Se dice que el sistema DHont se inventó para facilitar la gobernabilidad de los partidos mayoritarios, conformando así mayorías sin la incómoda proporcionalidad de un hombre un voto. Pero esta vez parece que a la gobernabilidad le ha salido un grano, y, por fin, las costuras son visibles.
Los del “Junts pel si” juntaron sus votos nacionalistas de derechas e izquierdas (…el sueño de Bildu en Euskadi…) esperando el plus que proporcionaría D´Hont para acelerar su salida de España. El resultado ha acabado enmarañando toda la operación.
• Porque la suma de votos nacionalistas de derechas e izquierdas de “Junts” es menor juntos que por separado. (…error de cálculo…D´Hont cabrón…)
• Porque para “Junts”tarse había que sacrificar a Mas como cabeza de lista confiando que D´Hont permitiría una finta que lo devolviera a la presidencia. (…D´Hont haz algo…coño…)
• Porque la operación acaba dando la llave de la mayoría a la CUP, quien va a tener que optar; es decir, rematar la jugada o engrosar el bloque de los traidores, una categoría política muy conocida en Euskadi y a punto de nacer en Catalunya. Un dilema que seguro ha descargado más de un móvil entre descorche y descorche de cava catalán… por supuesto. (…D´Hont a ti ni gota…)
• Porque la distancia entre escaños y votos se percibe más que nunca, lo que impide euforias y llama a la política, esto es, al principio de realidad…(D´Hont puñetero…esto se avisa…)
• Porque el derby plebiscitario ha acabado con el equipo independentista perdiendo en casa de cinco goles. (…D´Hont ¿esto no lo tenías previsto?…)
• Porque con ese resultado, y cuando las cámaras se vayan y los focos se apaguen, muchos se preguntarán si valió la pena. (…D´Hont esto no se hace…)
El cabrón de D´Hont, tras décadas falseando la representación de los votos (de la izquierda, sobre todo) ha conseguido con el plebiscito catalán enseñarnos sus costuras.
Finalmente, el latiguillo ese de que tras esta jornada gana la democracia tampoco me gusta. Su uso torticero va a dejar unas secuelas perversas; con brechas y rupturas entre personas y comunidades, con políticos enrocados en discursos vacuos, con llamadas irresponsables a sortear las leyes o a imponerlas a cualquier precio. Un panorama complejo, cargado de incertidumbres y carente de verdades absolutas. A ver quien arregla este desaguisado.
M.S. (en Facebook)
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