lunes, 31 de octubre de 2016

ESTILOS DE VIDA SALUDABLE Y UNIVERSIDAD

Hace una semana estábamos de carpa y coincidió por esos azares y problemas de agenda con la firma del convenio de colaboración entre el rector de la UPNA y el señor consejero de Salud para consolidar el Plan de Universidad Saludable.
El Plan de Universidad Saludable va muchísimo más lejos que impulsar la adquisición de hábitos saludables, que también lo hace, pero ni es su único objetivo ni es el más importante.
El Plan de Universidad Saludable tiene cuatro ejes vertebradores: procurar un entorno físico y psicosocial saludable; la inclusión de temas de promoción de la salud en los currículos universitarios; información-comunicación y participación; y oferta de servicios y actividades de promoción de la salud.
Y estábamos de carpa. Creo que nadie objetará que la fiesta es un elemento sustancial de la vida y por lo tanto de la vida saludable. Y luego podemos poner todos los matices que se quiera.
La carpa contiene los suficientes elementos transgresores para ser un polo de atracción para la gente joven: fiesta, noche, música, alcohol, muchas horas, no presencia de personas adultas, posibilidad de sexo, estudiantes que vienen de otros sitios, etcétera. Es “su fiesta de iniciación, su paso de ecuador, su primera gaupasa”.
Ahora habría que meter algún elemento para la reflexión: no parece que en la carpa haya elementos innovadores, ni radicales, ni alternativos, aparentemente reproducen el mismo modelo de fiesta de las personas adultas.
Es decir, el modelo de fiesta que plantea es el modelo social habitual, el imperante, un modelo que la juventud acepta e incorpora con escasas resistencias. Las y los universitarios no son ajenos ni inmunes a la influencia social. Paradojas de la vida, desde nuestra mirada, nos preocupa y nos molesta que adquieran el modelo tradicional, el nuestro, como si nosotros no lo propiciásemos y toda la responsabilidad estuviera en la decisión individual de cada estudiante, en beber o no beber, de consumir o no en una determinada fiesta. Y, desde luego, no ponemos nuestra alarma en que la juventud siga sin encontrar un modelo de fiesta diferente y atractivo.
Desde una perspectiva de promoción de la salud, nuestro trabajo con alumnado universitario no está en que un día concreto beban o no, estén de marcha desaforada o más relajada; nuestro trabajo consiste en que desarrollen actitudes responsables ante el propio cuidado, sean críticos con el modelo, reduzcan riesgos ante los consumos, adquieran habilidades sociales que les permita llevar a cabo lo anterior… Y luego que decidan lo que quieran y puedan hacer…, porque nunca ha sido fácil luchar contra corriente.
Y no niego que haya un consumo de alcohol abusivo en la carpa, ni que determinadas personas se pasen, ni que haya actitudes y comportamientos sexistas que se exacerban y afloran más con el alcohol; ni que sea una fiesta estudiantil mayoritariamente universitaria aunque se haga fuera del campus y tengamos cierta responsabilidad, pero me molesta esa actitud entre farisea y paternalista de muchos adultos ante la misma, como si esto fuese algo que les concierne a los demás y que se soluciona fácilmente.

Ana Ansa

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