El debate parlamentario del pleno en torno a varias interperlaciones sobre la polémica OPE educativa se enquistó ayer en posturas atrincheradas y pronunciamientos declarativos, aunque se cruzaron algunos datos cuantitativos desde las diferentes posiciones que ofrecieron ciertos atisbos de aportaciones técnicas a la dialéctica sobre las oposiciones.
Los portavoces del Gobierno defendieron de nuevo la base sólida de la propuesta de oposiciones sobre la triple constatación de que el número de plazas en euskera (228) responde a necesidades reales para acabar con la interinidad en varias especialidades del modelo D; de la imposibilidad legal de sacar plazas con requisito de inglés (aunque se reconoce la necesidad de profesorado para el PAI); y, finalmente, de la conveniencia de limitar al máximo la OPE con perfil sólo de castellano (92) debido a los previsibles excedentes en este modelo por la implantación del PAI. En este sentido, la presidenta Uxue Barkos -junto a José Luis Mendoza- recordó que en la propuesta de OPE frustrada de UPN al final de la pasada legislatura (100 puestos) tampoco se incluían plazas de maestros tutores en castellano (sólo de pedagogía terapéutica) aunque sí metía 50 de inglés haciendo otra interpretación legal del Real Decreto 276 2007, susceptible de ser recurrida. En la anterior OPE de 2011 (132 puestos), sí llevada a cabo, UPN tampoco incluyó profesores tutores de maestro de castellano. En ese año la relación entre ambas lenguas fue de 60,6% a favor del castellano frente a un 39,3% en euskera. Entre las primeras, las del modelo G, se incluían 80 de especialidad de Inglés que a la postre han ido a engordar también parcialmente la bolsa de potenciales excedentes para el nuevo PAI en Infantil por la dificultad técnica y legal para reciclarlos para ese nivel. Desde la oposición (y también desde I-E, ya que Podemos resituó en parte su postura tras escuchar al Gobireno) se incidió cuantitativamente en otro enfoque hablando de un “desequilibrio” de 70%-30% entre plazas en euskera y castellano frente a un porcentaje inverso en cuanto total de interinos en ambas lenguas, según Marisa de Simón.
I-E coincidió con Podemos en la necesidad de recupera y reforzar las plantillas de la enseñanza pública en todos los idiomas tras años de recortes (800 profesores menos desde 2012), pero así como I-E se reafirmó en la petición de la retirada de la OPE (coincidiendo con la oposición) Podemos, a través de Laura Pérez, explicó que con la información ahora recibida no hubiera secundado la declaración contra la OPE y abogó por rebajar la “alarma social” y trabajar técnicamente sobre lo que es “una propuesta”.
Sin embargo, las críticas más duras vinieron de los portavoces de UPN; PSN y PPN. José Javier Esparza (UPN) llevó el debate a la dicotomía euskera-castellano y señaló que “no se puede discriminar al 90% de los ciudadanos que no sabemos euskera e imponer una lengua”. Carlos Gimeno (PSN) calificó la OPE de “sesgada, desequilibrada y alejadas de la realidad lingüística de esta comunidad” mientras que Javier García (PPN), incidió en esta misma argumentación sobre la distorsión entre oferta pública de empleo y realidad social. El consejero José Luis Mendoza, en este sentido, respondió que sus planificaciones tenía que hacerlas en función de necesidades de plantillas, no de realidades sociolingüísticas.
Txus Iribarren, en Diario de Noticias
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