La huelga en Huerta de Peralta terminó, tras 28 días, con un acuerdo que recoge la mayoría de las reivindicaciones de la plantilla: readmisión de despedidos, pago de la deuda y apertura de negociaciones para un pacto de empresa. Un acuerdo que, aunque parezca contradictorio, beneficia también a la propia empresa. Frente al modelo empresarial basado en la precariedad y la explotación, fuente de pobreza moral y conflictos, un modelo donde se respeten las condiciones laborales y se acuerden aspectos de la organización del trabajo tiene efectos beneficiosos para la actividad de la empresa y para su entorno social. Frente a la destructiva competición entre empresas para reducir precios y costes, un buen convenio sectorial que se cumpla en todos los centros de trabajo es no sólo exigible sindicalmente sino conveniente estratégicamente. Cualquier proyecto de desarrollo del agro navarro debe asumir que calidad del producto y derechos laborales van de la mano, que el desarrollo de los pueblos pasa por mejorar las condiciones de trabajo y de vida de la gente que los habita. Esta es una de las reflexiones surgidas al hilo del conflicto en Huerta de Peralta. Pero este conflicto nos ha dejado enseñanzas también desde otros puntos de vista.
Empecemos por el tema que ocupa un lugar central en la disputa política: los movimientos migratorios. El saqueo de los recursos naturales y las relaciones comerciales injustas, cuando no directamente las intervenciones y guerras imperialistas, empobrecen a gran parte del planeta, y obligan a millones de personas a huir de las guerras y la pobreza. Una pobreza que no consiste tan sólo en la falta de dinero disponible, sino que supone una falta de atención médica, de educación, de seguridad, de libertades. Pues bien, los estados causantes de dicha pobreza son los mismos que primero levantan barreras contra los pueblos expoliados y después utilizan hipócritamente como mano de obra precarizada a aquellas personas que logran superar una carrera de obstáculos que puede ser -y lo es en muchos casos- mortal. Actualmente las personas migrantes sostienen una parte importante de la economía en Navarra, ocupándose principalmente de trabajos duros y precarizados: trabajo en el campo, construcción, hostelería, limpieza, cuidado de infantes, mayores y personas dependientes. Por si fuera poco, las personas migrantes son estigmatizadas como gente individualista, poco solidaria, aprovechada, que vive de la renta básica, que nos roba el trabajo. Los trabajadores de Huerta de Peralta han hecho añicos esa falsa imagen: son gente trabajadora, solidaria, comprometida, que lucha por tener un trabajo y una vida digna. Como todo trabajador o trabajadora, sea cual sea su origen.
Otra enseñanza tiene que ver con la organización y lucha sindical. En un tiempo donde se introduce interesadamente la idea de que “los sindicatos” -generalizando, en muchos casos interesadamente- “no sirven”, se demuestra nuevamente que el sindicalismo es un instrumento útil y eficaz. Quienes hemos compartido piquete con la gente de Huerta de Peralta, hemos recordado aquellas historias de solidaridad y lucha que nos contó la generación anterior. Más allá de las diferencias culturales, determinados valores que han mostrado los árabes y amazigh de Huerta de Peralta no difieren mucho de los valores de la gente trabajadora que partió de los pueblos de Navarra y desde diferentes zonas del Estado español y se afincó en los barrios del norte de Iruñea y en otras localidades industrializadas: conciencia de clase, red comunitaria de apoyo -con un papel central de las mujeres-, solidaridad práctica, lucha en común, movilización activa, dignidad y determinación. Estos valores son necesarios para hacer frente al proceso de precarización y atomización impuesto por el capital, tanto en el campo como en la ciudad. Habrá que adaptar, eso sí, las formas organizativas y la acción sindical a cada ámbito concreto para que el sindicato sea una herramienta de empoderamiento y lucha eficaz para todos los sectores precarizados. Esa es la apuesta teórica que hizo LAB en su 9º Congreso y la lucha de Huerta de Peralta es un ejemplo práctico del desarrollo de dicha apuesta.
Por último, resulta necesario reflexionar también sobre los diferentes modelos sindicales existentes en Navarra. Cuando la plantilla de Huerta de Peralta decidió organizarse sindicalmente, acudió al sindicato LAB, se afilió en masa y promovió elecciones sindicales. La empresa impulsó la candidatura de CCOO, el sindicato mayoritario en el sector, pero no tuvo éxito: LAB obtuvo 6 representantes, CCOO 2 y UGT 1. ¿Por qué la dirección prefería CCOO a LAB? Pronto lo íbamos a comprobar. Tanto CCOO como UGT renunciaron a presentar reclamaciones por el incumplimiento del convenio, negando derechos fundamentales a su afiliación;por su parte, LAB comenzó a presentar demandas por un valor de 440.000 euros. Y cuando la mayoría del comité y de la plantilla decidió plantarse y hacer frente a los despidos, al impago de la deuda y a la negativa a negociar un pacto de empresa, CCOO y UGT optaron por no convocar huelga ni ninguna otra acción sindical alternativa. La dejación de funciones, falta de conciencia e insolidaridad que supone tal actitud ante una situación extrema es realmente criticable. Pero la cosa no quedó ahí: nos consta que uno de los delegados de CCOO estuvo haciendo horas extra durante la huelga, incluso el domingo. Así que se entiende perfectamente por qué en el sector agropecuario, con más del 70% de la representación en manos de CCOO y UGT, han pervivido situaciones de precariedad y explotación durante los largos años del régimen. Ya es hora de abordar, tanto desde el sindicalismo como desde las instituciones, esta asignatura pendiente. En el campo y la ciudad, ¡caña a la precariedad!
Igor Arroyo (LAB), en Diario de Noticias
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