“No hay una guerra entre lenguas. La enseñanza de varias lenguas siempre suma”. Estas palabras pronunciadas el jueves por Josu Repáraz (presidente de la Federación Navarra de Ikastolas-Nafarroako Ikastolen Elkartea) me estuvo retumbando mucho tiempo en la cabeza. En tiempos en los que los adultos ponemos barreras, murallas y reparos a todo lo que nos suena diferente, te reconcilia con el mundo escuchar cosas así. No acabo de entender (puede ser que sea obtuso, uno de los peores insultos que se puede decir a una persona) a aquellos a los que el miedo se les apodera y les invade como si se tratara de sarna. Por que el miedo no es al idioma en sí, ni tan siquiera a la formación de los hijos, el miedo es al cambio, a lo diferente y no les importa si alguien puede hablar tres idiomas en lugar de uno. Hay que estar en un recreo y ver cómo se relacionan los niños de 2, 3 y 4 años para darse cuenta que al que es diferente lo absorben, pero no para apropiarse de él sino para incorporar su vida, sus canciones, sus juegos y los motivos de su risa. A partir de esas edades la discriminación a la que sometemos a nuestros compañeros es porque la sociedad o las familias nos la imponen. Por eso me llama la atención esa especie de tsunami que ha llegado a Tudela (una ciudad, por otra parte, muy dada a maremotos patrios), y que ha coincidido, ¡por fin!, con el aterrizaje de la enseñanza pública en euskera. Por arte de magia, el euskera ha llegado con un buzoneo masivo de panfletos titulados “El inglés es el futuro” y pegatinas con la bandera española en las que reivindican que Navarra es España. Si. Todo muy relacionado con el euskera y el modelo D. El inglés, si; el mismo idioma que se estudia sistemáticamente con inmersión en las ikastolas mucho antes de que llegara el PAI. Ese mismo idioma que se estudiará en Elvira España si se imparte el modelo D y ese mismo idioma que ha decidido poner una muralla en sus fronteras y quizás, en un futuro, hasta expulsar al que no sea nacionalizado. Pero, pregunto, ¿alguien impide a una familia matricularse en otro modelo educativo? ¿No es normal publicitar un modelo que durante años no ha existido porque una ley nos impidió estudiar y discriminó de verdad a la Ribera? Debe ser que soy obtuso y no entiendo a quien se atrinchera tras un idioma, sea el que sea. Un idioma es un legado cultural, no es política.
F.Pérez-Nievas, en Diario de Noticias, edición Ribera
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