lunes, 7 de enero de 2019

LA INDIGNACIÓN CONTRA LA LEY DE ESCLAVITUD SACUDE A HUNGRÍA

Oposición, sindicatos y organizaciones estudiantiles dieron ayer un ultimátum al primer ministro húngaro, el conservador nacionalista Viktor Orbán, sobre la reforma laboral: o deroga la conocida como “ley de esclavitud” o afrontará una oleada de movilizaciones y huelgas.

La advertencia se produjo durante una protesta multitudinaria en Budapest a la que acudieron, pese a las bajas temperaturas, unas 10.000 personas, según medios húngaros, y que es la primera movilización de 2019, año que la oposición ha calificado como “de la resistencia”. La protesta contra la polémica normativa, que eleva las horas extras y que fue aprobada a mediados de diciembre en el Parlamento por la mayoría absoluta del Fidesz, la formación de Orbán, ha aglutinado a toda la oposición, sindicatos y organizaciones civiles en un frente único.

“Basta de hacer trabajar a la gente hasta la muerte”, exclamó el presidente de la Confederación Sindical de Hungría, László Kordás, que leyó las exigencias de los sindicatos y adelantó que, si estas no se cumplen, el 19 enero organizarán una protesta en todo el país.

El ultimátum exige una nueva norma laboral y la abolición de la “ley de esclavitud”, el aumento de los salarios, la regulación del derecho a la huelga y una reforma del sistema de pensiones.

Algunos oradores abogaron ayer por “paralizar el país” y subrayaron que 2019 será “el año de la resistencia”, mientras que otros demandaron ejercer presión para que esta norma “le duela a Orbán”.

“No seremos esclavos” y “Nos defenderemos frente al Gobierno”, fueron algunos de los lemas que los miles de manifestantes gritaron durante la protesta.

La polémica normativa eleva de 250 a 400 el número de horas extra anuales, lo que supone para algunos empleados trabajar seis días a la semana, y, además, permite a las empresas aplazar el pago de ese tiempo extra hasta en 36 meses. Aunque según la ley las horas extras son voluntarias, los sindicatos y otros críticos señalan que quienes se nieguen a aceptar trabajar quedarán “marcados” y correrán el riesgo de despido.

El Gobierno asegura que la ley solo hace posible que quien quiera trabajar más lo pueda hacer y que, por ello, beneficia a los empleados.

El magnate George “Soros quiere reforzar las fuerzas partidarias de la inmigración, por lo que moviliza a los partidos y organizaciones que le apoyan, para atacar a los gobiernos que se oponen a la inmigración”, se defendió Balázs Hidvéghi, director de comunicaciones del Fidesz. El Ejecutivo húngaro ha emprendido, al igual que numerosas formaciones ultras europeas, una campaña contra Soros, quien a través de la fundación Open Society apoya programas a favor de los derechos humanos y la democracia.

Las acusaciones del gabinete de Orbán de que Soros está detrás de estas protestas no cuentan con ninguna prueba que las respalde.

DEIA

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