El militante del PSOE tiene 60 años de media y es poco participativo, con tasas de asistencia muy bajas a las reuniones en las agrupaciones y que en contadas ocasiones abre los correos electrónicos que le envía el partido. Esta es la radiografía que hace del afiliado medio socialista el sociólogo José Félix Tezanos, secretario de Estudios y Programas en la Ejecutiva de Pedro Sánchez, y el diputado César Luena, exsecretario de Organización, en el libro Partidos políticos, democracia y cambio social. La idea central del libro, que se presentará próximamente, es que o los partidos se renuevan al ritmo de las demandas de una nueva ciudadanía activa que exige más calidad democrática y mejoras en derechos sociales o estarán abocados a caer en la irrelevancia.
Los autores señalan al envejecimiento de las bases como uno de los principales desafíos en la actualidad, pues les distancia de otros perfiles medios de las sociedades de nuestro tiempo. Una tendencia acrecentada por la merma de las Juventudes Socialistas de España (JSE), que han perdido un 20% de sus militantes en los últimos años. Además, solo tres de cada diez miembros de la organización juvenil están afiliados al PSOE, que cuenta hoy día con algo más de 187.000 militantes.
Esta realidad plantea para los autores un evidente problema de relevo generacional que hace necesario diseñar fórmulas que atraigan a los jóvenes de nuevo al PSOE. Para ello hacen una propuesta, flexibilizar la figura del afiliado directo, aquel que se hace militante a través de Internet, sin necesidad de pertenecer a ninguna agrupación. El partido cuenta con poco más de 1.500 afiliados directos, “para los que apenas hay previstas actividades que permitan incentivar su participación presencial”, admiten en el texto.
Tezanos y Luena defienden por ello que se flexibilice esta figura de militante para permitir al ciudadano participar en procesos concretos que le interesen especialmente, ya sea para elegir a un candidato en primarias o para tomar parte con derecho a voto en una conferencia política. Con fórmulas de esta índole, el PSOE conseguiría aumentar sus niveles de participación e implicación de la ciudadanía activa, sostienen los dirigentes socialistas, que sugieren cambios también en la política de cuotas. A su juicio, han perdido parte de su razón de ser y suponen una “barrera” para la libre participación de los ciudadanos en los partidos.
La pérdida de votos en las grandes ciudades es otro de los síntomas de preocupación. Desde 1997, el PSOE ha perdido cerca de dos millones de votos en solo cuatro puntos: Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza. Ello les lleva a proponer que se dote a las agrupaciones de los grandes enclaves de todas las competencias orgánicas y políticas de las agrupaciones de distrito, que deberían quedar como puntos de encuentro.
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