Usoa García lleva quince años en el colegio de Barasoain, es la profesora más veterana, y este año se encargará de dar clase en euskara a cinco niños de tres años y dos de cuatro. Es la primera aula que se abre en modelo D en este pequeño municipio, y confía en que marque un punto de inflexión.
La apertura de centros en Modelo D públicos en la zona no vascófona de Nafarroa es un goteo constante. No es la velocidad que algunos esperaban. Pero si hay suficiente demanda de los padres, las líneas en euskara se abren. Este curso, los colegios de Azkoien (5.800 habitantes) y Barasoain (un núcleo poblacional de mil) estrenan aulas en euskara. Usoa García se encargará de la clase más pequeña de todas, donde ya se mezcla la batalla por la enseñanza en euskara en toda Nafarroa con la pelea por la supervivencia de las escuelas de pueblo.
¿Cómo ha llegado el Modelo D al centro de Barasoain?
Se ha abierto un aula nueva, una clase con cinco niños de tres años y dos niños de cuatro. Desde que el Gobierno cambió y se abrió la posibilidad de abrir el modelo en la zona no vascófona, se informa la comunidad de que la posibilidad existe. Al principio, nos faltó alumnado y los niños fueron a Tafalla [a unos 9 kilómetros de distancia]. Este curso las condiciones se habían conseguido y además un grupo de familias acudió al Departamento y logró reunirse con la consejera. Esta escuela estaba abierta a la posibilidad y teníamos claro que reuníamos las condiciones de espacio y las ganas. Si las familias de nuestro entorno hacen una propuesta que es correcta y viable, nosotros debemos acompañarlas. Nuestro lugar es abrirnos a las familias y apoyarlas en sus necesidades.
La realidad anterior es que, antes de abrirse el aula, había familias que dejaban de escolarizar a los niños en este centro. Primero a la ikastola de Tafalla y, desde hace dos años, también a las escuelas comarcales de esa localidad.
Vivimos en un entorno pequeño y es verdad que aquí se conocen las matriculaciones, los nacimientos… En el valle, hay pueblos más proclives al euskara y que no. Al principio, solo en la ikastola se podía estudiar el modelo D. Pero estas familias que se fueron a otros colegios se fueron con pena. Y aquí soñábamos con la posibilidad de que volvieran.
¿Ha qué punto una escuela de pueblo está atada a su comunidad?
La reivindicación es que esta pase a ser la escuela del valle de Orba. Ahora es solo de un pueblo. Peleamos por que el resto de pueblos del valle vengan aquí y no sean comarcalizados en Tafalla. Para nosotras es un sinsentido.
¿Cuántos años lleva aquí?
Creo que quince años ya. En este momento, soy la persona que lleva más tiempo en el colegio.
Y, hasta ahora, siempre como maestra en castellano.
Soy guipuzcoana, de Donostia. Empecé a trabajar allí. Luego estuve varios años en Iparralde, donde enseñaba en modelo D. Cuando vine aquí, a Nafarroa, me vi en la tesitura de, siendo funcionaria, ser profesora de euskara o cambiarme de modelo. Acepté trabajar en modelo G [monolingüe castellano]. He estado muy a gusto en ese modelo. Pero te diré que soy euskaldunberri. Fue un logro personal. Haber podido recuperar ahora la posibilidad de enseñar en euskara después de quince años resulta algo importante. Vivo muy cerca de aquí, en otro pueblo del valle. Vivo en euskara, mis hijas viven en esa lengua. Para mí, desarrollar una gran parte de mi día a día a esta lengua supone una gran alegría.
¿Por qué lo siente así?
En todos estos años, no quería desprenderme del idioma, ni de mi quehacer por el euskara. Recibí mucho para poder llegar a ser euskaldun y siempre he querido dar eso que recibí. En la escuela tenemos mucho contacto con la biblioteca de Tafalla, para proyectos, para materiales... Llevo muchos años de cuentacuentos en euskara allá.
¿Qué medios dispone el centro para esos alumnos?
Para dar clase en este aula hace falta el título de infantil y el EGA. Yo era la única que cumplía los requisitos. Pero no estoy sola. Alguien me cubre en las horas que debo dedicar a otros asuntos o labores de dirección. Otros dos profesores están también implicados. Es verdad que niños de estas edades necesitan un referente principal, pero es bueno también que no sea solo uno.
¿Con qué podría decirse que te convertiste en euskaldun?
Creo que me convertí el día que tuve a mi primera hija. Tomé la decisión de vivir en euskara, de tener una vida familiar en euskara. Ella hoy tiene 26 años. Como euskaldunberri tenía un sueño de poder criar a mis hijos en euskara. Era un reto... lo primero que pensaba es qué les cantaré. Fíjate qué cosas. Porque mi repertorio de canciones era el que a mí me cantaron de chiquita. Cuando parí a mi primera hija es cuando me titulé y eso me permitió trabajar en modelo D. Antes estudié en AEK, de un euskaltegi a otro iba sumando mi formación, pero la decisión de vivir en euskara la ligué al hecho de tener una familia y a mis hijos. Mis hijas son euskaldunzaharras y para un euskaldunberri tener hijas euskaldunzaharras es algo que, cuando empecé estudiar, parecía un sueño. Estoy muy feliz de haberlo conseguido. No pienso que los idiomas son fáciles. El euskara es una lengua compleja, pero me ha aportado muchísimo. Hay muchas imágenes de esta lengua, mucha riqueza que me ha emocionado y enamorado.
¿Qué situación ocupa el euskara dentro del colegio?
La situación actual es que tenemos un modelo D con siete niños y otro modelo G con 7 niños también. Eso sí, el aula en euskara está en minoría con respecto a cinco aulas de Primaria más y la otra Infantil. Un aula en euskara por seis de castellano. Pero bueno, el tiempo quizá acabe poniendo las cosas en otro lugar. Este año las dos clases que empiezan están muy equiparadas: siete niños en D y siete en G. Si se continúa igual, podría acabar siendo un centro con dos líneas similares. Ahora este aula en euskara una isla, pero el modelo D público ya se puso en práctica también en la CAV en otro tiempo y mira dónde acabó. Hay que dedicarle esfuerzo, porque el entorno es muy castellanoparlante, pero habrá que ver la evolución. Todo puede cambiar con medios e implicación de las personas.
Entre los juguetes que veo por el aula, hay una guitarra. ¿Es el juguete de la maestra?
El cantar crea vínculos poderosos. Es algo muy antiguo y muy presente en la cultura vasca. La cultura vasca ha sido sobre todo de transmisión oral, la lengua se ha mantenido por tradición oral. Hablar de la vida o venir a atender de forma oral preguntas de la vida es superimportante. La música es capital para el aprendizaje. Se aprenden muchísimas cosas cantando. Y si bailas, que también lo hacemos, se estrechan los vínculos mucho más. Son maneras muy tribales, que han estado presentes en todas las culturas.
En su trato con las familias, ¿qué motivaciones ha percibido para matricular a los niños en euskara?
He percibido a unas familias con motivación alta. Fueron ellos los que acudieron al Departamento a que se les asegurara el modelo. Eso demuestra algo. Mi percepción es que, durante el periodo de familiarización, son padres y madres volcados y preocupados por ellos. He visto familias con ganas y cierto entusiasmo en ellas. Veo que quieren conocer de cerca, muy de cerca, como los niños y niñas van aprendiendo y avanzando. Eso también lo he visto en familias de modelo G otros años, pero sí que les veo implicados.
Pero hay familias euskaldunas y otras que no. No sé si algunos traen algún miedo…
¿Miedo? Yo miedo no he percibido. No han transmitido eso para nada. Los dos niños de cuatro años ya estaban en un modelo D público, pero sus padres se veían obligados a llevarles a Tafalla. Al abrirse la posibilidad de traer a los niños a la escuela del pueblo, han apostado por ella. No sé si estas familias han conseguido trasladar esa confianza al resto del grupo, pero la sensación es de que existe seguridad y optimismo. Y una sensación positiva de que al fin se puede estudiar euskara en lo público. En mi opinión, es importante que al fin se haya atendido el deseo de estas personas que tienen los mismos derechos que los demás. Entre ellos hay personas que saben euskara, personas que saben algo de euskara y otros que, sabiendo otros idiomas, han querido que sus hijos estudien este idioma porque viven aquí.
Aritz Intxusta, en GARA
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