"Vamos a dejar en paz al abuelo, a nosotros lo que nos funciona es otra cosa". La frase es recurrente en el seno de Vox para explicar su estrategia en redes sociales, especialmente a través de Facebook. El 'abuelo' es Franco y, pese a que el algoritmo de la red social identifica tres millones de perfiles que de alguna manera simpatizan con el caudillo (en base a sus 'likes', publicaciones, grupos a los que pertenecen, etc.), Vox lleva meses ignorándolos en Facebook. Su técnica es más retorcida y rentable: cabrear a la izquierda asegurándose, así, de que sus mensajes llegan a quienes se indignan con los mensajes de Abascal... y reaccionan.
Vox es uno de los partidos políticos que más están recurriendo a campañas microsegmentadas pagadas en Facebook como arma de promoción. Para ello, utiliza algunos de los 'posts' y noticias publicadas en su muro oficial. Después les inyecta dinero para distribuirlos en forma de publicidad entre grupos muy concretos de usuarios, una técnica a la que recurren muchas empresas y medios de comunicación. La novedad —al menos en la política española— es que Vox no solo paga para que su contenido llegue a sus potenciales votantes, sino también a aquellos que el algoritmo de la red social identifica como de izquierda o extrema izquierda (por ejemplo, los 400.000 usuarios simpatizantes de Ada Colau, los 3,8 millones de Podemos o los 900.000 de Pablo Iglesias...). Este método inspirado en las campañas de Trump, y gastando 10 veces menos que el PP, consigue llegar a mucha más gente.
Vox bombardea a estos grupos de usuarios con mensajes diseñados para 'calentarlos' en busca de la viralidad que necesita. Un análisis de los datos del retorno de estas campañas a que ha tenido acceso Teknautas revela que una publicación sobre el Valle de los Caídos, Franco o Primo de Rivera apenas genera un 5% de interacciones. Sin embargo, un anuncio 'zurrando' a Ada Colau, a Pablo Iglesias, a 'los comunistas' o a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) se dispara hasta el 23%. Es la estrategia perfecta para fabricar conflicto y viralizar así su propaganda en internet.
"Ayer, Pablo Iglesias mandó a los estudiantes víctimas del sistema educativo socialista a manifestarse. Cuando nos vuelvan a preguntar qué significa la #EspañaViva, responderemos con esta imagen de dos jóvenes de cañas por España en Granada plantando cara a la podredumbre podemita". La foto es real y muestra a un joven envuelto en la bandera española en actitud pacifista, frente a otro alterado y en pose amenazante señalándole con el índice a un palmo de su cara. Es solo uno de los cientos de mensajes publicados por Vox en su página de Facebook, pero es uno de los que más comentarios han generado en los últimos días, 530. Se ha compartido más de 1.000 veces.
La fórmula se repite en sus cuentas como un rodillo. "Cuando el okupa de La Moncloa convoque elecciones generales, la #EspañaViva hará historia". "Así manipulan a los jóvenes andaluces los que quieren imponer el comunismo chavista". "Llenando Colón y dando un portazo a la corrupción socialista y al comunismo bolivariano". Son mensajes publicados en el muro de Vox listos para activarse como anuncio pagado. "Una vez más, el fundamentalismo que odia nuestra libertad y que no puede convivir con nosotros mancha las calles europeas de sangre", dice otro. Es en realidad una de las campañas, activas ahora mismo, que relacionan directamente terrorismo islámico con inmigración. Se ha compartido casi 1.000 veces en una semana.
Pagar a Facebook por cabrear a la izquierda no es una decisión gratuita, sino una forma de viralizar el contenido y, más importante, cazar votos. "Si logras que la gente se cabree y comente, esos mensajes los ven sus amigos en Facebook. Y no todos van a ser de izquierdas, habrá gente de derechas. Esa es la clave: usar a la izquierda para movilizar a potenciales votantes que de otra forma no llegarían a tu mensaje", explica a Teknautas una fuente conocedora de la estrategia del partido en internet. Gracias a estos clics y 'likes', se obtiene un detallado 'retrato robot' de las debilidades y preocupaciones de simpatizantes potenciales. Una mina de oro para ajustar y personalizar los mensajes y volver a impactar. "Las conclusiones que se sacan analizando las reacciones de la población a sus mensajes arrojan información mucho más precisa que ninguna encuesta", asegura un experto en comunicación digital que participó en la campaña de Matteo Salvini.
Así, por ejemplo, más del 75% de la gente que interactúa con un anuncio de Vox pagado en Facebook (que comenta, da al 'me gusta' o comparte) son hombres que viven principalmente en Madrid, Barcelona, Sevilla y Málaga. Son los puntos calientes del partido, aunque han ido perdiendo cuota desde las elecciones andaluzas, cuando el proyecto de Abascal se ha empezado a popularizar con fuerza en ciudades de tamaño medio y pueblos de toda España. Hay algunas zonas, como áreas rurales de Murcia, donde el incremento de la interacción está siendo vertiginoso. La gran mayoría de esos usuarios cuenta con estudios superiores. Cruces adicionales de datos permiten vislumbrar un perfil laboral que tampoco encaja con ideas preconcebidas: hay desde empleados del sector de servicios financiero y tecnológico a trabajadores de varios ministerios y otros organismos públicos. Y muchos trabajan en algunas de las principales compañías de este país.
Facebook ofrece la posibilidad de analizar a todos estos usuarios de forma agregada y con una enorme cantidad de información. Dentro de ese 75-80% de hombres simpatizantes de Vox en la red social, hay una preocupación fundamental: la unidad de España y Cataluña. Datos analizados por este diario señalan que el nivel de interacción de usuarios en Barcelona es hasta un 20% superior comparado con cualquier otro territorio en España. Una confirmación de que el 'procés' catalán ha sido (y sigue siendo) una máquina de generar interés en Vox. Y ellos lo saben: una de las siete campañas de pago del partido en activo ahora mismo en Facebook reza así: "Ayer, Vox acompañó a la España Viva en Cataluña. En este vídeo podrás ver lo que no mostraron los medios". En las imágenes no solo se puede ver a Santiago Abascal dándose un baño de multitudes, también aparece 'el enemigo': miembros de la Plataforma Antifascista enarbolando en una contramanifestación banderas de la URSS y republicanas con la estrella roja. Uno de los mensajes que mejores resultados les han dado en los últimos tiempos es todo lo relacionado a la polémica sonada de mocos de Dani Mateo.
Más allá de Cataluña, hay una segunda temática que preocupa al 'hombre Vox' en la red social de Zuckerberg: el 'buenismo', relacionado con la izquierda. Los simpatizantes de Abascal se han cansado de lo políticamente correcto, de callar "lo que los españoles dicen en su WhatsApp", en palabras del propio líder de la formación. Y eso ayuda a refinar de nuevo la maquinaria. "Mientras el PP habla de emprendedores e innovación, aquí nos cagamos en Pablo Iglesias. Te puedes imaginar qué calienta más", dice otra fuente consultada conocedora de la estrategia interna. Si hay que relacionar inmigración con terrorismo el día de un atentado, se hace. Si hay que colar bulos, se hace. En esta primera fase de despegue, se trata de 'caldear' el ambiente y pescar en río revuelto.
¿Qué hay de las mujeres? Los datos de Facebook analizados demuestran que solo un 15-20% de usuarios que interactúan con sus campañas son mujeres, cuya principal preocupación no son ni Cataluña, ni el buenismo ni la inmigración, sino, curiosamente, frenar el feminismo. Es casi lo único que comparten con los hombres: unos y otros son antifeministas.
Vox promulga, entre otras cosas, la derogación de la Ley de Violencia de Género, la supresión de organismos feministas radicales subvencionados y la persecución de denuncias falsas. "Muchas mujeres se meten en Vox porque la ley ha perjudicado a hijos, hermanos, primos o amigos divorciados...". Y, contra todo pronóstico, es un mensaje que está calando entre las mujeres en España. Mientras solo el 30% del voto de Vox es femenino, el 45% de los donantes del partido son mujeres, según datos analizados por este diario. En otras palabras: el potencial de crecimiento en este segmento es muy importante, "mucho mayor que otros partidos", según Rocío Monasterio, arquitecta y presidenta de Vox en Madrid.
Aunque no está tan arriba en el listado de intereses detectados al analizar el comportamiento de Facebook de los simpatizantes, el de la inmigración es otro de sus mensajes estrella. Pero al contrario de lo que ocurre con movimientos similares en Francia o Estados Unidos, el votante de Vox no le interesa tanto la seguridad o el deterioro del mercado laboral relacionado con la llegada de extranjeros. "No tiene absolutamente nada que ver con lo de Trump. En España, al menos en Vox, es un rechazo más cultural, de costumbres, velos, hábitos, de rechazo a lo distinto, generalmente al musulmán", anota una fuente. Uno de los mensajes que mejor se viralizaron, explican, es la reacción del partido a unas declaraciones de la periodista Susanna Griso comentando a su vez las palabras del ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, que calificó de "gusanos senegaleses" a los hombres que violaron a una joven italiana hasta matarla. Entre los contenidos más visitados en la web, por otro lado, se cuentan los extractos del discurso de Abascal en Vistalegre.
El análisis de las campañas de Facebook demuestra que Vox es un partido de 'believers', de entusiastas del proyecto. De hecho, muchos de los contenidos que utiliza el partido —'memes', 'links' con noticias, montajes, etcétera— provienen de los propios simpatizantes. Gente anónima los envía a las cuentas del partido y luego se viralizan desde las cuentas oficiales. De hecho, muchas de las noticias que se promocionan se suben sin ningún filtro y gran parte provienen de portales especializados en difundir rumores y noticias sin confirmar, como Meditarráneo Digital o Caso Aislado. Para bien o para mal, vuelan a lomos de sus fans.
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