viernes, 8 de febrero de 2013

LA POSICIÓN DE LOS DIRIGENTES DE UPN MIDE EL EQUILIBRIO DE FUERZAS INTERNAS


Hacer pronósticos en un congreso en el que tienen derecho a voto todos los militantes resulta complicado. Entre 1.000 y 1.500 afiliados de UPN decidirán el próximo 17 de marzo entre Alberto Catalán y Yolanda Barcina, y por mucho que cada una de las partes confíe en sus posibilidades de ganar, el resultado final no deja de ser una incógnita.
En cualquier caso, y con las cautelas que exige un cónclave de este tipo, la sensación generalizada dentro de UPN es que Alberto Catalán tiene muchas opciones de desbancar a Barcina al frente del partido. Hombre prudente y siempre alejado de los riesgos, si ha dado el paso de competir por la presidencia es porque le salen las cuentas. El vicepresidente lo ha sido todo en UPN, militante de base, secretario general, parlamentario y consejero, conoce al dedillo la organización y los últimos cuatro años ha cuidado mucho su relación con los comités locales, muchos de ellos molestos con el olvido a los que les ha sometido la presidenta durante todo este tiempo.
Así las cosas, el primer recuento de afines y posibles aliados da por vencedor al presidente del Parlamento. De todos ellos, el principal aval es el de Miguel Sanz, cuyo silencio internamente se interpreta como un dejar hacer a Catalán. El expresidente del Gobierno, promotor de Barcina y principal responsable de que el vicepresidente no diera batalla en el último congreso, no ha ocultado que ve necesario un cambio en el partido, aunque siempre desde un acuerdo que evite la confrontación. Fracasado el intento, Sanz ha optado por mantenerse en un segundo plano, al menos hasta ver cómo evolucionan los acontecimientos.
Catalán cuenta además con buena parte de los cuadros medios del partido. Alcaldes y portavoces con los que ya tuvo buenas relaciones durante su etapa de secretario general y consejero de Administración Local, buena parte de ellos situados en el sur de la comunidad. Son los casos de Luis Casado (Tudela), Jerónimo Gómez (Los Arcos),Esteban Garijo (Milagro) o Begoña Ganuza (Estella), piezas importantes a las que se unen dirigentes tradicionalmente vinculados a Sanz, como Javier CaballeroBegoña Sanzberro o Chon Latienda, abiertamente contrarios a Barcina y a su línea de acercamiento al PP, o quien fue su mano derecha durante la etapa su secretario general,Eradio Ezpeleta.
La presidenta, en cambio, tiene en el Gobierno sus principales aliados, con Juan Luis Sánchez de Muniáin y José Iribas como escuderos principales. Entre ellos se incluyen dirigentes y cargos públicos que políticamente han crecido a su alrededor, como Ana ElizaldeSergio SayasFermin Alonso o el propio Enrique Maya, los sectores cercanos al PP que no abandonaron el partido que ejemplifica el diputado Carlos Salvador, y algunos cargos medios del Ejecutivo que, como la directora de Empleo, Maribel García Malo, se han acercado progresivamente a la presidenta. Apoyos con los que deberá configurar un equipo que acompañe a Barcina en su apuesta por al presidencia, y de los que deberá salir un aspirante a la secretaría general que compita con Amelia Salanueva, que ayer confirmó que de la mano de Catalán optará al cargo más importante tras el presidente.
En un segundo plano quedan muchos cargos y militantes, sorprendidos por una división inesperada y que permanecen expectantes al devenir de los acontecimientos. Una actitud de cautela por la que de momento optan muchos afiliados que prefieren no precipitarse a la vista de un congreso que tendrá consecuencias para quien se signifique por uno y otro candidato.
Ibai Fernández, en Diario de Noticias


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