Los largos tentáculos del régimen de Erdogan han alcanzado España. El escritor y periodista turco Hamza Yalçin, de 59 años, se encuentra preso en nuestro país desde el pasado día 3 en aplicación de una orden de detención internacional dictada por Turquía. La Embajada sueca en Madrid se ha puesto en contacto con las autoridades españolas para asistir al detenido, que también tiene nacionalidad del país escandinavo.
Yalçin fue detenido en el control de pasaportes del aeropuerto de El Prat (Barcelona), donde había hecho escala camino de Londres, cuando saltó la alerta en el sistema informático de que existía una orden de busca y captura contra él dictada a través de Interpol. Los agentes se limitaron a practicar la detención y a entregarlo al juez de guardia de El Prat, quien ordenó su traslado a la Audiencia Nacional, que ha decretado su ingreso en prisión.
Según la agencia turca Dogan, Turquía emitió en abril pasado una orden de detención contra Yalçin por haber insultado al presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, en un artículo publicado en la revista turca Focus. También se le acusaría de mantener “vínculos terroristas” con un grupo ilegal de ultraizquierda por dos artículos en la publicación turca Odak Dergisi.
Yalçin reside en Suecia desde 1984 y es miembro de la rama sueca de la asociación de escritores PEN Internacional. Elisabeth Asbrink, portavoz de la asociación, declaró a AP que “es obvio que Erdogan exhibe una falta de respeto por los ciudadanos de la UE”, y añadió que el Gobierno sueco debe hacer todo lo posible para conseguir la liberación de Yalçin y de Ali Gharavi, otro conciudadano detenido en Turquía.
El responsable de Reporteros Sin Fronteras en Suecia, Jonathan Lundqvist, señaló que el arresto es una demostración por parte de Erdogan de que puede acallar las voces críticas incluso en el extranjero y advirtió de que España debe decidir si entrega a Yalçin a un Gobierno que mantiene a más de 100 periodistas presos con acusaciones similares. “Es preocupante que periodistas exiliados puedan ser detenidos”, agregó.
Un portavoz de la Embajada sueca en Madrid señaló a EL PAÍS que “está en contacto con las autoridades españolas” para conocer el procedimiento y poder entrevistarse con el preso.
Kurdo Baksi, compatriota y amigo de Talçin, aseguró a Efe que este es “un hombre muy conocido [en Suecia], un intelectual”, que nunca ha tenido ninguna relación con grupos violentos. “El solamente escribe en un mensual que sale en Estambul y no ha estado en Turquía desde 1998. ¿Cómo va a estar en la planificación de ningún acto terrorista?” A su juicio, Turquía “ha utilizado Interpol por razones políticas y su objetivo es prohibir la libertad de expresión y evitar que Yalçin se mueva por Europa. Yo también soy turco-sueco y crítico con Erdogan. Entonces, ¿no podré viajar a Barcelona?”,concluyó.
Una vez que el juez de guardia de la Audiencia Nacional ordenó su ingreso provisional en prisión, Turquía dispone de un plazo de 40 días para presentar el expediente de acusación y formalizar la petición de extradición, según el Convenio Europeo de Extradición. La decisión corresponderá a la Audiencia Nacional, pero la última palabra la tendrá el Gobierno, que se verá en la tesitura de desairar a Turquía o enfrentarse a las organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Tras el frustrado golpe de Estado de julio del año pasado, el régimen de Erdogan ha detenido y purgado a más de 50.000 militares, jueces o profesores. Uno de los procesos más polémicos es el que afecta a 19 trabajadores y directivos del diario progresista Cumhuriyet, que se enfrentan a penas de entre 7,5 y 43 años de cárcel por supuesta colaboración con el terrorismo. Su exdirector Can Dundar se ha exiliado en Alemania.
El País
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