Con el reciente incendio sufrido en la Zona Media de Navarra producido por el lanzamiento de una colilla por la ventanilla de un coche y que ha calcinado 3.500 Ha se ha reavivado la polémica sobre las colillas de tabaco.
¿Quién habrá sido el bestia?…a ver si le localizan por el ADN y se le cae el pelo… son las expresiones que se oyen estos días. Bien pero, ¿y el resto de colillas que hay en las medianas de las autopistas y que por una razón u otra no provocaron ningún incendio, no habría que analizarlas también?. Se trata de la misma negligencia, una con resultados catastróficos y las otras por suerte no. Por desgracia es una costumbre muy extendida y creo que la única forma de combatirla es desde la base.
Hay que empezar por el principio; es decir por el hecho de tirar las colillas; ya sea en la calle, en la terraza de un bar o por la ventanilla del coche. No voy a decir que quien las tira en la calle, necesariamente también las tira por la ventanilla, pero lo que sí que es seguro es que quien no las tira en la calle, tampoco las tira por la ventanilla.
Un alto porcentaje de la gente que fuma tiene la incívica costumbre de tirar el cigarro, muchas veces sin apagar, a la calle, incluso en terrazas de bares donde hay ceniceros la mayoría de las colillas también van al suelo. Si vemos a alguien tirar una bolsa de patatas fritas a la calle, le llamamos la atención, ¿no?, pero en cambio a quien tira un cigarro no le recriminamos su acción. Y cuando lo haces te dicen: es que no hay ceniceros. Pues tampoco hay estanco en esta zona y tú tienes tabaco…
Somos capaces de salir de casa a las 10 de la noche a comprar tabaco, pero no somos capaces de preocuparnos por no ensuciar el suelo de nuestro pueblo… o nuestro río, porque las colillas que van a la alcantarilla acaban en cauce del Zidacos… y tardan 10 años en desaparecer al estar hechas de acetato de celulosa, un material que no es biodegradable.
El servicio de limpieza no está para recoger cosas que voluntariamente tiramos, sino hojas de árboles, cacas de pájaros…y demás suciedad que se genera involuntariamente.
Las horas que ese servicio tiene que trabajar de más por los dichosos cigarritos te cuestan dinero fumes o no. Además en lugares como Tafalla con su adoquinado, el trabajo es mayor al meterse las colillas entre las juntas de los adoquines.
Pero es algo tan extendido que parece una batalla perdida. Sin ir más lejos y estando el incendio de hace unos días sin apagar, en el Puesto de Mando Avanzado instalado en las piscinas de Pueyo estaban fumando un bombero y su jefe, un guarda de Medio Ambiente y un reportero de TV y a ver si adivinamos donde acabaron los cuatro cigarros…en el suelo del parque por supuesto, eso sí, pisados, faltaría más en las circunstancias que estábamos, pero en el suelo del parque.
¿Con que legitimidad le vamos a decir a la chavalería que no tire papeles al suelo si las personas adultas tiramos el cigarro?
Yo propongo algunas soluciones: tirar el cigarro una vez apagado a una papelera, guardar las colillas apagadas entre el film y el cartón del paquete de tabaco como hace una compañera, llevar un cenicero o cajita portátil para guardarlas… que cada cual busque su solución; si se quiere, se puede.
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