El Presidente Zapatero afirmó en 2005 que bajar impuestos es de izquierdas. Consecuente con ello, en 2006 llevó a cabo una reforma fiscal que supuso al año siguiente un enorme agujero en los ingresos del Estado de 28.000 millones de euros, de los cuales, según los técnicos del Ministerio de Hacienda, el 74% correspondía a la rebaja de impuestos.
Por otra parte, el Sr. Solbes, Ministro de Economía y Hacienda, se jactaba tras su primera legislatura (2004-2008) que su principal logro en ese mandato había sido no aumentar el gasto social.
Elena Torres (PSN-PSOE), Consejera de Política Social, Igualdad, Deporte y Juventud del Gobierno UPN-PSN, impulsó la Ley de Renta de Inclusión Social (RIS) en sustitución de la llamada hasta entonces Renta Básica. Dicha ley, aprobada en febrero de 2012, endureció los requisitos de acceso a esas rentas, dejando fuera a la mayoría de las personas que las habían cobrado durante 24 meses y a las que llevaban menos de dos años empadronadas en Navarra. De esa manera, redujo el número de perceptores en alrededor de 3.000 personas.
Zapatero, a instancias de las instituciones europeas, promovió –con la colaboración del PP y también de UPN- la reforma del art. 135 de la Constitución con secretismo y máxima urgencia. Dicha reforma consistió en establecer que los derechos sociales quedaban subordinados a la reducción del déficit y al pago de intereses y amortizaciones de la deuda. Es decir, los derechos sociales recogidos en la Constitución dejaron de ser derechos a partir del 23 de agosto de 2011, fecha de aprobación de la citada reforma.
Por no hablar también de la reforma laboral del gobierno socialista en 2010, que supuso una mayor desregulación laboral, el favorecimiento de los despidos, la reducción de salarios, etcétera. Y, claro, también menos cotizaciones e ingresos vía impuestos y más gastos en seguro de desempleo y subsidios.
Valgan estos ejemplos para mostrar que las últimas participaciones del PSOE en los gobiernos del Estado y de Navarra se han caracterizado por la aplicación de políticas neoliberales: reducción de ingresos –sobre todo a ricos y grandes empresas-, reducción del gasto social en relación al PIB y desregulación laboral. De desregulación financiera no hace falta ni hablar, viendo las consecuencias de la burbuja que contribuyeron a hinchar hasta que explotó en 2008. ¡Dónde quedan las políticas socialdemócratas de los 30 gloriosos! Menos mal que hay alumnos aventajados.
En estos momentos se plantea en Navarra una reforma fiscal que, en mi opinión, va en la buena dirección –mayor progresividad fiscal- a pesar de ser muy suave. Prácticamente sólo afecta –y además poco- a quienes ganan más de 46.000 euros y a las grandes empresas; los perjuicios o beneficios del resto son muy pequeños. Por lo tanto, será necesario avanzar bastante más en la dirección apuntada a lo largo de la legislatura para así acercarnos un poco a la media europea; y también elaborar un potente plan de lucha contra el fraude y la elusión.
La reacción de los partidos de la derecha no se ha hecho esperar, augurando todo tipo de catástrofes. En cierta medida esta reacción es normal, si tenemos en cuenta la gran cantidad de años que han estado en el poder –por cierto, durante mucho tiempo apoyados por el PSN- a base de engañar a las navarras y navarros haciendo ver que lo que era bueno para ellos y para las élites extractivas navarras era bueno para todos. Parece ser que la gente empieza a despertar y entender –insuficientemente todavía- que eso no es cierto, que los intereses de los ricos y los de la mayoría social son contradictorios, y que a los ricos hay que hacerles pagar más a fin de que quienes menos ganan y tienen puedan pagar menos y podamos tener más y mejores servicios públicos para todos.
El carácter de las reformas fiscales que han hecho las fuerzas conservadoras (UPN y PP) últimamente en Navarra –la de 2014 también con el apoyo del PSN- y el Estado ya lo conocemos: bajar los impuestos que afectan a los ricos (IRPF reduciendo tramos y tipos altos, sociedades, patrimonio…) y subir impuestos indirectos como el IVA, en donde todas pagamos por igual. No les importa nada que la subida del IVA sobre alimentos y productos de primera necesidad suponga más hambre y sufrimiento para cada vez más amplios sectores sociales. Para ellos es natural aprobar medidas que extienden y profundizan la pobreza y el sufrimiento sin sentir la más mínima empatía. Su objetivo son sus negocios y los de sus amigos, y ya sabemos que business is business.
Pero, ¿y la llamada tradicionalmente izquierda o socialismo? Aunque ya debería estar acostumbrado, sigo sin poder entender la reacción y actitud del PSN-PSOE ante la propuesta de reforma fiscal que se está tramitando en Navarra. Escuchar a la Secretaria General del PSN-PSOE decir que no va a tolerar que en Navarra se pague un euro más de impuestos que en La Rioja o en el CAV –así, tal cual- me saca de mis casillas. No importa si en La Rioja o en la CAV tienen sistemas fiscales más o menos injustos o regresivos; lo que importa, parece ser, es que los ricos y las grandes empresas estén contentos, aunque para ello haya que subir el IVA sin límite. La misma filosofía que Zapatero y también coincidente con la del ultraliberalismo: impuestos mínimos y regresivos y Estado social mínimo.
Quienes queremos una sociedad con mucha mayor justicia social tenemos una importante batalla ideológica, política y cultural que dar. Y la tenemos que ganar. Primero, para comenzar a reducir la enorme desigualdad social actual, y segundo, porque tenemos que convencer a la mayoría social de que, para conseguir una sociedad más próspera, sostenible y humana, además de intervenir en la producción para frenar los excesos crecientes del neoliberalismo, es necesaria la redistribución de la riqueza vía ingresos y vía gastos, es decir, que pague más quien más gana y tiene, y que lo recaudado beneficie más a quienes más lo necesitan. Por eso, bajar impuestos de manera regresiva para que los ricos y el capital paguen menos y la gente de a pie paguemos más y tengamos menos servicios públicos no concuerda con el elemento fundamental que ha caracterizado la filosofía de la izquierda: la equidad. Porque la libertad sin equidad, sólo es libertad para unos pocos.
Tenemos unas elecciones generales a la vuelta de la esquina y necesitamos un cambio político y social profundo en el Estado. La responsabilidad de que se abran las puertas para ese cambio real o, por el contrario, de que las fuerzas del régimen y alguna otra nueva tengan la oportunidad de cerrarlo por arriba para mucho tiempo mediante una suerte de «restauración del régimen del 78» está en nuestras manos.
Javier Echeverría Zabalza, en naiz.eus
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