sábado, 27 de enero de 2018

LAS VENTAJAS DE BEBER AGUA DEL GRIFO

El agua del grifo, que es tan natural como la embotellada; es de excelente calidad en la mayor parte de las ciudades por el continuo y exhaustivo control que hacen los ayuntamientos de todos sus parámetros. De esta forma se consigue un mayor control sanitario que con las aguas envasadas. Está demostrado científicamente que los recipientes de plástico rígido a base de policarbonato y PVC que contienen el aditivo BPA o Bisfenol A, pueden liberarlo sobre el contenido de las botellas de agua. También que en la incineración de estos recipientes liberan en la atmósfera entre otros compuestos a base de dioxinas y furanos potencialmente cancerígenos.
La industria del agua nos ha hecho creer que el agua embotellada es superior a la del grifo, pero sólo se trata de un mito social consecuencia de la publicidad y el marketing. 
El agua de grifo en general se distribuye por gravedad en tuberías sin consumos de energía en su embotellado, embalaje y transporte. No genera envases innecesarios ni otros residuos. No sufre por las condiciones de almacenamiento y distribución (altas temperaturas en verano) y no tiene fecha de caducidad. Es mucho más económica que el agua embotellada; en la mayoría de los casos hasta 250 veces más barata. Por tanto, su consumo conlleva evidentes ventajas para la ciudadanía y medio ambiente.
La nueva Ley Foral de Residuos obligará a los establecimientos hosteleros a ofrecer de forma gratuita la posibilidad de un recipiente con agua del grifo y vasos para su consumo. Otras Comunidades ya lo han hecho o están en vías de hacerlo y es una práctica habitual en otros países.
Pero si todo son ventajas ¿Por qué existe resistencia por parte de algunos hosteleros y fabricantes de envases y máquinas expendedoras etc.? Lo evidente no habría que explicarlo; porque les afectará en alguna medida a sus intereses económicos. La puesta en práctica de la Ley no eliminará el consumo de agua embotellada, pero es presumible que reduzca su consumo. Por otra parte, una jarra servida en la mesa puede ser un acto de cortesía hacia el cliente, que vería justo pagar algo por el servicio. 
Unas paradojas. Una de las principales fuentes de suministro de agua de la comarca de Pamplona es el acuífero de Arteta situado en el valle de Ollo. Curiosamente, en esa localidad también se encuentra una planta embotelladora que se suministra del mismo acuífero. Durante años, la mayor parte de los edificios del Gobierno de Navarra han tenido complementariamente dispensadores de agua de la planta embotelladora; el mismo agua, en un caso transportada a través de tuberías y en el otro a través de camiones en botellas de plástico.
En la investigación posterior al incendio que se produjo en el túnel del Montblanc en 1999, donde perecieron 39 personas, se vió la incongruencia de que camiones incendiados, subían agua embotellada San Pellegrino desde Italia para consumirla en Francia y a su vez se cruzaban con otros que bajaban agua de Evian con destino a Italia. 
Al igual que con otros residuos, nos encontramos con prácticas ambientalmente insostenibles. Así producir un litro de agua de marcas como la conocida Evian, genera hasta 600 veces más CO2 que un litro de agua del grifo. Según la WATER FOOTPRINT NETWORK se necesitan tres litros de agua para fabricar una botella de medio litro. A este derroche de agua se suma la energía para producir la botella, transportarla y finalmente intentar recogerla. Si la botella se tira y no se recicla, los costes ambientales son mucho mayores. En la muchos casos el plástico vertido pasa a los ríos y finaliza en los océanos, donde se han formado enormes islas compuestas por residuos plásticos en descomposición que acaban en nuestros cuerpos a través de la alimentación. 
La mayor parte del plástico que utilizamos son envases de un solo uso y si no ponemos remedio, acabaremos asfixiados por nuestros propios residuos. Solo en España de los 5.000 millones de botellas de plástico de agua envasada, 3.500 millones van al vertedero, a incineración o al medio ambiente. 
Dentro del actual caos existente, se evidencia que así no podemos seguir y es por esto que para 2030, todo el plástico que se produzca y se utilice en Europa tendrá que ser diseñado de manera que pueda reciclarse o reutilizarse. Por otra parte desde enero de 2018, China para mejorar su medio ambiente, ha dejado de reciclar el plástico que recibía del extranjero; una medida que puede tener efectos importantes sobre la industria mundial del reciclaje que hasta ahora dependían del gigante asiático para deshacerse de su basura. 
De acuerdo a la legislación europea, dentro de la jerarquía del tratamiento de residuos la disminución de envases debe primar sobre políticas de reciclado. De forma similar a administraciones públicas de otros países, es posible adoptar políticas de prevención de residuos en nuestra Comunidad:
El Gobierno Británico considera que beber agua embotellada es inmoral e insolidario por lo que en el año 2008 iniciaron una campaña publicitaria para fomentar el agua del grifo. Prohibió a partir de ese año las botellas de plástico de agua envasada en dependencias oficiales. Según el estudio que presentaron en la campaña, beber el contenido de una botella de agua, tiene el mismo impacto en el medio ambiente que conducir un coche durante un kilómetro. La ciudad de San Francisco prohibió desde marzo de 2004, la venta de agua embotellada en el interior de edificios públicos y a partir de 2016 en eventos al aire libre. En decenas de campus universitarios de Norteamérica y otros países se ha prohibido el uso de agua embotellada en plástico. En Francia es obligatorio poner agua del grifo a disposición de los clientes de bares y restaurantes sin coste alguno, al igual que en Praga, Miami, Nueva York, San Francisco, Melbourne, Quebec, etc. 
En España es habitual que el cliente no tenga posibilidad de elección de agua del grifo en la hostelería, aunque ciudades como Pamplona/Iruñea, Donostia y Córdoba… fomentan de forma voluntaria el uso del agua de la red pública, mientras las Comunidades de Andalucía y Navarra están tramitando las leyes que establecerán la obligación de servir agua del grifo.
El grave impacto ambiental producido por el agua embotellada, obliga a reducir su consumo para disminuir la degradación ambiental. Es necesaria una llamada a la responsabilidad ciudadana para defender el agua de grifo como un bien público y no como una mercancía. El acceso al agua de boca es un derecho humano. Es inevitable en el futuro la realización de campañas a favor del agua del grifo, similares a las campañas contra el tabaco etc.
La reciente Ley navarra de Residuos, está a la espera del debate parlamentario y su aprobación definitiva. No debiera haber discusión sobre medidas para la prevención de envases. El Parlamento de Navarra, consciente del impacto ambiental producido por los envases de agua embotellada, ya decidió eliminar el consumo de la misma en su ámbito.

Ana Malón,  Julen Mendiguren, Juan del Barrio (miembros de la Compañía de las 3 Erres, reducir, Reciclar, Reutilizar)
                                                                                                                   

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