El obispo de Vitoria, el navarro Juan Carlos Elizalde, rompió ayer la hasta ahora aparente unidad de la jerarquía eclesiástica vasca en torno al papel de la Iglesia en el proceso de desarme de ETA. El prelado se salió ayer de la estela que había marcado el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, con su posición contraria a la implicación eclesial en la entrega de armas y a la presencia del arzobispo de Bolonia, Mateo Zuppi, como observador del proceso.
Con motivo de la eucaristía del Miércoles Santo en la misa crismal, Elizalde (de 56 años y natural de la localidad navarra de Mezquíriz) pronunció una homilía en la que aseguró que su diócesis está impulsando un nuevo proyecto de paz y reconciliación en la CAV. No hizo referencia expresa a la operación de entrega de armas, ni a la presencia de Zuppi, ni al final de ETA, pero en su plática coló de rondón un mensaje sobre lo sucedido: “En el nuevo escenario la Iglesia quiere seguir ayudando al proceso de paz y yo me alegro y por eso apoyo todas las mediaciones eclesiales e iniciativas compatibles”. Afirmó que éste es un objetivo en el que hay que “sumar”, y no “restar” y destacó la “etapa histórica que estamos viviendo” en la CAV.
El recado es meridianamente claro y el destinatario también, el obispo Munilla. El prelado de Bilbao, Mario Iceta, aún no se ha pronunciado al respecto, aunque a mediodía de hoy oficiará la misa crismal que se celebrará en la catedral de Santiago, en la capital vizcaína.
La reflexión de Elizalde llega apenas tres días después de que el obispo de San Sebastián cuestionara la presencia del arzobispo de Bolonia y miembro destacado de la comunidad de San Egidio, Matteo Zuppi, en el desarme de ETA. Munilla negó el que la Iglesia estuviera presente en la entrega de los arsenales y aseguró que el mitrado italiano asistió “por su cuenta y riesgo” a los actos del desarme. Ese mismo día, El Vaticano manifestó que la presencia de Zuppi fue “a título personal y no en representación de la Santa Sede, “ni como arzobispo de Bolonia”.
En la homilía de ayer Elizalde recordó que la diócesis de Vitoria, desde el Secretariado Social, está impulsando y “dando forma” al nuevo proyecto Paz y Reconciliación, una iniciativa puesta en marcha con el objetivo de consolidar la convivencia en la CAV tras el cese definitivo del terrorismo en 2011. En este sentido, añadió que “nos espera un largo camino en el que no podemos ni desanimarnos ni restarnos, sino sumarnos”.
Munilla llegó incluso a afirmar que Zuppi no tenía “bendición explícita ni implícita de la Santa Sede” para estar en el acto de desarme de ETA en Baiona, sino que “lo hizo por su cuenta y riesgo”. Pero además, Munilla se arrogó la representación de los otros obispos vascos y, de facto, ejerció de portavoz de ellos al expresar su “sorpresa” y la del resto de los prelados vascos por la presencia de Zuppi en Baiona, acompañado por Harold Good, un sacerdote metodista norirlandés que en su día intervino como mediador en el desarme del IRA junto con Alec Reid, otro religioso irlandés que en la década anterior se implicó en la resolución del problema vasco e invitado por Elkarri realizó varias visitas a la CAV para reunirse con agentes políticos y sociales vascos. Zuppi y Good actuaron como testigos en el Ayuntamiento de la capital labortana de la entrega por parte del sindicalista Etcheverry al coordinador de la Comisión Internacional de Verificación, Ram Manikkaligam, de los documentos de la localización del arsenal.
Zuppi es uno de los dirigentes más significados de la comunidad de San Egidio, una congregación religiosa con experiencia en otras mediaciones entre ETA y el Gobierno español en los años 90, aunque aquellas se frustraron porque la banda sospechó de que sus reuniones con los religiosos estaban siendo vigiladas.
El sacerdote italiano no se ha pronunciado sobre la polémica y, una vez de regreso a su arzobispado, ha evitado la exposición mediática. Sin embargo, la comunidad de San Egidio defendió la actuación del prelado y señaló que acudió al acto de entrega de las armas de ETA como “testigo moral”. Justificó su presencia por la autoridad y el conocimiento de Zuppi en este tipo de procesos ya que es “conocido por haber participado en varios procesos internacionales de reconciliación”. La asociación católica añadió que su presencia estuvo vinculada “al trabajo para la paz de la comunidad de San Egidio, que ha contribuido a superar esta dolorosa página en la historia española”.
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