lunes, 5 de noviembre de 2018

NO ES UNA CARAVANA, ES UN DOLOR QUE CAMINA

La caravana de migrantes es sólo la primera manifestación pública y masiva de la crisis humanitaria en la que vive la mayoría de la población; negada por el gobierno, por la oligarquía, embajadas, organizaciones de la sociedad civil y por algunas agencias de cooperación que le hacen comparsa a la dictadura.
Esta crisis humanitaria es provocada por el modelo económico neoliberal impuesto a sangre y fuego, que sólo pobreza y violencia ha llevado a las comunidades, que ante la ausencia de oportunidades y ante el acoso de los grupos criminales no tienen otra alternativa que la peligrosa e incierta ruta migratoria; prefieren morir en el camino que en sus barrios y colonias.
El infierno en que se ha convertido Honduras tiene varios responsables. En primer el lugar el imperialismo, que a través de su embajada promueve la inestabilidad política en el país con el apoyo directo al dictador, que para granjearse ese apoyo les ha entregado el país, hasta el grado del despojo y de la ignominia, como puede observarse en los foros internacionales.
Otro responsable es el dictador, que además de la incertidumbre que genera en lo económico, en lo político y en lo social, ha profundizado y llevado al extremo las políticas neoliberales, despojando de sus recursos a comunidades enteras, para dárselas a las transnacionales, principalmente norteamericanas y canadienses.
La oligarquía corrupta, mediocre, salvaje, inepta y rapaz también es responsable de esta crisis humanitaria, quien se ha acostumbrado a vivir del presupuesto nacional a tal grado de convertir al Estado en su patrimonio, por medio de un ejército de ocupación, de diputados y presidentes serviles y títeres, que toman las decisiones no para el pueblo, sino que para sus insaciables intereses.
Hay otro actor importante en esta crisis y es el Ejército Nacional, fiel sirviente de los intereses imperiales y de la oligarquía, que sólo sirve para consumir una gran tajada del presupuesto nacional y más que un ejército defensor y garante de la soberanía nacional es una fuerza de ocupación; listo para asesinar, torturar y matar aquellos que se oponen al dictador, al imperio y la oligarquía.
Desgraciadamente esta caravana la conforman los miserables, los desheredados de la tierra, los parias: “los que crían querubes para el presidio y serafines para el burdel” como dijo en su poema, Los Parias, el poeta mexicano Salvador Díaz Mirón.
Estos miserables y desheredados no huyen de la patria, la aman, la adoran y la llevan convertida en un dolor sobre sus hombros, huyen de los verdugos y carniceros que nos gobiernan y de los otros responsables de esta crisis humanitaria. Los que huyen aman a esta tierra más que los que nos quedamos.
Jaime Flores, en criterio.hn

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