Muchos analistas políticos se preguntan dónde está la extrema derecha española sin querer ver que la extrema derecha se encuentra dentro del Partido Popular y del gobierno. La extrema derecha clásica, antidemocrática y nacional-católica ha cambiado su estrategia y se ha instalado en el Partido Popular desde sus orígenes, lo que no significa que todo el Partido Popular sea de extrema derecha. El origen del Partido Popular, está en Alianza Popular, partido formado por seis ministros de la dictadura, (Manuel Fraga Iribarne, Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz, Licinio de la Fuente y de la Fuente, Laureano López Rodó y Gonzalo Fernández de la Mora), y un alto cargo del régimen, (Enrique Thomas de Carranza).
La extrema derecha clásica está representada por partidos políticos extraparlamentarios, llenos de nostálgicos de la dictadura, muy fanáticos y con escasa o nula proyección política y social.
A diferencia de la extrema derecha clásica, la nueva extrema derecha no quiere una dictadura, sino una democracia vacía de contenido. Lo que antes se imponía por la fuerza militar ahora se quiere imponer a través de la legalidad, frente a una izquierda dividida y desnaturalizada en parte.
La democracia como el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, ha sido sustituida por la dictadura de los mercados que imponen recortes sociales y políticas neoliberales austericidas, que son obedecidas por los gobiernos, que han cedido la política monetaria a organizaciones no democráticas como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, que no tienen entre sus fines la generación de empleo digno y estable, sino el pago de la deuda externa contraída por los países europeos para rescatar a los bancos después de la crisis financiera iniciada en otoño del 2.007, como consecuencia del colapso de la burbuja financiera inmobiliaria en Estados Unidos el 2.006.
La transición española no fue algo que se improvisó después de la muerte del general Franco, sino que estaba pactada desde mucho antes. En 1.947 se aprobó la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado y en 1.969, el general Franco nombró al entonces príncipe Juan Carlos como sucesor suyo. De esta forma los monárquicos sabían que a la muerte del dictador regresaría la monarquía y que el juego democrático se hacía inevitable. Las diferentes familias que habían formado parte del franquismo se adaptaron a los nuevos tiempos y los tecnócratas del Opus Dei llenaron las filas de Alianza Popular y UCD, que básicamente acabarían confluyendo en el Partido Popular. Durante la dictadura un número importante de miembros del Opus Dei fueron ministros. Mariano Navarro Rubio, (Hacienda), Alberto Ullastres, (Comercio), Gregorio López Bravo, (Industria y Exteriores), Juan José Espinosa, (Hacienda), Faustino García Moncó, (Comercio), Laureano López Rodó, (Plan de Desarrollo y Exteriores), Vicente Mortes, (Vivienda) y Fernando Herrero Tejedor, (Movimiento).
Con el Partido Popular, la lista de ministros pertenecientes al Opus Deis continuó aumentando. Luis de Guindos (Economía), Jorge Fernández Díaz, (Interior), Federico Trillo, (Defensa), Isabel Tocino, (Medio Ambiente), Julieta de Micheo, (Sanidad). Sin contar los ministros que siendo cercanos al Opus Dei, no son miembros de esta organización.
Evaristo Páramo, cantante de “La Polla Record”, describió el paso de la dictadura a la democracia del siguiente modo:
“..ruptura era lo guay, y lo otro era como pactar, (reforma), eso es la ruptura y la reforma y lo que tenemos es la reforma. Entonces cómo puedes cambiar de sistema si no cambias ni los jueces, ni la policía, ni el ejército, si no les pasas un poco por el cedazo a ver que cae, no les pasas. Dejas todo, todo pues cuarenta años más de franquismo que te has comido. Franquismo con pinta de democracia con las mismas familias, con los mismos nombres con todo, la misma cuadrilla. Son la misma cuadrilla y sus herederos. En increíble y estamos aquí con la democracia, exportándola para América”
A pesar de lo anteriormente manifestado, la llega de la democracia, (a pesar de su imperfección), supuso la legalización de los partidos políticos, (incluido el Partido Comunista de España), los sindicatos, (a los que se devolverían sus antiguos bienes incautados por la dictadura), la ley de amnistía y la salida a la calle de los presos políticos, la Constitución de 1.978, la creación de las autonomías, los pactos de la Moncloa, la despenalización del aborto, el derecho al divorcio, la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, y el derecho de huelga.
España, (salvando las distancias), fue un ejemplo magistral de gatopardismo:
"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". "¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado". "…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está".
Los partidos políticos, (PP, PSOE, CiU…), manchados por la corrupción de su financiación ilegal. Los Sindicatos, subvencionados y convertidos en funcionarios de tercera, haciendo ERES a sus empleados e impartiendo cursos. La libertad de prensa, amordazada por un puñado de empresas controladas en última instancia por bancos y empresarios. El derecho de huelga disminuido por la precariedad laboral y el miedo al perder el puesto de trabajo. Las autonomías, como focos de corrupción. La igualdad entre hombres y mujeres, mas formar sobre el papel que real… etc.
La extrema derecha pudo pervivir tranquilamente en la nueva democracia, gracias a la corrupción y la falsificación de los valores democráticos.
Mientras todo esto ocurría, Felipe González, alias Isidoro, era escoltado por la policía franquista para que asistiera al Congreso en el exilio en Suresnes, (Francia), en 1.974, donde fue aclamado como líder, según cuenta General Fernández-Monzón Altolaguirre quien en sus memorias, relata lo siguiente:
"Felipe González sabía muy bien que cuando se planteó la dicotomía entre el PSOE histórico de Llopis, en el exilio, y el PSOE renovado, Carrero fue definitivo al decirle a Heinemann que por favor rogara a Willy Brandt que aceptara como partido socialista español en la Internacional al renovado. Esto es tan cierto que, cuando yo se lo recordé a Felipe González el primer día que hablé con él, en un restaurante de la calle Santa Engracia, me dijo: 'No se preocupen ustedes, que no olvidaremos nunca a Carrero Blanco. Soy perfectamente consciente de ello, de nuestra boca no saldrá jamás una crítica contra el almirante'."
Ninguno o casi ninguno de los descendientes del bando republicano derrotado durante la guerra civil, tuvo significancia política al revés de lo que ocurriría con muchos de los hijos de los vencedores, que acabaron engrosando las filas del partido socialista. Jose Bono, (hijo del alcalde falangista de Salobre), Sónsoles Espinosa, (hija del profesor en la Academia Militar de Intendencia en Ávila), Alfredo Pérez Rubalcaba, (su padre que fue suboficial del Ejército del Aire), Mariano Fernández Bermejo, (su padre fue jefe del Movimiento en Arenas de San Pedro), María Teresa Fernández de la Vega, (hija de un alto funcionario del Ministerio de Trabajo en época de Franco), Manuel Marin, (hijo de falangista en Ciudad Real), Antonio Masip, (su padre fue alcalde franquista de Oviedo entre 1957 y 1963), José Enrique Serrano, (cuyo padre fue secretario de un de los ministros de Franco). José Antonio Griñán, expresidente de la Junta de Andalucía, (era hijo de un escolta de Franco), Manuel Chaves, expresidente de la Junta de Andalucía, (su madre fue la jefa de la Sección Femenina de Falange y de las JONS de Ceuta), Leire Pajin, exsecretaria de Organización del PSOE y Ministra de Sanidad, (su abuela era jefa de la Sección Femenina de la Falange leonesa).
En el entorno socialista también estaban y esta, sin declararse socialista, Juan Luis Cebrián, (su padre fue el periodista falangista Vicente Cebrián). En 1974, Juan Luis Cebrián fue nombrado director de los servicios informativos de TVE.
En 1.976, Jesús de Polanco, nombró a Juan Luis Cebrián, director del periódico “El País”, quien ocupo este cargo hasta 1.988. “El País”, fue el periódico de referencia de la izquierda durante la transición y es el periódico de referencia del socialismo español.
Si el Partido Popular está cargado de miembros del Opus Dei, el Partido Socialista tiene un gran número de descendientes de falangistas. Uno de los componentes de la transición política fue el bipartidismo entre el Partido Socialista y el Partido Popular, hasta las elecciones generales de 2.016, (cuarenta y un años desde la muerte del dictador).
El franquismo, como la falange fue un movimiento muy amplio en el que convivieron diferentes familias, (y algunas de ellas le sobrevivieron). En su seno habitaban la impunidad y la corrupción. Un régimen que se mantuvo gracias a tener las manos manchadas de sangre y el shock social traumático provocado por los mas de cien mil fusilamientos después de la guerra y que fue un genocidio organizado de gran parte de la izquierda española, que no pudo recuperarse ni tener fuera suficiente para desplazar a la dictadura durante sus casi cuarenta años de duración. Una izquierda que perseguida, careció de dirigentes propios relevantes y que cuando llego la muerte del dictador y la transición, vio como su propio campo era ocupado por amplios sectores que habían formado parte de la dictadura y que se cambiaron la chaqueta, pasando a ser “demócratas de toda la vida”.
El franquismo sociológico pervivió a la muerte del dictador y su hedor putrefacto llega a hasta hoy en día. El escritor Manuel Vázquez Montalbán lo describió de la siguiente manera:
Hubo un franquismo sociológico que aún pervive en mayor o menor medida y una retórica del franquismo que recuerda los mejores años, los que fueron de 1962 o 1963 a los primeros de la década de los setenta, y olvida los años de penurias y la crisis económica posterior, que se larvó ya durante el franquismo. En muchos sectores del franquismo sociológico han mitificado los años económicamente buenos, pero hay que recordar que éstos se basaron en exportar parados primero a Cataluña y al País Vasco y luego a Europa
La pervivencia del franquismo en el Partido Popular se puede constatar cuando se deja sin financiación la Ley de Memoria Histórica, se oponen a cambiar el nombre de las calle dedicadas a personas vinculadas a la dictadura, que en algunos casos están llenos de crímenes y se permite subvencionar a la Fundación Nacional Francisco Franco.
Ángel Álvarez Hernández, en su blog
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