Podría pasar en Galicia, donde, desde el inicio de la crisis, han abandonado la comunidad 103.092 residentes de 16 a 35 años. Pero, de momento, solo está ocurriendo en Portugal.
Bruno Serdoura, de 33 años, un gestor financiero que trabaja en Zúrich desde hace dos años; y Ricardo Pinto, ingeniero de 29 años establecido en Londres al servicio de una multinacional francesa, son dos objetivos claros del plan de retorno de jóvenes emigrados lanzado por la patronal lusa AEP (Asociación de Empresarios de Portugal), y al que se acaba de sumar el Gobierno con toda la artillería (Ministerio dos Negocios Extranjeros, Alto Comisariado para as Migrações y el AICEP, la agencia para la inversión y el comercio externo).
De entrada, la idea es poner a disposición de los emigrados el servicio de toda la red diplomática lusa, y el apoyo financiero necesario para movilizar el regreso de la generación perdida de entre 30.000 y 40.000 jóvenes cualificados que abandonaron el país durante los años del rescate, debido a las duras políticas de austeridad, el incremento del paro y la falta de oportunidades laborales.
A cambio de la vuelta a casa, Portugal ofrece a sus jóvenes un escenario completamente distinto al que dejaron en su marca. El PIB lleva tres años seguidos creciendo. La inversión extranjera (900 millones de euros en el 2016) se ha convertido en uno de los grandes elementos dinamizadores de la economía lusa, con la implantación de grandes empresas multinacionales (Embraer, Samsung...) y otras menos grandes, que están disparando la demanda de mano de obra especializada.
«Es un desperdicio no aprovechar la capacidad de esta generación llena de mundo y de talento», afirma Paulo Nunes de Almeida, presidente de la patronal portuguesa AEP.
Almeida reconoce que es utópico pensar en que se pueda generar un regreso masivo que dé lugar a una saturación de la demanda de empleo o a una explosión de nuevos negocios. «El programa tiene la virtud de reforzar la conexión de los jóvenes al país e incorporar modelos de acogida adecuados, ya sea como asalariados, o a través de negocios propios. En los dos casos, los jóvenes se beneficiarán del respaldo de la fundación y del Gobierno», explica le presidente de los empresarios portugueses.
Añade que, «quien se aventure a poner en marcha una iniciativa emprendedora contará con el firme apoyo en la agilización de procesos, conexiones a incubadoras, banca y sociedades de capital de riesgo». El programa ha sido bautizado con el nombre Empreender 2020. Y ya tiene localizados a 1.500 interesados.
«Queremos establecer una red colaborativa entre aquellos jóvenes que están fuera y que potencialmente manifiesten su deseo de regresar a Portugal y un conjunto de entidades portuguesas que los quieren acoger. La Fundação AEP va, naturalmente, a capitanear todo este trabajo, y ademas va a implicar también a los ayuntamientos, comunidades intermunicipales, centros de investigación y, por supuesto, las empresas», asegura Nunes de Almeida.
Bruno Serdoura, de 33 años, un gestor financiero que trabaja en Zúrich desde hace dos años; y Ricardo Pinto, ingeniero de 29 años establecido en Londres al servicio de una multinacional francesa, son dos objetivos claros del plan de retorno de jóvenes emigrados lanzado por la patronal lusa AEP (Asociación de Empresarios de Portugal), y al que se acaba de sumar el Gobierno con toda la artillería (Ministerio dos Negocios Extranjeros, Alto Comisariado para as Migrações y el AICEP, la agencia para la inversión y el comercio externo).
De entrada, la idea es poner a disposición de los emigrados el servicio de toda la red diplomática lusa, y el apoyo financiero necesario para movilizar el regreso de la generación perdida de entre 30.000 y 40.000 jóvenes cualificados que abandonaron el país durante los años del rescate, debido a las duras políticas de austeridad, el incremento del paro y la falta de oportunidades laborales.
A cambio de la vuelta a casa, Portugal ofrece a sus jóvenes un escenario completamente distinto al que dejaron en su marca. El PIB lleva tres años seguidos creciendo. La inversión extranjera (900 millones de euros en el 2016) se ha convertido en uno de los grandes elementos dinamizadores de la economía lusa, con la implantación de grandes empresas multinacionales (Embraer, Samsung...) y otras menos grandes, que están disparando la demanda de mano de obra especializada.
«Es un desperdicio no aprovechar la capacidad de esta generación llena de mundo y de talento», afirma Paulo Nunes de Almeida, presidente de la patronal portuguesa AEP.
Almeida reconoce que es utópico pensar en que se pueda generar un regreso masivo que dé lugar a una saturación de la demanda de empleo o a una explosión de nuevos negocios. «El programa tiene la virtud de reforzar la conexión de los jóvenes al país e incorporar modelos de acogida adecuados, ya sea como asalariados, o a través de negocios propios. En los dos casos, los jóvenes se beneficiarán del respaldo de la fundación y del Gobierno», explica le presidente de los empresarios portugueses.
Añade que, «quien se aventure a poner en marcha una iniciativa emprendedora contará con el firme apoyo en la agilización de procesos, conexiones a incubadoras, banca y sociedades de capital de riesgo». El programa ha sido bautizado con el nombre Empreender 2020. Y ya tiene localizados a 1.500 interesados.
«Queremos establecer una red colaborativa entre aquellos jóvenes que están fuera y que potencialmente manifiesten su deseo de regresar a Portugal y un conjunto de entidades portuguesas que los quieren acoger. La Fundação AEP va, naturalmente, a capitanear todo este trabajo, y ademas va a implicar también a los ayuntamientos, comunidades intermunicipales, centros de investigación y, por supuesto, las empresas», asegura Nunes de Almeida.
M. Sío Dopeso, en La Voz de Galicia
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