Por encima de incomprensiones lógicas, por encima de acusaciones interesadas que considero totalmente falsas, con nuestros aciertos que algunos son incapaces de reconocer, y con nuestros errores, que también existen y que admitimos, pero que algunos se empeñan en magnificar hasta el infinito y el apocalipsis, quiero afirmar nuevamente y de una vez por todas que tanto Geroa Bai como el Gobierno de Navarra estamos trabajando por conseguir el sentido de la integralidad en nuestros actos y declaraciones relacionados con la Memoria, tanto histórica como reciente.
Esta visión integral de la Memoria condena todas las violencias injustas e ilegítimas, denuncia a todos los victimarios y reconoce a todas las víctimas, ya sean del franquismo, por la acción de ETA o por la acción de funcionarios o de grupos de extrema derecha en plena democracia. A todas a la vez, sí, pero a cada una de ellas en particular, para que nadie caiga en la tentación de compensar unas con otras. O de justificar unas violencias porque antes hubo otras.
En Geroa Bai consideramos violencia injusta e ilegítima la que se ejerce sin representación democrática o desproporcionadamente sin colocar la dignidad de la persona en el centro, o la que no se realiza para defender la vida, la libertad y la seguridad de las personas. Y esto vale de manera integral para todas las violencias.
Las víctimas -con nombre pero sin reconocimiento legal aún- objeto del acto de reconocimiento y reparación del 18 de febrero han tenido que cargar durante decenas de años con el olvido institucional, cuando no con la estigmatización de ser culpables o de merecedores de tal violencia.
Para con estas víctimas teníamos el deber legal y la obligación ética de darles reconocimiento y reparación que, aunque tardía, nos permitiera de algún modo saldar esa deuda histórica, y contribuyera a una convivencia más justa, respetuosa con todas las ideas, y una democracia más profunda basada en el derecho a la vida y a la libertad.
El acto del día 18 de febrero fue un pequeño y necesario paso para lograr la verdad, la justicia y la reparación que deseamos para todas las víctimas, para lograr una convivencia en paz de quienes pensamos diferente mediante la defensa de los derechos humanos para todas las personas. Y ese fue el mensaje de las más altas instituciones de Navarra, el Gobierno que nos representa a todos, el Parlamento y la Federación Navarra de Municipios y Concejos.
No voy a valorar la ausencia de UPN y PP en ese acto como el intento de blanquear por su parte determinadas violencias injustas e ilegítimas. Podría hacerlo. El mantenimiento de los restos de Mola y Sanjurjo durante tantos años en un mausoleo, que era un insulto a la memoria y a la dignidad de tantas y tantas personas de nuestra Comunidad, me invita a hacerlo. La reciente oposición de UPN a la devolución de los restos de estos militares golpistas a sus familias también. Podría hablar de la relación de UPN con la cruz Laureada de San Fernando, aquella distinción militar concedida por Franco en 1937, “en recuerdo a las gestas heroicas de Navarra en el Movimiento Nacional y homenaje a quien tan reciamente atesora las virtudes de la raza” (sic). Pero no lo voy a hacer.
También me empuja a valorar esas ausencias recordar que el 24 de octubre de 2016, a los cinco años del anuncio del cese el fuego de ETA, el Parlamento de Navarra votó una declaración institucional que decía:
Punto 1. “El Parlamento de Navarra muestra su satisfacción por un futuro de convivencia en el recuerdo y homenaje a todas las víctimas”.
Punto 2. “El Parlamento de Navarra afirma su compromiso por un futuro donde las ideas políticas, desde la tolerancia, puedan seguir defendiéndose en libertad y en el respeto a los principios democráticos y en el que ETA culmine su desarme”.
UPN y PP votaron en contra de ambos puntos. Y de ese voto en contra podríamos deducir, sugerir y clamar a los cuatro vientos haciendo muchos aspavientos que UPN y PP no desean un futuro en convivencia, o que UPN y PP no desean libertades políticas, que prefieren un régimen totalitario frente a la democracia y que ETA siga activa y armada… y hacer hooliganismo político como ellos suelen hacer. Yo no lo voy a hacer.
Creo de verdad que los fanatismos y la estupidez son los principales desórdenes que atañen al ser humano. Nosotros seguiremos trabajando contra ellos. E invito a los grupos, a todos, empezando por el mío propio, a trabajar en esa dirección. Las opiniones de la oposición respecto del acto del día 18 me reafirman en que tenemos que seguir en esa dirección, con más ahínco, si cabe.
Porque, ¿cuál creen los representantes de UPN y de PP que será la foto del futuro: la de una vuelta a un pasado de olvido institucional de las víctimas más alejadas ideológicamente de los representantes mayoritarios de la ciudadanía, como ha ocurrido hasta el último cambio de Gobierno en Navarra, o la de todas las fuerzas clamando juntas contra todas las vulneraciones de Derechos Humanos, independientemente de quienes las realicen? En manos de todos nosotros está que esta última y esperanzadora foto se haga realidad.
Koldo Martínez, portavoz parlamentario de Geroa Bai
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