lunes, 18 de septiembre de 2017

NO TODO VALE Y MENOS CUANDO DE SALUD HABLAMOS

Me ha producido sorpresa e indignación la intervención del parlamentario de UPN, Sergio Sayas, sobre el programa de trasplante de médula ósea del Complejo Hospitalario de Navarra. Desconozco el origen de la información que ha manejado, pero lo que sí ha puesto de manifiesto es que carece de ética política y de sensibilidad social y que está dispuesto a crear una infundada alarma sanitaria sobre la parte más vulnerable como son los enfermos afectos de cáncer con la finalidad abyecta de hacer daño político.

Disentir de las estrategias y esquemas organizativos de otras formaciones políticas no sólo es legítimo, sino que puede aportar mejores ideas, mejores análisis y soluciones más efectivas a los problemas planteados. Bienvenida esta forma de trabajar en lo público.

Pero utilizar el dolor ajeno, aprovecharse del sufrimiento de los enfermos que padecen cáncer y que están esperando con ansiedad VITAL al trasplante de médula ósea para recuperar un horizonte de vida, aprovecharse de esta angustia para hacer daño político lo considero una bajeza moral detestable.

El Sr. Sayas toca de oído y con partitura equivocada. Si su interés fuera el bien de los pacientes y ante la información que había recibido que los resultados del trasplante no eran los deseados, debía haberse puesto en contacto con los responsables que a buen seguro le hubieran informado, como es su deber. Pero no. Tocó el tambor y las trompetas para infundir miedo, angustia y dolor a los más débiles. Produjo un daño terrible, a sabiendas de que lo producía o con la inconsciencia moralmente punible de no haber cotejado el rumor malintencionado.

El 14 de Septiembre el Dr.Alberto Martínez, director de Asistencia Sanitaria del Complejo Hospitalario de Navarra, aclaró de forma contundente y documentada. Informó que durante el proceso habitual de control de los trasplantes (como se testan los procedimientos hospitalarios) hubo un informe con resultados dudosos y que, tras su análisis y elaboración de otros dos estudios, se comprobó que el primero adolecía de un error metodológico. Hecho nada excepcional en los estudios de investigación.

Qué fácil hubiese sido para el Sr. Sayas contactar con el Dr.Alberto Martínez. Pero algunas personas recorren un camino ciegamente, el camino se acaba pero ellos siguen.

He trabajado en la sanidad pública de Navarra 40 años de mi vida (los mejores) como cirujano. Todo mi sentir y mi energía fue intentar reparar aquello que la enfermedad había deteriorado. Pero lo que más esfuerzo me llevó conseguir fue ser cómplice del sufrimiento del paciente. Siempre deseé que el paciente sintiera que yo era parte de la solución.

No sabe Sr.Sayas el inmenso dolor que su desgraciada intervención ha añadido a los pacientes que esperan en el trasplante de médula el final de su largo calvario.

Si hubiese tenido más sensibilidad estoy seguro que en ningún momento hubiese cometido tamaña torpeza. Dudo que UPN apoye esta estrategia de intentar pescar en el sufrimiento ajeno. La enfermedad no entiende siglas políticas.

Desde hace décadas la Clínica Universidad de Navarra realiza un excelente programa de trasplantes de órganos con resultados óptimos. Y los pacientes y la sociedad les estamos agradecidos y valoramos enormemente sus resultados. Diría al Sr.Sayas que, afortunadamente actuaciones profesionales de toda índole -incluidos el trasplante de médula ósea también se realizan en la red pública de Navarra con plenas garantías. Entre otros reconocimientos el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea ocupa en este momento el primer lugar en el ranking nacional gracias a los excelentes profesionales que lo conforman.

A veces uno llega a pensar que determinados actos de algunas personas reflejan sus carencias. No todo vale.

Miguel Aizcorbe Garralda, doctor en Medicina y Cirugía (publicado en Diario de Navarra)

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