de los Jordi, Cuixart, palabras de un auténtico insumiso que proclama su desobediencia civil y asume sus consecuencias con orgullo frente a la sumisión que le reclama el sistema de la patriaña.
Y el juicio, ejemplarizante, visto para condena.
Bixente Serrano Izko, en Diario de Noticias
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