Ya ha llegado el otoño, tiempo de
setas, de nueces, de higos y almendras. Ya se caen las hojas y hay que
ir metiendo la leña. Y como tú tanto lo sentías también ha llegado el
tiempo de vendimia y de la siembra. Ya se han acabado las fiestas del
Valle de Orba y toda la Zona Media que tanto te gustaban y que a casi
todas acudías no sin antes cenar en la Perolika. Con los cardos
congelados y la oliva madurando. Llegará el Olentzero y también los
Reyes Magos. Este año cambiaremos de tractorista porque el bueno se ha
marchado.
Qué mejor que este momento para dedicarte un pequeño homenaje por todo
lo que nos diste. Va para tí, Kumbo de tu querido Pueyo-Puiu.
Amigo Luis Mari, te marchaste sin despedirte, en silencio, sin hacer ruido para no molestar como era el signo de tu vida. Ni siquiera esperaste a disfrutar de las fiestas, ni a coger los primeros tomates del huerto, donde tantos ratos pasábamos contigo hablando de tus sueños, de tus tierras y de tus viñas que se quedan huérfanas de la mano sabia que las cuidaba.
Pero lo peor de todo es que siendo labrador como tú lo eras ya no sembrarás más en el campo de la vida aun sabiendo que en tu cuerpo engendrabas las semillas más fecundas, las que mejor fruto dan: la honradez, la humildad, la sencillez y laboriosidad. Por eso has dejado el granero de tu vida lleno de la mejor cosecha: los amigos y toda la gente que te quiere y aprecia y que así te lo quisimos demostrar cuando fuimos a darte el último adiós.
Saluda a todos los vecinos y vecinas de nuestro pueblo que están contigo y en especial a Elena Lera y Fernando Guillén que como tú, nos habéis dejado cuando tenías toda una vida por delante.
Adiós Luis Mari, agur Kumbo.
Toda tu gente de Pueyo/Puiu, en La Voz de la Merindad
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