jueves, 18 de abril de 2013

OPORTUNA Y OPORTUNISTA


El Parlamento de Navarra rechazó ayer la moción de censura formulada por los grupos parlamentarios de Bildu y Aralar-NaBai contra la presidenta Yolanda Barcina. Como era conocido de antemano la moción no prosperó al contar solo con 18 votos a favor de 50. Los proponentes ya conocían la inviabilidad de la iniciativa, pues sabían que los socialistas en ningún caso podían respaldar para la Presidencia un candidato surgido de los proponentes; es decir de lo que hoy conocemos como Bildu. Es obvio que la iniciativa tiene su justificación en la grave crisis política e institucional  que vive la comunidad foral, afectada no solo por el fiasco que se ha producido en torno a Caja Navarra, sino también y especialmente por los casos de corrupción, prevaricación y cohecho que están siendo investigados por los tribunales a causa del cobro indebido de las dietas. Por esta razón es oportuna, pues la responsabilidad política por tales hechos es incuestionable. Sin embargo, la iniciativa tal como se decidió plantearla, tiene evidentes dosis de oportunismo político. Es decir, la decisión de presentar la moción de censura, según se ha planteado, forma parte de la estrategia y de los intereses de Bildu, que con legitimidad decidieron utilizar la gravedad de la crisis institucional para sacar aprovechamiento para su formación. Una iniciativa inteligente, desde ese exclusivo punto de vista, pues sitúa a Bildu en el escenario navarro como la referencia alternativa a UPN, y al PSN, Geroa Bai y a Izquierda-Ezkerra como acompañantes en una posición subordinada. De ahí que la iniciativa colocaba a estar formaciones en una posición complicada, pues se les situaba ante un desafío ciertamente difícil. Geroa Bai e Izquierda con escasísimo entusiasmo se han visto obligados a tener que votar a favor y los socialistas, sin un lugar propio definido, han tenido que quedarse irremediablemente en la abstención. Los promotores sabían lo que hacían y conocían el enredo que les creaban a sus imprescindibles aliados. Al igual que conocían que UPN y especialmente Yolanda Barcina iban a intentar aprovechar el debate y sobre todo el fracaso de la moción no solo para ‘tomar aire’, sino sobre todo para dejar constancia, una vez más, cosa que es cierta, que la oposición es incapaz de articular una alternativa de Gobierno y que en Navarra no hay gobierno sin UPN. La moción de censura, como se sabe, se concibe como una moción positiva; es decir, no puede ceñirse exclusivamente a la censura del Gobierno, sino que necesariamente debe contener un candidato a presidente que solicite la confianza de la Cámara. La moción debe tener en ese sentido una doble virtualidad. Por una parte concitar el apoyo en las razones del rechazo al gobierno actual. Y de otra parte, reunir también esa misma mayoría en torno a un candidato y su programa. Una moción que no reúna esa mayoría suficiente, es obvio que resulta testimonial. Es legítimo presentar mociones de censura testimoniales. Esto se da en supuestos en los que la composición de la cámara anula en cualquier caso esa viabilidad. Pero aún así, las razones políticas o de orden general o partidarias pueden justificar la iniciativa. Sin embargo, cuando la composición de la cámara permite aritmética y políticamente que la moción pueda tener salida, entonces el criterio de actuación tiene que evitar en todo caso el riesgo del testimonialismo, y en caso contrario, mejor no presentar, pues se refuerza al que se pretende censurar. Hoy en Navarra no hay condiciones para la aprobación de una moción de censura. La única que podría contemplarse es la promovida en torno a un candidato socialista, pero me imagino que Bildu no estaría por la labor. Fuera de la moción de censura, la política navarra ha de encaminarse hacia una convocatoria urgente de elecciones. Ni siquiera vale el deseo oculto del PSN de reconducir la situación con UPN, previa dimisión de Yolanda Barcina. Es preciso que los navarros dejen constancia de su voluntad actualizada. Una voluntad que seguramente dará más sustos a otros que a UPN. Y si no, al tiempo                                                                          Xabier Gurrutxaga (2013-04-18)

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