lunes, 31 de marzo de 2014

LOS NEONAZIS PATRULLAN KIEV

Es media noche y la columna de encapuchados sale de uno de los aledaños de la plaza de la Independencia, hoy más conocida como “Euromaidán”. Son unos sesenta, con ropa militar, chalecos antibalas, barras de acero, cascos y hasta cartucheras que podrían albergar pistolas. Aquí fue donde el pasado veintiuno de noviembre se iniciaron las protestas a favor de la asociación de Ucrania con la Unión Europea, las cuales terminaron en golpe de Estado contra Viktor Yanukóvich, un presidente electo pero corrupto. Según Oleksander, un vecino que aplaude al paso de lo que él llama “brigadas de luchadores”, la actividad de estos hombres alzados en armas comienza a las doce y termina a las seis de la mañana, y como esta “brigada”, horas antes se divisaban con facilidad otras columnas de los diferentes grupos ultraderechistas que dominan la zona durante las veinticuatro horas. “Tienen dividido todo el centro histórico de Kiev para evitar la presencia de extranjeros, comunistas, homosexuales y rusos”, afirma este vecino que dice ser “un simple defensor de una Ucrania unida y disciplinada a la que le hace falta orden y honor”. Desde hace unos días, en Internet ya se pueden ver los videos de violentos “operativos de limpieza” llevados a cabo por estos grupos contra simples transeúntes, cargos públicos y hasta un blindado del ejército paseándose por el centro de la ciudad con la bandera de Svoboda, el partido neonazi que hoy está en el gobierno con un vice primer ministro, tres ministros, el fiscal general del Estado y cinco gobernadores de provincias entre otras decenas de importantes cargos públicos con responsabilidades en el Estado. “Pero ellos no son los únicos que están luchando. Nosotros somos tan patriotas como ellos o más. De hecho muchos militantes de Svoboda se han cambiado a nuestro movimiento”. Mykola, que se encarga de “evitar que vengan espías extranjeros” a la plaza de la Independencia, viste ropa militar, dice esconder una Makarov de 9mm y lleva un radio transmisor adherido al pecho. Es miembro del nuevo partido Pravy Sektor (Sector Derecho) y se acerca a hacer preguntas “a todo aquel que pueda suponer una amenaza para la revolución que hemos comenzado”. Sereno a pesar de un aliento que destila vodka, enumera las alianzas que hasta el momento les han ayudado. “La Unión Europea nos ha sido favorable y sería bueno ingresar en ella más adelante, por eso algunos ponen las estrellitas alrededor de nuestro escudo nacional. Sin embargo nosotros somos más bien tercera vía, eso sí, dentro de la OTAN. Si nos apoyan los americanos hasta lucharíamos contra Rusia”. El partido nacionalsocialista Svoboda, aunque en este momento vive el punto álgido de su historia lleva desde principios de los noventa en activo (bajo las siglas de partido “nacional social”) y tiempo en las instituciones, pero otros, como Pravy Sektor, se fundó al calor de las primeras protestas europeístas del pasado noviembre, y se estima que hoy cuenta con más de cinco mil miembros entrenados y bien pertrechados de su característica indumentaria bélica. No obstante, desde finales del año pasado ambos se han beneficiado de una articulación, financiación y crecimiento difícil de explicar, y atribuida por el exjefe de los servicios de inteligencia, Alexánder Yakimenko, “a la obvia llegada de donantes extranjeros que a través de algunas embajadas que distribuyeron grandes cantidades de divisas. Eso se pudo comprobar por sus visitas a embajadas como la de Polonia y Estados Unidos o en cómo se cambiaron dólares alrededor de Maidan”. Miles de chalecos antibalas a 1200 dólares la unidad, equipos de radio para comunicarse, ranchos con los que alimentar a todas sus “brigadas” o los rifles con mira telescópica que utilizaron durante el “Euromaidán” suponen un gasto muy considerable que choca con la realidad de unos grupos surgidos de la marginalidad y el paro. Precisamente en uno de esos ranchos, “la patriota Sofiya”, como le llaman sus compañeros, sirve sopa, café y bocadillos a los militantes de guardia. Al ser preguntada por quien financia estas cantinas que abastecen veinticuatro horas al día a unos pocos miles de neonazis, responde con un escueto, “nos quiere mucha gente, dentro y fuera”.
La plaza del “Euromaidán” es un rosario de tiendas de campaña color caqui, remolques-caldera del ejército que sirven para calentar las estancias de los paramilitares, barricadas tan altas como casas, fogatas donde se cocina las veinticuatro horas y edificios ocupados en los que los centinelas son jóvenes y adultos con cascos militares, pasamontañas y rosarios colgados de los antebrazos. En la puerta de lo que antes era un edificio de la administración pública, los hombres de Pravy Sektor que lo ocupan ya están borrachos, y han dejado sus porras y escudos sobre una suerte de sacos terreros que a modo de trinchera protegen la entrada. Sobreexcitados, cada uno de ellos tiene su propia versión de lo que sucedió durante lo que ellos llaman “la revolución”, y aunque casi todos hablan a favor de continuar en alianza con Estados Unidos o Alemania (países que tuvieron y vuelven a tener conexión directa con estos grupos ultras) otros prefieren mantener relaciones internacionales de un perfil más bajo, lo que llaman “la solidaridad de las naciones europeas”, en alusión a las alianzas que han construido tras recibir las visitas de emergentes grupos neonazis como los Nordisk Ungdom de Suecia, el NPD de Alemania o Jobbik de Hungría entre otras docenas de organizaciones de extrema derecha que han hecho de Kiev su nueva meca. A pocos metros de ahí, tras el check point paramilitar que a falta de autoridad legal controla uno de los accesos a la plaza, Vasyl vende recuerdos de “la revolución ucraniana”, así como souvenirs de Svoboda, banderas de Ucrania mezcladas con la de la Unión Europea y parches de Pravy Sektor. Los compradores de dicha simbología ultranacionalista no son tanto los skin heads venidos de todo el mundo o uniformados locales, sino familias con niños, visitantes de provincias y algunos jóvenes que dicen no estar de acuerdo con Pravy Sektor o Svoboda, ”aunque son patriotas y en cierta medida les entendemos”, asegura Nataliya, estudiante de bellas artes y fervorosa defensora “de los valores que representa la Unión Europea”. Uno de los productos que más se vende en estos puestos es la efigie que en la nueva Kiev ha desplazado el escaso culto que aún se rendía a la figura de Lenin. Se trata de Stepan Bandera, héroe nacional para gran parte del nuevo Gobierno y fundador del “Ejército Insurgente Ucraniano”, la agrupación armada que durante la segunda guerra mundial colaboró con los nazis alemanes en el extermino de polacos, comunistas y sobre todo judíos, el colectivo minoritario más contradictorio bajo el nuevo Gobierno. Días después de que un líder de Pravy Sektor, Aleksandr Muzychko –fallecido esta semana en un tiroteo aún por aclarar- diese un discurso incendiario –Kalashnikov en mano- sobre los judíos, Reuven Din El, el embajador de Israel en Ucrania se reunió con Dmytro Yaros (otra cabeza visible de Pravy Sektor) zanjando en algún tipo de acuerdo no revelado toda posible confrontación entre la comunidad judía y los ultraderechistas que hoy gobiernan el país. En este sentido, la “Agencia de Noticias Judía” llega aún más lejos, publicando informaciones (que diarios israelíes como Haaretz también han difundido) según las cuales varios miembros relacionados con el ejército israelí estuvieron bajo las ordenes de Svoboda durante los combates acaecidos en el “Euromaidán”, destacando una pequeña unidad israelí llamada “los cascos azules” que eran de origen ucraniano (como tantos israelíes) lo cual facilitaba su perfecta mimetización en la sociedad. Su líder, un exmilitar que hablando en hebreo no quiso aclarar si acudió a Kiev como contratista del gobierno sionista o como voluntario, declaró, “no pertenezco a Svoboda aunque he operado bajo sus ordenes. Para mí, son como hermanos, y no olvidemos que en las protestas había muchos judíos”, extremo confirmado desde diciembre por el diario conservador, Jerusalem Post quien publicó un reportaje en el que afirmaban que “judíos jóvenes de organizaciones internacionales han prestado apoyo logístico así como organizativo en las barricadas”. El encuentro entre el embajador israelí en Kiev con Dymitro Yarosh (que se produjo poco antes del de Netanyahu con Obama en la Casa Blanca) es posible que responda, no sólo a contener cualquier posible ataque descontrolado contra miembros de la comunidad judía, si no a tratar el tema de “la seguridad” como una estrategia local de participación internacional, pues hoy, Dymitro Yarosh no sólo es un alto cargo en Pravy Sektor, sino secretario para la seguridad nacional, y por ende, responsabilidad de gran interés para Estados Unidos y Europa Occidental.

Ya de madrugada, a varias manzanas del “Euromaidán”, donde las pintadas de las SS (en clara alusión a las Waffen-SS de Hitler) son menos frecuentes, algunas oscuras calles son controladas por “pequeñas unidades patrióticas” de cuatro o cinco hombres en estado de embriaguez, como la que lidera esta madrugada de sábado el joven Bodan. “A veces tenemos discusiones con ellos, pero casi toda la policía confía en nosotros. Donde nosotros estamos no se roba, no hay crimen sino orden y respeto por la verdadera Ley”. A la pregunta de cuál es la verdadera ley, responde. “Nosotros somos la ley. Tenemos la fiscalía del Estado con Svoboda, la jefatura de seguridad nacional con Pravy Sektor y a Ihor tenyukh también de Svoboda como Ministro de Defensa. ¿Qué más quieres?”. La pandilla paramilitar continúa su errático tránsito en busca de un que hacer. En la zona no se divisa policía, tan sólo una coche patrulla vacío que tratan como si fuese suyo. Tampoco se aprecia ni un décimo de toda la prensa extranjera que desde esta plaza y estas calles legitimó “la revolución” contra el anterior gobierno. Así, el fascismo campa por Kiev a sus anchas, sin policía que los reduzca ni prensa que lo denuncie.

www.independentdocs.com (recogido por Rebelión)

EL CENTRODERECHA RETIENE SUS PRINCIPALES MUNICIPIOS EN IPARRALDE

El centroderecha mantiene su pujanza en los principales municipios de Iparralde a la luz de los resultados de las elecciones locales de Francia que ayer celebraron su segunda vuelta. Las candidaturas que aglutinas a fuerzas de derecha como UMP y las de centro como Modem o UDI han logrado buena parte de las alcaldías más importantes y populosas al otro lado de la muga, como Angelu (Anglet), Baiona, Biarritz, Urruña o Donibane Lohizune (San Juan de Luz), esta última lograda en la primera vuelta.

Al igual que en el conjunto del Estado francés, los socialistas no han podido sustraerse al efecto Hollande y el declive de votos ha sido importante, salvo en el caso de Hendaia, donde con el apoyo de la izquierda abertzale han logrado la alcaldía.

En esta segunda vuelta, no se ha podido visibilizar el voto abertzale como en la primera. Hace una semana, una quincena de municipios menores de mil habitantes lograron alcaldes abertzales, pero en esta ocasión los abertzales han optado por apoyar a otros candidatos con más opciones. De todas formas, destaca la alcaldía lograda por la izquierda abertzale en Uztaritze, aunque pierde la de Senpere

Baiona ha elegido alcalde al centrista Jean René Etchegaray que al menos había logrado entenderse con su rival Sylvie Durruty del UMP y con el EAJ-PNB. El candidato del PS Henri Etcheto se ha quedado a 26 votos de la alcaldía, pagando las consecuencias de no haber logrado pactar con la izquierda abertzale, encabezada por Jean Claude Iriart. Este, aliado en la segunda vuelta con el frente de izquierda, ha logrado dos concejales abertzales en la asamblea municipal.

Antes de hacerse públicos los resultados finales, el socialista Henri Etcheto ha culpado a la izquierda abertzale de "mutilar la esperanza y sabotear el giro a la izquierda en Baiona". Jean René Etchegaray sucederá por tanto a Jean Grenet, aunque frente a una oposición de izquierda capaz de sumar la mayoría de la asamblea municipal, y al frente de una coalición que ya ha dado algunas muestras de fragilidad.

En Anglet el candidato del PS Jean Espilondo ha sido desbancado también por el candidato de centro derecha Claude Olive, que con el apoyo de EAJ-PNB se ha impuesto obteniendo el 61% de los votos, esto es, una diferencia incluso mayor a la que había obtenido en la primera vuelta. Jean Espilondo tampoco había logrado pactar con las otras izquierdas de Anglet ni con la izquierda abertzale, que después del fracaso en la primera vuelta, decidió no dar consigna de voto a los electores.

Biarritz ha elegido alcalde al ex ayudante de Didier Borotra, candidato del Modem, el centrista Michel Veunac que contaba con el apoyo de la izquierda abertzale y que había logrado además reagruparse para la segunda vuelta con las listas de la izquierda de Guy Lafite y el independiente Guillaume Barouc. El candidato del UMP Max Brisson, ha quedado segundo con el 48,36% de los votos pese a que había logrado aliarse con los votos centristas del EAJ-PNB. Así en Baiona como en Biarritz, la oposición tendrá un peso importante en la política municipal de la próxima legislatura, dado los ajustados resultados electorales y las delicados equilibrios en los que se sostienen los alcaldes Jean René Etchegaray como Michel Veunac.

La principal excepción a la victoria general de los candidatos de centro derecha ha sido Hendaia, que ha revalidado la confianza al consejero general del departamento de los pirineos atlánticos, el socialista Kotte Ecenarro, quien vuelve a la alcaldía 6 años después, tras obtener el 53% de los votos, gracias a la alianza estratégica que ha logrado con la izquierda abertzale de Iker Elizalde. La izquierda abertzale ha celebrado los resultados, porque se aseguran 4 concejales municipales y uno en la aglomeración Costa Sur, así como supuestos compromisos del nuevo alcalde en relación a las necesidades vitales de la ikastola.

La alianza entre la izquierda aber-tzale y el partido socialista puesta en marcha en Lapurdi Sur no ha funcionado tampoco en Urruña donde se ha impuesto finalmente Odile De Coral con el 41,9% de los votos, incluidos los del PNB. La lista de la izquierda abertzale aliada al partido socialista, encabezada por Philippe Aramendi, ha obtenido el 36,5% de los votos. El abogado ha reprochado a las bases del partido socialista no haberle votado en la segunda vuelta, "a causa del miedo manipulado al nacionalismo vasco".

En Ziburu se ha impuesto también el centro derecha de Guy Poulou con el 53,4% y el apoyo del EAJ-PNB, frente a Henri Duhaldeborderena que contaba con el apoyo del aber-tzale Eneko Aldana y que se ha quedado en el 46,5%.

Después de haber logrado obtener el 25% de los votos en Donibane Lohizune, uno de los mayores avances para la izquierda abertzale ha sido lograr por primera vez la alcaldía de un pueblo de más de 6000 habitantes, Uztaritz, donde se ha impuesto como alcalde Bruno Carrere con el 45,6%. Para la izquierda abertzale la peor sorpresa ha sido perder la alcaldía de Senpere, donde se ha impuesto Pierre Marie Nousbaum por 100 votos. Dominique Idiart se ha quedado en el 42,7%.

Otra mala noticia más para la izquierda abertzale ha sido Ahetze donde seguirá siendo alcalde Philippe Elissalde, pese a las expectativas que se habían creado a través de la alianza entre abertzales y socialistas.

El centro derecha gobernará tanto la aglomeración de Lapurdi Sur como la de Lapurdi Norte, aunque la izquierda tendrá un mayor peso en la oposición de los ayuntamientos más importantes y en las propias mancomunidades.

Las sensibilidades nacionalistas se encuentran presentes en casi todas las tendencias, tanto en el gobierno como la oposición, aunque presentes siempre de forma limitada y en el marco de una amplia pluralidad.

En Donapaleu se ha impuesto Jean Jacques Loustaudaudin con el 49%, en Donibane Garazi Alfonso Idiart, mientras que Baigorri tendrá un alcalde abertzale Jean Mixel Koskarat, de cuya lista provendrán además 4 de los 5 concejales de la importante mancomunidad de Baja Navarra.

En Maule-Lextarre el nacionalista Michel Etxebest seguirá siendo alcalde aunque gobernando en minoría dentro de su propia lista, que ha obtenido el 47,3% pese a haber competido con otras dos listas.

Iñaki Kerejeta, en Grupo Noticias

domingo, 30 de marzo de 2014

PILAR URBANO: "PARA SUÁREZ ESTABA CLARO QUE EL ALMA DEL 23-F ERA EL REY"

El lacónico e intrigante arranque que el Nobel de Literatura Coetzee utiliza en su novela Tierras de Poniente sirve para entender la trayectoria de Pilar Urbano (1940): "Me llamo Eugene Dawn. No puedo hacer nada al respecto. Empiezo, pues". La periodista tampoco puede hacer nada, ni quiere, al respecto: cada libro de investigación que publica se convierte, irremisiblemente, en luminosos fuegos explosivos que alumbran rincones desconocidos de la Historia reciente y provocan sonoras polémicas. 'La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar', a la venta desde el jueves próximo, no dejará indiferente a nadie, ni a los dos grandes protagonistas, Juan Carlos de Borbón y Adolfo Suárez (éste, desde el más allá), ni a los lectores. Y contribuirá, seguro, a poner luz en aquel ominoso episodio del 23-F, repleto de claves ocultas e historias no contadas. Pilar Urbano las desentraña con la pasión y el atrevimiento de quien se empecina en buscar la esquiva verdad. Adolfo Suárez ya descansa en paz en su morada eterna, la catedral de Ávila. El duque del Olvido. Y el Rey permanece en el Palacio de la Zarzuela, en las mismas estancias en las que, según Urbano, se preparó la Operación Armada contra el presidente Suárez. En esos aposentos donde los artífices del paso de la dictadura a la democracia se pelearon al borde de lo físico, como el libro descubre. El Rey vive sin querer recordar, mientras el fantasma conciliador del gran presidente de la democracia revive en el espíritu de un libro preñado de datos y fuentes.

Tras leer su libro, no me extraña que el Rey y Suárez no quisieran recordar episodios que cuenta.

¿A qué se refiere?
Especialmente a seis encuentros calientes, explosivos, que el Jefe de Estado y el presidente del Gobierno tuvieron el 4, 10, 22, 23 y 27 de enero de 1981. Y el día después del golpe, el 24 de febrero del 81.
Empecemos por el 4 de enero de 1981. Un día antes, en vísperas de la Pascua Militar, el Rey recibe a Alfonso Armada en Baqueira, en La Pleta. Como venía haciendo al menos desde julio de 1980, el general calienta la cabeza a don Juan Carlos, le come la oreja, sobre la situación límite que vive España. Ese día, insisto, dos jornadas antes de la Pascua Militar del 5, día del cumpleaños de su Majestad, le da una «solución de Estado». Le plantea que ya tiene a punto, no un golpe de Estado, sino un golpe de timón, un golpe de Gobierno. Armada, en el que el Rey confía plenamente, ha tenido numerosas reuniones con políticos en activo de todos los signos. ¡Cuidado! No son el búnker. Son políticos de partidos con representación parlamentaria, como el PSOE y Alianza Popular, entre otros.

El gran obstáculo para el Rey para este golpe de timón, por lo que cuenta en su libro, sigue siendo Adolfo Suárez. «No sé cómo quitármelo de encima», exclama durante meses ante diferentes interlocutores.
Efectivamente. Por eso el Rey no espera a volver a Madrid y llama a Suárez, que descansa en Ávila, para que se presente en Baqueira de manera urgente el 4 de enero. A Adolfo le parece rara tanta urgencia, se desplaza a Baqueira en helicóptero. Esa conversación será el primer choque de una serie encadenada en las semanas siguientes. La reunión empieza sin crispación. Poco a poco se va calentando. No hay insultos, pero sí «tuteos». Se hablan claro. El Rey le dice al presidente que, si no hacen algo, los militares se le echarán encima. Don Juan Carlos siempre tuvo miedo a los ejércitos.

El Rey tendría presente lo que Armada le había dicho el día antes.
Sí. El mensaje de Armada fue muy claro: Suárez sobra y es urgente poner remedio a esta situación. El general le pinta al Rey una situación de pregolpe. Le informa de que con Suárez fuera del Gobierno podría armarse un gobierno de concentración nacional que evitaría el golpe militar. Y que desde Fraga a Felipe González están dispuestos a entrar en el Gobierno. Por eso, don Juan Carlos tiene urgencia para que Suárez visualice que sobra. Y lo hace el 4 de enero. Suárez intuye que podría estar en marcha una moción de censura contra él, orquestada por Armada con la ayuda de numerosos diputados, entre ellos, muchos de su mismo partido, que cuenta con 168 diputados.

¿El Rey expone con claridad a Suárez que la solución pasa por un militar al frente de ese gobierno de concentración?
El Rey habla con Suárez de un problema militar y de que Armada puede solucionarlo. Pero no le dice que Armada iría de presidente, sino que podría reconducir la situación. Don Juan Carlos traslada al presidente el panorama apocalíptico militar descrito por Armada, con varios golpes militares en marcha. La realidad es que había sido el propio Armada, con el CESID (Centro Superior de Información de la Defensa, precedente del actual CNI) y el comandante Cortina junto a civiles, políticos, empresarios, periodistas..., quienes habían puesto en marcha el ventilador para crear ese clima de ruido de sables. Se había ido creando un ambiente para que pareciera que antes de que llegara lo peor, un golpe militar puro y duro, lo intermedio, o sea, la Operación Armada, el golpe de timón o golpe de gobierno, sería lo mejor. El Rey le insiste a Suárez que son necesarios remedios extraordinarios. Y cuando Suárez le pregunta que a qué se refiere, don Juan Carlos, tras hablarle de ministros inteligentes, de que la oposición le está tendiendo la mano, de que se olvide de sus sueños de grandeza..., concluye: «Voy a serte franco, con otro hombre en la presidencia». Suárez vuelve destrozado a Madrid. Se da cuenta de que le han encontrado sucesor.

10 de enero de 1981. El Rey se presenta en Moncloa en moto, sin avisar.
Ese día hay una gran gresca entre los dos. El Rey solía llegar de improviso a Moncloa. Con su desparpajo conocido, pedía: «¿Me dais de comer? ¿Ha sobrado paella?». Esta vez la visita no era tan amigable. Quería hablar de una vez por todas con claridad con Suárez. Salen a dar un paseo por los jardines. «Vengo a hablarte de dos asuntos que alguna vez ya te he esbozado, pero hoy quiero resolverlos. Mi viaje al País Vasco y el traslado de Armada a Madrid». La conversación sube de tono. Un testigo me cuenta que el Rey y el presidente gesticulan cada vez de manera más ostensible. Armada, destinado en Lérida, es un tema tabú para Suárez. El Rey quiere traerlo a Madrid, al Estado Mayor, de segundo JEME. Es la bicha para Suárez; sabe que es el hombre destinado a cortarle la cabeza. Es entonces cuando Suárez vaticina al Rey que Armada no es la solución al golpe militar del que el Rey le habla insistentemente, sino el problema.

El Rey piensa lo contrario: tú eres el problema y el otro la solución.
Su Majestad llevaba año y medio oyendo de militares, de empresarios, de banqueros, de algunos obispos, de catedráticos, de gente de distintos sectores sociales, de algunos periodistas, que todo iba muy mal y que había que cambiar el Gobierno y a su presidente. Lo que un banquero, ya en el verano de 1980, en su visita al monarca definió como «cambiar el alambre, pero no los postes». Todos parecían olvidar, empezando por el Rey, que sólo las urnas pueden cambiar al partido gobernante y a su presidente. En realidad fue el 5 de julio de 1980, siete meses antes del 23-F, cuando se produjo un primer anuncio en Zarzuela de que el Rey había decidido entrar en acción.

Sigamos con la visita del Rey a Moncloa.
El Rey, en un momento, coge del codo al presidente. Lo agarra para que se pare. Suárez, según mi testigo presencial, se desembaraza de un tirón. Nada que ver con la foto amable que años después el hijo de Suárez tomaría, con el Rey y el ex presidente, ya enfermo de alzheimer, paseando por el jardín de la casa familiar. «Un momento, no te embales», dice el Rey a Suárez, y éste le contesta: «Me embalo porque sé lo que digo; Armada es un enredador que vende humo, que vende conspiraciones, sediciones, sublevaciones. Y lo malo es que se las vende al propio Rey». Suárez se mantiene en sus trece y se niega a traer a Armada a Madrid. Ahí rompieron.

El Rey ya no controla a Suárez. No puede conseguir ni traer a Armada a Madrid...
Nunca pensó que la persona que él eligió como presidente (julio de 1976) pudiera llegar a este extremo. Él, que muchos años atrás, cuando empezaba a reinar, había dicho a Torcuato Fernández Miranda: «Hombre, yo creía que iba a ser como Franco pero en Rey».

22 de enero de 1981. Suárez está en Zarzuela...
Aquello fue muy fuerte. Suárez subió a Zarzuela como solía hacer en vísperas del consejo de ministros. Lo cuento en el capítulo titulado Suárez, el Rey, un perro, una pistola.... Ya no son desencuentros, ya están a mandoblazos, sobre todo por parte del Rey. «El Rey consulta, escucha y hace caso a cualquiera antes que a mí», se queja Suárez. Don Juan Carlos ve al jefe del Gobierno sin rumbo. Utiliza en algún momento la frase de Abril Martorell, íntimo y fiel colaborador de Suárez: «Eres un arroyo seco», sin un norte ilusionante. Tras combatir en una esgrima de reproches, Suárez espeta al Rey: «Hablemos claro, señor, yo no estoy en el cargo de presidente porque me haya puesto ahí su Majestad». «Lo que no es normal, por muy legítimo que sea, es que yo diga blanco y tú negro. Las cosas han llegado a un punto en que cada vez coincidimos en menos temas», expresa don Juan Carlos. El cruce de reproches crece en grados. «Me temo que empezamos a dar la impresión de dos jefaturas que en lo importante discrepan», dice Suárez. Y recuerda al Rey que es presidente por las urnas, en las que obtuvo 6.280.000 votos (en 1979). «Tú estás aquí porque te ha puesto el pueblo con no sé cuántos millones de votos... Yo estoy aquí porque me ha puesto la Historia, con setecientos y pico años. Soy sucesor de Franco, sí, pero soy el heredero de 17 reyes de mi propia familia. Discutimos si OTAN sí u OTAN no, si Israel o si Arafat, si Armada es bueno o peligroso. Y como no veo que tú vayas a dar tu brazo a torcer, la cosa está bastante clara: uno de los dos sobra en este país. Uno de los dos está de más. Y, como comprenderás, yo no pienso abdicar».

(Pilar Urbano relata que cuando Suárez oye la palabra abdicar, él mismo dice que sería el mayor fracaso de todos sus empeños y que, llegados a este punto, lo mejor es disolver las Cortes para que el pueblo hable, ya que no cuenta con el apoyo del Rey ni con parte de su partido, y sí con la animadversión de la oposición. El Rey le responde que eso sería una locura y que se niega a disolver las Cortes).

¿Plantea el Rey a Adolfo Suárez la dimisión?
En realidad le dice que no puede impedir que dimita, pero que disolver las Cámaras supondría un nuevo parón nacional, con la crisis económica que había. «Aquí lo que hace falta es un gobierno fuerte, cohesionado, que cuente con una mayoría estable y que gestione. Por tanto, no voy a firmar el decreto de disolución». La bronca crece y crece cuando el presidente recuerda al Rey que, según la Constitución, la disolución no corresponde al jefe del Estado y que éste no puede negarse a firmarla.

Con la Constitución como arma arrojadiza...
Y el Rey, entonces, comete una indiscreción al recordar a Suárez que también el artículo 115 advierte que no se podrán «disolver las Cortes si está en trámite una moción de censura». Nadie había hablado de moción de censura. Se le escapó inconscientemente lo que le daba vueltas por la cabeza: una dimisión repentina invalidaría el plan de derrocarle por la vía intachablemente parlamentaria de la moción de censura. Y una disolución dejaría la Operación Armada en papel mojado. Por tanto, el Rey no quería que Suárez dimitiera todavía, ni disolviera las Cortes. Y de manera entre infantil y desesperada le dice a Suárez que no piensa firmar, que se irá de viaje, que se pondrá enfermo... La discusión subía y subía de tono. Llegaron a alzarse la voz con tal rudeza que el perro del Rey, Larky, un pastor alemán, tumbado en la alfombra del despacho real, comenzó a ladrar y, excitado, se arrojó contra Suárez. «Casi me muerde los coj...», me contó Suárez tiempo después. El Rey saltó y sujetó al perro. Más allá de esta anécdota, Suárez le leyó la cartilla al Rey, el hombre que lo había elegido para, juntos, hacer Historia.

23 de enero. El Rey precipita su regreso a Madrid. Está de cacería, pero cuatro tenientes generales se han presentado en Zarzuela.
Cuatro y un almirante. Los tenientes generales Elícegui, Merry Gordon, Milans del Bosch y Campano López, de las regiones de Zaragoza, Sevilla, Valencia y Valladolid. Desde Zarzuela avisan al Rey, que tiene que suspender la cacería. Por cierto, los compañeros de montería se indignan con el Rey porque el helicóptero ahuyenta las piezas. Estos generales están pensando un golpe a la turca. Ya habían enviado una carta a Zarzuela, por el conducto reglamentario, como me dijo el general González del Yerro. Al no obtener respuesta, se presentan en Zarzuela. Entra el Rey, jefe y compañero de armas, y cuando comienzan con la retahíla de quejas, les dice: «Un momento, yo soy el Rey. El Rey reina, pero no gobierna. Decídselo al jefe de Gobierno». Llama a Suárez. En un rato está en Zarzuela. «Realmente estos que hay dentro quieren verte a ti». Y don Juan Carlos se ausenta. Nadie se sienta y Suárez advierte a los entorchados que Zarzuela no es el sitio para hablar; que si quieren, él los recibe en Moncloa, que es la sede del presidente de Gobierno.

Y aparece la primera pistola.
Milans dice a Suárez que por el bien de España debe dimitir ya, cuanto antes. Y es cuando Suárez pide al luego golpista que le dé una razón para ello. En ese momento, Pedro Merry Gordon saca del bolsillo de su guerrera una pistola Star 9mm, se la pone en la palma de la mano izquierda y mostrándola dice al presidente: «¿Le parece bien a usted esta razón? ». El Rey, en la escalera, le advierte: «¿Te das cuenta de hasta dónde me estás haciendo llegar?». Y le reitera que la solución para evitar el golpe militar pasa por un cambio de Gobierno.

Dos últimas fechas para olvidar esta tragedia en las relaciones de los dos parteros de la Transición. 27 de enero, con el golpe en puertas.
Suárez acude a Zarzuela para comunicar al Rey que tira la toalla, que se va. Antes almuerza con los Reyes. Al acabar, suben los dos al despacho. «¿Qué es eso tan importante que tienes que decirme?», inquiere el Rey. «Que me voy, señor. Sí, he pensado muy seriamente que debo irme. Irme y, como decía Maura, que gobiernen los que no me dejan gobernar». El Rey escucha en silencio, sin mover un músculo. Con pose de rey, no de amigo. Asiste, impávido, a la explicación de Suárez, que se queja de tener el enemigo dentro. Él ya sabe, como me dijo años después Sabino, que estaba en marcha una moción de censura movida y encabezada por Armada. Gente de su partido, como Herrero de Miñón, participa activamente. Piensa que con su dimisión podrá desactivarla. Pero Armada se veía ya como presidente de un gobierno de concentración, una operación que comenzó a trazarse en Zarzuela en julio de 1980. Ya hablaremos luego de esto..
.
¿El Rey no hizo el menor amago pidiéndole que siguiera?
En absoluto. Descuelga el telefonillo interior y llama a Sabino: «Sabino, sube, sube inmediatamente». Cuando llega, don Juan Carlos le suelta: «Sabino, que éste se va». Ni un abrazo, ni un gesto. Como si se sintiera liberado. «¿Qué hay que hacer ahora? ¿Qué pasos? Es la primera dimisión de un presidente en democracia», pregunta al fiel secretario. Punto y final. Al día siguiente, el 28, Suárez lleva la carta de dimisión a Zarzuela. Su publicación en el BOE se retrasa durante semanas. El acto de Suárez de dimitir por sorpresa tiene enormes consecuencias porque deja a los golpistas, militares y civiles, sin argumentos para la sublevación.

Última fecha. 24 de febrero de 1981. Horas después de acabar el secuestro de Tejero. Suárez se presenta en Zarzuela.
Suárez, tras ser liberado, es informado por Francisco Laína de que ha sido Armada quien ha arreglado la liberación de los secuestrados y de que el mismo Armada había estado metido en el golpe hasta las cejas. Ya en Moncloa, se encierra con sus colaboradores directos Arias-Salgado y Meliá, y les pide un informe técnico urgente para revocar su dimisión. La investidura de Calvo-Sotelo, interrumpida por Tejero, se reanudará el día siguiente, 25, a las seis de la tarde. El cese de Suárez aún no se ha publicado en el BOE. «Hay mucho que limpiar, apuntalar, poner coto a los que quieren quitarnos la libertad. Si legalmente puedo, volveré. Eso sí, respaldado por la más Grosse Koalition que pueda constituir», dice a sus íntimos.

Y acto seguido, va a Zarzuela a hablar con el Rey. Por llamarlo cortésmente.
Es el enfrentamiento más duro, durísimo, que Suárez tiene con el Rey. Se lo contó a muy pocas personas recién ocurrido, y 12 años después lo revivía con las mismas palabras. Leo a partir de la página 701 de mi libro: «Arriba, en la puerta, me espera Sabino. Me da un abrazo. Yo se lo tomo. Al que no se lo puedo tomar es al "Otro". Entro en el despacho del Rey. Está vestido de uniforme. Es mediodía. Tiene allí a su perro Larky, el que me atacó la otra vez. Estamos solos, le tuteo. Nos la has metido doblada.

-¿De qué me hablas?
-Hablo de que, alentando a Armada y a tantos otros, jaleándolos, dándoles la razón en sus críticas, diciéndoles lo que querían oír de boca del Rey, tú mismo alimentaste el dichoso malestar militar (...) Sabes cómo entre el Guti (el general Gutiérrez Mellado), Agustín (Rodríguez Sahagún) y yo hicimos trigonometría para desplazar al quinto moño a los generales golpistas, a los que tú a la semana siguiente recibías; y cómo me opuse al traslado de Armada.

-Pero ¿tú te das cuenta de lo que dices... y a quién se lo dices?
-Sé demasiado bien a quién se lo digo. Esta situación la has provocado tú.
-Noooo. Al revés, la has provocado tú y la he evitado yo».

O sea, que Suárez acusa al Rey de promover el golpe de Armada.
Para Suárez está clarísimo ya en ese momento que la Operación Armada nace en Zarzuela y que el alma es el Rey: que don Juan Carlos es el muñidor para que Armada sea el presidente de un gobierno de concentración. Incluso que el mismo Rey conocía el Gobierno que el golpista tenía preparado. Un Gobierno en el que, entre otros, Felipe González iba de vicepresidente. En el transcurso de esa conversación con tono elevadísimo, Suárez alaba el comportamiento digno del «pobre Guti, un anciano, cuatro huesos», y critica, en cambio, al «otro», «a gatas debajo del escaño», refiriéndose al presidente a punto de ser investido, Calvo-Sotelo. Pero el clímax de la pelea verbal se alcanza cuando Adolfo advierte al Rey lo siguiente: «Quiero revocar mi dimisión. Traigo un estudio jurídicoconstitucional del proceso...». Y saca el folio del bolsillo y lo despliega ante el Rey. Le anuncia que piensa hacer depuraciones en el Ejército, llegando hasta donde haya que llegar. «Me estás amenazando, so cabrón? ¿Te atreves a hablarme de responsabilidades a mí? ¿Tú... a mí? Mira -le dice el jefe del Estado-, ni tú puedes retirar ya la dimisión ni yo voy a echarme atrás en la propuesta de Leopoldo. ¿Todavía no te has enterado de que ha sido a ti a quien le han dado el golpe? A ti, a tu política, a tu falta de política, a tu pésima gestión. ¿Responsabilidades? ¡Tú eres el auténtico responsable de que hayamos llegado a esto!». El rifirrafe entre los dos continúa y se despeña hasta el punto de que don Juan Carlos le dice: «O te vas tú o me voy yo», no sin recordarle que no podrá formar ningún gobierno de unidad «porque nadie va a querer ir contigo... Políticamente estás muerto. No revoques tu dimisión. No intentes volver. Tienes que saber poner punto y final a tu propia historia». Viéndolo así, en pie, con el uniforme de capitán general y al otro lado de la mesa, Suárez se da cuenta, según él mismo contaba después, de que ese señor imponente que tiene delante es el Rey. «Junto los talones, doy un cabezazo, paso al usted y le presento mis excusas: "Disculpe, Señor, me he excedido"». Larky, el perro, esta vez no atacó al indignado visitante.

Pilar, esto que usted cuenta, desconcertante por la gravedad de las acusaciones pronunciadas por Suárez, así como por las que el jefe de Estado dirige al presidente dimisionario, lo tendrá muy contrastado...
No me hubiese atrevido a escribirlo si no hubiera tenido varios testigos y confidentes de Adolfo Suárez.
(Efectivamente, en el apéndice de notas se citan las fuentes con nombres y apellidos.)

Perdóneme que le insista más sobre sus fuentes, porque la gravedad de su narración lo exige...
Como están documentadas en el libro, no tengo ningún problema. He hablado con decenas de personas, y no una, ni dos, ni tres veces. Algunos de los trances sobre los que escribo me los han ratificado Aurelio Delgado Lito, el cuñado de Suárez e íntimo ayudante, y colaboradores inmediatos del presidente como Antonio Navalón, Eduardo Navarro, Jaime Lamo de Espinosa, José Pedro Pérez-Llorca, Rafael Arias-Salgado, Francisco Laína... Lito me recordaba: «Me acuerdo que eran las cinco de la madrugada, y tú seguías hablando con Adolfo en Galicia, en un hotel, pese a que unas horas después él tenía una entrevista política importante». Suárez era noctámbulo y si por la noche pegaba la hebra en confidencias, contaba cosas, sobre todo a los que nos veía interesados en asuntos como el 23-F, sobre el que yo escribí un libro, Con la venia, yo indagué. Adolfo iba dando pistas, claves. Tengo escrito un capítulo sobre el GAL, que no he incluido en el libro... Adolfo era un hombre de Estado, ante la idea de que por él pudiera sobrevenir un golpe, no lo dudó, se fue; y cuando ocurrían cosas turbias en torno al Monarca y alguien quiso aprovecharse o apalancarse en el Rey, Adolfo saltaba.

¿Quién era más hombre de Estado, Suárez o don Juan Carlos?
Si Adolfo hubiese sobrevivido a todos los golpes morales que le asestaron, podría haber llegado a ser el único candidato a la República capaz de competir con Felipe VI. Aunque su esencia era republicana, hizo una especie de voto de lealtad al Rey desde el republicanismo nato de su padre y de su madre. Creía en el chusquerismo: que desde abajo se puede llegar hasta arriba, si se trabaja; y que un rey tiene que estar sometido a una disciplina constitucional. Déjeme decirle lo siguiente sobre las fuentes de mi libro, con datos que he ido recopilando durante años. Adolfo no ha sido un bocazas ni un voceras, pero en ocasiones se ha desahogado. Sobre todo, no ha querido que la Historia se escribiera mal. Por eso escribió su 'Yo disiento de la sentencia del 23-F'. Él me dijo más de una vez: «No dejes que te equivoquen, Pilar, eso no fue así». Allí, en su despacho de la calle Antonio Maura, en Madrid, hemos tenido conversaciones larguísimas y relajadas, explayándonos con la confianza de la amistad. Con su hija Marian cerca, que le advertía «Papá, papá...» para que no contara de más. Él, con su simpática picardía, decía: «No, aquí con ésta puedo, ésta es del Opus».

Sé que su libro es mucho más que el 23-F y sus circunstancias, que en él habla de episodios llamativos en los prolegómenos de la Transición, como el día en que el Rey se atrevió a echar al presidente Arias, o aquel momento en el que Suárez legaliza el PCE y don Juan Carlos, curiosamente, está en París.
Claro, el libro abarca bastante más, pero usted quiere hablar del 23-F y de sus lados oscuros.

Un poco más. Una aclaración: ¿Qué diferencia hay entre la Operación Armada y el 23-F?
El golpe de Armada, el golpe de timón o de gobierno, presidido por él, tendría que haber acabado en el momento en el que don Juan Carlos comienza a hacer consultas para sustituir a Suárez. Por fin, se decide por Leopoldo Calvo-Sotelo, pero tiene enormes dudas. Tantea a Lamo de Espinosa, a Pérez Llorca, a Rodríguez Sahagún. En realidad, cualquiera menos Leopoldo. Hasta que Leopoldo le soluciona la papeleta. Convence al jefe del Estado diciéndole que él es el hombre de la derecha que busca, bien visto por el empresariado; que sacará adelante el ingreso en la OTAN, el gran marrón del Rey ante los EEUU; la LOAPA para armonizar el tiberio de las autonomías; que tranquilizará a los militares, porque al fin y al cabo su apellido es Calvo-Sotelo. Además, ha sido elegido por el partido, la UCD, que en las elecciones del 79 sacó más de 6.200.000 votos. No hay duda de que la sustitución con Calvo-Sotelo, y no a través del montaje Armada, es constitucional. El Rey ve que puede tener una salida fácil, libre de Suárez, y sin correr tantos riesgos como con Armada; y es cuando abandona la Operación Armada. Estamos hablando del 10 de febrero de 1981, a 13 días del golpe. Hasta ese momento, la Operación Armada no tenía nada que ver con el 23-F. Terminaba ahí.

Pero el golpe se produce.
El 23-F, como le digo, no debería haberse producido. Pero a Armada el Rey le había puesto los patines, y ya no quiere parar. Y se produce el recurso a Tejero, que es un autor por convicción. De hecho,Jordi Pujol y Marta Ferrusola, su esposa, hacen los honores de despedida a Armada, que viene a Madrid desde su destino en Lérida. Los Pujol comentan al general que Calvo-Sotelo será el nuevo presidente, y Armada deja caer un enigmático «ya veremos». Lo está diciendo el día 9 de febrero. En las fechas siguientes, Armada se ve no sé cuántas veces con el Rey: el 10, el 11, el 12, el 13. En la agenda de Armada aparece todo eso pormenorizado. Sabino, que ya se da cuenta de que Armada está lanzado, empieza a cerrarle las puertas de palacio. El día 13 de febrero, el Rey y Armada tienen una conversación tan importante y grave que don Juan Carlos aconseja a Armada que vaya a contarle a Gutiérrez Mellado todo eso de que Leopoldo no es la solución para calmar la división del Ejército. Mellado manifestaría luego que le dieron ganas de detener a Armada por todo lo que le dijo. A partir de ese momento podemos decir que el Rey ya se sacude de las manos el tema Armada y sigue la senda de Leopoldo, con un Gobierno de UCD.

Pero Armada, como usted decía antes, «tiene puestos los patines».
Armada está motivado, Armada quiere ser presidente, ayudado por el CESID con el comandante Cortina al frente de la operación. Si el Rey está o no está en el 23 de febrero, si está enterado o no... Hay cosas llamativas, raras, anómalas. Que los hijos del Rey no vayan ese día al colegio, como tampoco fueron al colegio los hijos de los americanos de Torrejón, que le dijeran al médico de Zarzuela que ese día estuviera en Palacio desde por la mañana, que cierta vedette, Bárbara Rey, declarara, ¡vaya usted a saber si es cierto!, que el Rey la llamó diciéndole, «oye, el lunes, 23, procura no ir a recoger al colegio a los niños, porque puede pasar algo...». Y otras curiosas coincidencias. Igual que no se entiende lo de Osorio diciéndole a Fraga en el Congreso, en pleno golpe, «Manolo, baja y dile a Tejero que llame a Armada». ¿Por qué quiere llamar Osorio a Armada? ¿Qué sabe él? O, también, que de los siete padres de la Constitución, cinco conocieran en qué consistía la Operación Armada y que durante los acontecimientos del 23-F en el Congreso estuvieran relativamente tranquilos en sus escaños, leyendo o prestando sus abrigos a los rehenes de oro. Leían tranquilamente Gregorio Peces-Barba, Miguel Herrero, Gabi Cisneros, Jordi Solé Tura y Fraga, padres constituyentes, también estaban en la lista de Gobierno de Armada. Al Rey, en cualquier caso, la actuación de Tejero le resultó antiestética, irreflexiva, repugnante por la violencia de los tiros... Eso no era presentable. Lógicamente, yo tengo que pensar que el Rey no estaba en el 23-F; otra cosa es que, bueno, Armada sí que habla con el Rey ese día, aunque luego en los juicios se quiso borrar la interlocución del Rey esa noche. No aparece en las actas, como si se hubiera pasado un típex: en lugar del Rey aparece Sabino.

Lo que queda meridianamente claro en su libro es que la gestación de la Operación Armada, que deriva en el golpe de Estado del 23-F, pasa por Zarzuela.
Sale de Zarzuela y sigue en Zarzuela desde julio del 80 hasta la segunda semana de febrero de 1981. Yo dejo al Rey fuera del golpe del 23-F. Pero sí digo que, si esa noche Armada se hubiese llegado a entender con Tejero, y Tejero le hubiese dejado pasar, como me decía Pablo Castellano, «en esa situación, bajo la amenaza de las metralletas, todos hubiésemos aceptado cualquier solución que no fuese una junta militar». Y mucho más si todo se anunciaba en nombre del Rey, que es como Tejero entró en el Congreso: «¡Paso, en nombre del Rey!».

De hecho en su relato de aquel día pone nombre al Elefante Blanco, la máxima autoridad militar...
Lo dice Sabino. El Sabino de los últimos tiempos, que no estaba gagá en absoluto. Con el que fuera secretario y luego jefe de la Casa Real mantengo unas veintitantas conversaciones, en las que se va viendo su evolución en cuanto a libertad verbal. Sabino va contando cada vez más, sobre todo si tú tienes la mitad del billete; entonces él te completa la otra mitad. Igual que Suárez, tenía un deseo imponente de ser honesto. Si no le preguntabas, no te contaba; pero si le preguntabas, sí te contaba, y te contaba la verdad; yo no sé si toda, pero creo que casi toda...

Hablábamos del Elefante Blanco...
Le pregunté a Sabino por el famoso tema del Elefante, y me confesó que don Juan Carlos metió la pata en el libro de Vilallonga (una biografía del Rey, basada en varias conversaciones con el protagonista), cuando dijo que él «sabía, desde el primer momento, quién era el Elefante Blanco». Suárez también dijo que «sólo dos personas saben quién era el Elefante Blanco, y yo soy una». Si Suárez lo sabía, y desde luego él no lo era, y el Rey también lo sabía, según él mismo le dijo a Vilallonga, y está en la edición francesa y en la inglesa. Ergo... Después, en la versión española eso se corrigió, porque se hubiese tenido que reabrir el sumario del 23-F. El Rey también decía en la primera edición, la francesa, que él habló con Armada varias veces esa noche. En fin, hay un momento en el que Sabino me dice que, en el supuesto de que, tomado el Congreso, Armada hubiera conseguido proponer su Gobierno de concentración, y hubiese sido necesaria la presencia de una autoridad superior al nuevo presidente del Gobierno y que ratificara moralmente su elección, en ese caso... el Elefante Blanco sólo podía ser el Rey.

Me ha sorprendido el papel de Sabino en el arranque de la Operación Armada. En julio de 1980 habla de Armada como presidente alternativo a Suárez; en cambio, él......
Porque se dio cuenta pronto de que la Operación Armada desembocaría en una junta militar.

Pronto... o tarde, porque Fernández Campo conoce la Operación Armada desde julio de 1980, en el momento en el que el comandante Cortina, del CESID, expone al Rey cómo tendría que llevarse a cabo el golpe de timón para cambiar a Suárez por un independiente. «Todo dentro de la legalidad», pedía el Rey, según su libro.
Cortina se inspira en la Operación De Gaulle y pretende hacer lo mismo en España, con una gran coalición de partidos que apoyen a un hombre independiente. Plantea dos candidatos apartidistas, como posibles presidentes: un civil, José Ángel Sánchez Asiaín, y un militar, Alfonso Armada. Sabino está convencido de que el presidente en aquella situación tenía que ser militar, y que ese hombre era Armada.

Tres nombres propios más: Carlos Ollero, Jaime Carvajal y Urquijo, y Paddy Gómez Acebo.
Carlos Ollero, catedrático de Teoría del Estado y de Derecho Constitucional, hombre próximo al PSOE, es el encargado de elaborar un informe sobre la licitud de investir a un candidato extraparlamentario. Había sido senador real. A mediados de agosto de 1980, ese informe llega a Armada, no a Zarzuela o Marivent. Y Armada se lo envía a Sabino para que lo entregue al Rey. Ahí se indicaban dos vías: una, la de la moción de censura, con un candidato alternativo, su propuesta al Rey y la posterior investidura de éste si conseguía los votos de los dos tercios de la Cámara; y otra, no constitucional, por la que el Jefe del Estado, «dadas las graves circunstancias nacionales», propondría a la Cámara un presidente no parlamentario para que fuese investido por los diputados, y que en torno a él se nucleara un gobierno de unidad nacional. Un calco de la Operación De Gaulle, que luego tomaría cuerpo en la Operación Armada.

Ollero era simpatizante socialista y Felipe González también simpatizaba con la movida anti-Suárez...
Tanto que estaba dispuesto a entrar en el Gobierno de Armada. Enmi libro cuento el almuerzo que en el segundo semestre del 80 tieneSabino con Felipe, Peces-Barba y Múgica. Le preguntan sobre los rumores de golpes. Decían saber que, al menos, había dos dispositivos golpistas, el de Tejero con la banda borracha y el de los generales. Según mis fuentes, González dejó claro que prefería esperar a las elecciones, previstas para 1983; pero que, como político con sentido de Estado, estaba dispuesto a meterse debajo del paso, y arrimar el hombro en un Gobierno de concentración que presidiera otro, por supuesto no Suárez. Entonces Sabino se mojó y lanzó en ese almuerzo el nombre de Armada, a lo que Felipe respondió que la figura de Armada, aunque personalmente no lo conocían, podría ser bien aceptada por ellos, por ser quien era.

¿Qué papel juegan en su relato Ignacio, Paddy, Gómez Acebo, hermano de Luis, cuñado del Rey, y Jaime Carvajal y Urquijo?
Paddy Gómez Acebo, duque de Estrada, era presidente del Instituto Gallup en España. El Rey y él se tenían gran confianza. Un día de aquel invierno de 1980, don Juan Carlos le confiesa que la única manera de reconducir la situación de España era formando un gobierno de coalición o de concentración nacional, presidido por un independiente, ajeno al Mundo político, que gobierne con energía, con firmeza. El Rey llama a Sabino para que explique la envoltura legal de la operación y cuando éste acaba, Gómez Acebo, que al principio se quedó bloqueado no dando crédito a lo que estaba escuchando allí, en palacio, por fin suelta lo que piensa: «Lo mío no es una opinión, es una definición: eso se llama primorriverismo, y me permito recordarle a Su Majestad lo que le pasó a su abuelo, Alfonso XIII, al colocar a un general para reconducir la situación de España ». Esa misma tarde, y con idénticos términos, el Rey explica su plan a su amigo y compañero de colegio Jaime Carvajal y Urquijo, que le dice exactamente lo mismo que el duque de Estrada: «Todo eso se parece demasiado a lo que hizo vuestro abuelo nombrando a Primo de Rivera». Jaime Carvajal ha tenido un detallazo de confianza conmigo: me dejó un buen lote de páginas de su diario, muy ilustrativas.

¿Y no le asusta que todas sus fuentes, las vivas, claro, se echen atrás y le desmientan ante la fuerza de sus acusaciones?
Yo no acuso. Yo investigo e informo de unos hechos históricos que nos conciernen y que estaban desfigurados, tergiversados, mal historiados. Artículo 20 de la Constitución: el derecho a obtener y transmitir información veraz. Siempre puede haber una operación desde el gran poder influyente de la Zarzuela para silenciar mi libro... Más que por decisión del Rey, por celo excesivo de sus edecanes y cuidadores. Sinceramente, yo no he pretendido ir contra nadie. Pero a mi edad no sería honesto ocultar la verdad. Yo pienso que el periodista no sólo tiene que contar historias, tiene que contar la historia verdadera. ¿Entera? No, siempre queda mucho más. No se llega a todo. Entiendo que habría que volver atrás para desentrañar la historia oculta de muy altos protagonistas, con medallas colgadas por tales y cuales acciones, que no las habían merecido porque, sencillamente, ellos no habían sido «los héroes».

¿A quién se refiere? ¿A su Majestad el Rey?
Bueno... la gran desmemoria de Suárez no sólo ha beneficiado al Rey, también a Felipe González, a Osorio, a Fraga, a Herrero de Miñón, a Segurado y a todos los comparsas de la Operación Armada, militares, empresarios, periodistas... Yo he podido poner negro sobre blanco determinados episodios que permanecían brumosos porque he tenido acceso a ciertos documentos, anotaciones y diarios de Armero, de Carvajal, de Eduardo Navarro, del propio Suárez; o porque testigos de primera fila como Martín Villa, Lamo de Espinosa, Arias Salgado, Landelino Lavilla, Santiago Carrillo han querido contarme cómo fue la legalización del PCE, quién estimuló y quién puso palos en las ruedas de la Constitución... Si no, yo hubiese seguido creyendo que el Rey fue «el motor del cambio». Y es cierto que el Rey dio su venia al cambio de la dictadura a la democracia. Él tenía todos los poderes heredados de Franco, y no había Constitución que le constriñese: podía haber dicho que no. Ahora bien, en importantes momentos más que motorizar metió el freno.

Durante la legalización del PCE se fue a París...
Se fue a París. Doy noticias de 11cartas del Rey a Suárez. Sobre esto del medallero no siempre meritado, me rechina escuchar y leer el tópico de que «el Rey nos salvó del golpe». El Rey nos salvó in extremis de un golpe que él mismo había puesto en marcha, no queriendo que fuera un golpe, queriendo una solución fraguada en el Parlamento; pero Suárez le advertía: «¡Esto es un golpe!».

Traiciones, miserias, héroes que, según usted, no lo son... ¡para echarse a llorar!
Sí, también el Rey se echó a llorar en la madrugada del 23 al 24 de febrero. Se narra en 'La gran desmemoria'. Sabino me lo contó varias veces. El Rey ya ha dado el discurso en televisión en la medianoche del 23-F al 24-F. Tejero continúa en el Congreso con sus guardias civiles. De pronto, don Juan Carlos rompe en sollozos. «Sollozaba, recordaba Sabino, como si se le hubiera roto un juguete. No, más que un juguete: el gran juguete, la Corona. Fue un momento en el que el Rey no sabía cómo acabaría aquello, qué reacción militar podría haber, él había tenido muchas conversaciones con gentes diversas, se habían prometido carteras, estaba formado prácticamente un Gobierno... ¿Quiénes iban a callar? ¿Quiénes iban a hablar? ¿Qué se iba a decir...?». Era de madrugada. Todo incierto. Hacía frío físico en la Zarzuela. A las 11 o las 12 de la noche habían apagado la calefacción en el edificio. Es entonces cuando el Rey se pone una cazadora negra, la de piloto, no sé por qué no su guerrera militar con la que había grabado el mensaje. Quizás el subconsciente... En la gaveta de su mesa de despacho tenía una pistola. En aquel momento, según me contó Gómez Acebo, la puso encima de la mesa, y luego se la metió en el cinto.

¿Suárez debería haber sido nombrado Duque del Olvido?
Y de la lealtad. Por no contar los servicios de lealtad que hizo al Rey. Suárez decía que tenía que «proteger al Rey del Rey mismo», de sus campechanías, de su verbosidad, porque algún malintencionado podía tirarle de la lengua y grabarle diciendo cosas inconvenientes, incluso peligrosas...

No entiendo.
La historia del Rey y su reinado no termina el 23-F. Podríamos decir que casi empieza otra vez, ¿no? Y empieza, página nueva, con los socialistas, largos gobiernos en los que ocurren muchas cosas en España y en el extranjero con relación a España. Lo insinúo en el epílogo cuando sugiero que alguien quiso blindarse en el Rey tomando precauciones y diciendo: bueno, yo quiero defender al Rey, pero si a mí me tiran al foso difícilmente voy a poder defenderle. En esos momentos hay un patriota que sale a proteger al Rey: Adolfo Suárez.

Sigo sin entender a qué se refiere.
¿Quiere usted que se lo diga más claro? Suárez salió del Gobierno sin Toisón. El Rey se lo concedió muchos años después...

¿Por otros servicios?
Servicios legítimos, legales y patrióticos prestados por Suárez. Y el Rey lo sabe.

Intuyo que lo contará en su próximo libro...
Mire, le estoy hablando de..., pero, por favor, apague la grabadora.

Miguel Ángel Mellado, en El Mundo

"EL PNV NO ASPIRA A DECIDIR EL FUTURO DE NAVARRA DESDE SABIN ETXEA"

El presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar, ha asegurado que la formación jeltzale "no aspira a condicionar ni a decidir desde Sabin Etxea el futuro de Navarra" y ha asegurado que su partido "jamás dará cauce a proyectos que hablen de la Comunidad foral pero sin la Comunidad foral".
"El PNV apuesta por que el futuro de los navarros lo decidan solo los navarros", ha asegurado Ortuzar, quien ha criticado que Rajoy y Rubalcaba "con una simple llamada de teléfono mangonean este territorio y lo ponen patas arriba".
Así lo ha señalado el presidente del EBB del PNV en su intervención en el acto que la formación jeltzale ha celebrado este domingo en Pamplona para presentar sus candidatos a las próximas elecciones europeas.
En su discurso, Andoni Ortuzar se ha referido a la situación de la Comunidad foral y ha resaltado que esta legislatura "la Navarra marítima, en lugar de llegar hasta Hondarribia, ha llegado hasta Bermeo".
En este punto, ha querido dejar "bien claro" que el PNV "no aspira a condicionar ni a decidir desde Sabin Etxea el futuro de Navarra", ya que, según ha dicho, "la voluntad de la ciudadanía navarra es sagrada para nosotros". "Y aquí solemnemente manifiesto que jamás daremos cauce a proyectos que hablen de Navarra, pero sin Navarra", ha asegurado.
Por todo esto, el presidente del EBB del PNV ha transmitido a los navarros que "cuando les vengan con la cantinela y el meter miedo con el 'que vienen los vascos', les contesten que lo que es para echarse a temblar es que vengan Rajoy y Rubalcaba".
"Aunque no hace falta ni que vengan, con una simple llamada de teléfono mangonean este territorio y lo ponen patas arriba y esto tiene que acabar", ha reivindicado.

viernes, 28 de marzo de 2014

EMPECINADA MEMORIA DE NEGACIÓN

El pasado jueves 27 de marzo, bajo el título “Memoria histórica fraccionada”, diversos miembros del Comité Político del Partido Carlista-EKA de Navarra (Juan Luis Aldaya, Paco Zamora, Maribel Alzórriz, Feliciano Vélez, Ana Montoya, Andoni Rabanal, José Lázaro Ibáñez), así como Jesús Mª Aragón Samanes, secretario general federal del Partido Carlista de las Españas (sic), se referían, adjuntando diversos comentarios críticos, a un reportaje que publiqué en este periódico el pasado domingo (y que el 8 de febrero había sido publicado en el diario Deia) titulado El carlismo y el castigo al nacionalismo. 

Considerando el trasfondo último de los contenidos de la misma, quisiera expresar mi perplejidad porque dirigentes de un partido que se autodefine como de una línea política de izquierda alternativa, encuadrada en el socialismo autogestionario (y que llegó incluso a formar parte de Izquierda Unida), sea incapaz de efectuar una reflexión crítica sobre el papel que el carlismo de los años treinta, muy distante ideológicamente del partido de los autores de la mencionada carta (o, al menos, eso es que se percibe desde el exterior, si las palabras valen algo), tuvo en la durísima represión de retaguardia acaecida en Navarra y en territorios próximos. Lamento profundamente que aquellas personas no sepan aquilatar la trascendencia del hecho de la recuperación de un texto que no sólo expresa intenciones, sino que, además, anticipa realidades. Sin duda, todo ello es responsabilidad también de los demás: por muchas razones que sería prolijo comentar, la memoria histórica de la violencia política desarrollada en nuestra tierra durante la guerra civil se ha limitado exclusivamente a las víctimas y no ha profundizado en el tema de los verdugos, lo que se ha revelado como un grave error porque no ha hecho más que acrecentar el sentimiento de impunidad y el impulso a la manipulación histórica de los herederos biológicos o ideológicos de aquellos matarifes. 

Puestos a reconvenir, y ya que se sienten tan concernidos por algo que a priori no tenía por qué concernirles, hablen, hablen de Benito Santesteban, killer de la Junta Carlista Central de Guerra de Navarra; de su tío José Martínez Berasáin, presidente de facto de aquel órgano, y de su libreta; de Luis Martínez Erro, primo del primero e hijo del segundo, mecanógrafo de las instrucciones reservadas de Mola y escolta de éste; hablen de los expurgos en la documentación de aquella Junta; hablen de los registros de presos y de la documentación de la cárcel de Escolapios, el centro de detención de los requetés; hablen del Tercio Móvil y si hay documentación propia del mismo y acerca de sus salidas; hablen de los componentes de las juntas locales de guerra y si se conservan documentos sobre ellas y sobre todos aquellos que en los primeros meses de guerra se quedaron en los pueblos para reprimir; etc. Y ya que lo citan, hablen de dónde podría estar el listado de los fusilados en Bera (que sus familiares tienen todo el derecho a saber dónde fueron enterrados, que los familiares de los enterrados en Polloe ya lo pudieron saber).

Y háganlo, en el caso de que sean capaces de hacerlo, solamente por humanidad para con los ejecutados, por solidaridad con aquellos voluntarios carlistas que de buena fe marcharon al frente y no se enfangaron en cometer actos indignos y para enseñar a las nuevas generaciones la regla de oro de la convivencia política: el rechazo al ejercicio de la violencia para perseguir objetivos políticos.

Fernando Mikelarena, en su blog

FALCES REPARA LA MEMORIA DE LOS 31 VECINOS ASESINADOS EN 1936 Y LA DE SUS FAMILIAS

Los miembros de la corporación municipal de Falces, en el pleno que tuvo lugar ayer por la tarde, reconocieron de forma pública a los 31 vecinos de la localidad fusilados durante el franquismo, así como a sus familiares, víctimas también de estos actos de represión.

Los concejales aprobaron un texto que aseguraba que "reconocer una injusticia y proteger a sus víctimas debe se un objetivo prioritario para los poderes públicos de un Estado de Derecho. Por ello es trascendental reparar el daño causado, reconocer la situación de indefensión y poner todos los medios al alcance para restituir, reconocer, recordar y recuperar".

El alcalde ribero, Valentín García (AIF), afirmaba que este reconocimiento público "era una deuda que teníamos pendiente con los fusilados, pero sobre todo, con sus familiares que tanto han sufrido".

Por su parte, el portavoz socialista, Bernardo Ciriza, también tuvo unas palabras tras el manifiesto y destacó este acuerdo como "un momento entrañable". Además aprovechó la ocasión para mandar "un fuerte abrazo a las mujeres que fueron humilladas y a los familiares de los fusilados", y terminó diciendo que "nos hemos reconciliado y perdonado. Viviréis en nuestra memoria".

En Falces murieron asesinados un total de 31 vecinos a los que ayer se les nombró y recordó. Estos fueron: Pablo Moreno, Antonio Santa Eulalia, Santos Santa Eulalia, Irineo Biurrun, José María Juguera, José Gregorio Mayayo, Salvador Pejenaute, Manuel Puente, Francisco Muñoz, José Torres, Joaquín Ubasos, Nicolás Alfaro, Melchor Armendáriz, Recaredo Biurrun, Eduardo Biurrun, Adolfo Fernández, Agustín Fernández, José Fernández, Francisco Ibáñez, José García, Julián Jaime, Teodoro Jiménez, Demetrio Juguera, Marcelina Laguardia, Jesús Mendaza, Ignacio Moreno, José Preciado, Eladio Rincón, Luis Rincón, Teodoro Tainta y Mario Jacinto Preciado.

El Ayuntamiento también se acordó de las mujeres de la localidad que, "aunque no fueron ejecutadas, sufrieron el castigo, la represión, la humillación pública y el repudio institucional".

Del mismo modo, el Consistorio informó de que tomarán las medidas oportunas para retirar los escudos, insignias y placas que exalten la sublevación militar, la Guerra Civil y la represión de la Dictadura.

Además, en un acto público, se colocará un placa en la casa consistorial para destacar a los seis cargos públicos y funcionarios que fueron asesinados tras el golpe militar de 1936.

Por último, el Ayuntamiento se comprometió "a colaborar, si fuera necesario, en la búsqueda y localización de las fosas de los falcesinos que aún no se han encontrado, así como represaliados de otras localidades enterrados en este término municipal".

Diario de Noticias

LA MORALEJA, UN PROBLEMÓN QUE SE PUDRE EN OLITE

El pleno del Ayuntamiento de Olite volvió a centrar el jueves su atención en el problemón de la urbanización del la Moraleja, que se ha convertido en el nudo gordiano de esta legislatura a la que le queda un año y que, por tanto, difícilmente esta corporación atajará con éxito. La patata caliente, es de suponer, pasará a los siguientes concejales, mientras el asunto se pudre, básicamente, porque casi todos los ediles actuales han sido colaboradores necesarios, si no protagonistas, de una desafortunada gestión del urbanismo municipal impulsada al calor de la especulación de terrenos que tanto daño ha hecho a la economía local, en particular, y de todo el Estado, en general. A los ciudadanos nos ha tocado pagar los platos rotos de nefastas directrices políticas que nos han hundido en una crisis económica sin precedentes. El Ayuntamiento de Olite, por ejemplo, ha llegado a tener una deuda de 1.000 millones de pesetas (6 millones de euros), una cifra mastodóntica que lastrará décadas el desarrollo futuro del pueblo.

            En la sesión del jueves los damnificados volvieron al rifirrafe dialéctico para plantear que el Ayuntamiento, prácticamente en coma económico, se endeude más en la compra de unos polémicos terrenos que, si los afectados no satisfacen sus deudas, pueden ser definitivamente embargados en breve. No sólo eso, si la cuantía no hace frente al impago, estos vecinos también tendrían que responder con sus propiedades (casas, cuentas corrientes, coches, etc ...). No hay que olvidar que los implicados se hallan en este callejón contra su voluntad. Porque fue el Ayuntamiento de al anterior legislatura (PSN), con el apoyo de todos los grupos, incluido el del actual alcalde (UPN), quien forzó a los propietarios a urbanizar sus terrenos en plena crisis del ladrillo, para remitirles después la factura mediante el sistema de cooperación. La mala práctica no tiene precedentes en Navarra, tal y como se puso de manifiesto en la comisión de trabajo que celebró el Parlamento el pasado 12 de febrero, en la que todo el arco político sin distinción mostró su solidaridad con los perjudicados. El alcalde Fran Legaz (UPN) dijo en el pleno del jueves que él también iba a acudir a la cámara para dar su versión. Un primer paso para un acercamiento fructífero pasaría por admitir que las cosas se hicieron mal. El problema ya no es solo municipal. La solución, a la cual son impotentes nuestros ediles, tiene que venir de más arriba. Pero es perentorio, primero, asumir que se causó un gran daño.

El Olitense

jueves, 27 de marzo de 2014

LA VIVIENDA, UN DERECHO HUMANO

La vivienda, a parte de un bien de primera necesidad, es un derecho recogido por distintas declaraciones o cartas magnas.

La Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 25, apartado 1, declara que “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda (…)”. El artículo 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales declara que “Toda persona tiene el derecho a un nivel de vida adecuado para sí misma y para su familia, incluyendo alimentación, vestido y vivienda adecuadas (…)”. El artículo 47 de la Constitución Española declara que “todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada” e incluso que “los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho”.

A pesar de todas estas declaraciones, el acceso a la vivienda se ha convertido en un auténtico drama, ¿por qué? En España, en lugar de desarrollar leyes que garanticen el acceso a una vivienda digna, se ha construido un paraíso para aquellos que han querido convertir la vivienda en una mercancia con la que especular: liberalización del crédito y del suelo, una ley hipotecaria diseñada para beneficiar a la banca, una infradesarrollada política pública de vivienda, etc.

En lugar de promover condiciones para hacer efectivo el derecho a la vivienda, se han generado las necesarias para convertir al “ladrillo” en uno de los dos principales motores económicos de este país. Con esto se ha consiguido que en España el precio de la vivienda subiera de 300 € el m2 en 1985 a 2.900 € en 2007. No se desarrolló un derecho, se alimentó una burbuja inmobiliaria.

Ante esta situación, la gente tenía dos opciones: acceder a un alquiler elevado y sin suficientes garantías ante la ausencia de leyes que lo regularan, o hipotecarse en un contexto en el que nos vendían que esta era la forma más segura de acceder a una vivienda.

Tras la explosión de la burbuja inmobiliaria, la crisis y el aumento estrepitoso del paro, apareció un drama: los desahucios. Mucha gente que se hipotecó ya no podía pagar, comenzaron a ser desahuciados. Esto ocurrió en el 2007, llevamos casi siete años de crisis y los desahucios se cuentan por cientos de miles.

A esto hay que añadir que cuando una persona es desahuciada, no sólo se queda sin su vivienda: la deuda que tenía con el banco perdura, y queda así en una situación de marginalidad social. Si hemos llegado a esta punto, sin que desde las administraciones públicas se hayan desarrollado medidas efectivas para evitarlo, ha sido porque éstas no han hecho más que dar facilidades a la banca y a las grandes constructoras para arrebatarnos nuestro derecho y convertirlo en su beneficio.

¿Cómo se podría haber evitado todo esto?

Desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) se ha trabajado en torno a una serie de medidas que, por lo menos, servirían para dar una segunda oportunidad a la gente que ha caído en la estafa hipotecaria.

Paralización de desahucios de viviendas que sean primera residencia, dación en pago con carácter retroactivo y alquiler social para las viviendas dadas en dación son las tres medidas que se impulsaron desde su Iniciativa Legislativa Popular. Éstas permitirían a las personas afectadas por la hipoteca permanecer en sus viviendas y no estar sometidos a una deuda de por vida. Les ofrece tener una segunda oportunidad.

Otras medidas interesantes son las penalizaciones a los bancos que tienen viviendas vacías, como ha ocurrido en Tarrasa gracias al trabajo de la PAH de este territorio. No es justo que los propietarios del mayor stock de viviendas en este país se les permita tener viviendas vacías, habiendo gente que las necesita y habiendo recibido dinero público.

Pero el problema de la vivienda, no afecta solamente a las personas afectadas por la hipoteca. Para poder construir el derecho a la vivienda es necesario que desde las administraciones públicas se construya una alternativa. En este sentido, una solución puede ser crear un parque público de viviendas en régimen de alquiler social, que no supere el 30% de los ingresos de las familias.

Esto no es sólo posible, sino que ahora tenemos una oportunidad de hacerlo. Una de las condiciones que puso la Unión Europea para el rescate bancario fue que se sanearan todas las entidades nacionalizadas. Para ello se creó la SAREB con un 45% de capital público, el Banco Malo. Este compró los activos tóxicos de las entidades rescatadas, entre ellos, las viviendas que habían desahuciado. ¿Por qué no, en lugar de venderlas a precio de saldo a Fondos de Inversión extranjeros, las usamos para crear ese parque público de vivienda que garantice el derecho a la vivienda?

La vivienda es un ejemplo de los derechos no desarrollados. Si en la Unión Europea hay poder para que tengamos que rescatar a la banca con dinero público, también lo hay para generar leyes que defiendan nuestros derechos. Para ellos debemos ocupar esos espacios de poder desde la ciudadanía que sufre sus decisiones. Para eso estamos construyendo Podemos.

Teresa Rodríguez, profesora de secundaria, sindicalista, candidata en las primarias abiertas de Podemos

LAS GUARIMBAS VENEZOLANAS


Me hacía la pregunta alguien que estimo mucho y vive en el extranjero y deseaba que alguien le dijera la verdad de lo que ocurría en Venezuela pero sobre todo el porqué de lo que pasa. Yo le respondí: ¿A ti no te parece raro que en un país, como dicen en el extranjero, en el cual se está “pasando hambre”, sean los “ricos” los que estén protestando y los pobres estén felices? Vente a Venezuela un fin de semana y verás a los “pobres” repletando las playas, haciendo “parrillas” de carne fresca, tomando cerveza por “bojote”, es decir, de forma exagerada y en los días festivos como en el carnaval, no hay cupos ni en aviones ni en autobuses, sobre todo para las principales ciudades y centros turísticos. ¿No te parece raro?

Venezuela era la “finca particular” de una “clase privilegiada” que se acostumbraron a creerse los “dueños” de ésta Nación. Cuarenta mil familias (unas doscientas mil personas) eran las dueñas de nuestra principal industria petrolera que cobraban en dólares, las cuales se hicieron millonarias a costa de esa riqueza fácil que le pertenecía a todos(as) los venezolanos(as) que son más de 24 millones de personas. Tú recuerdas que en los años setenta y ochenta ahí en Miami la famosa frase que hizo famoso a los “venezolanos” que viajaban casi todos los fines de semana a esa ciudad: “Ta-barato, dame dos”. Tú también sabes que la mitad de las tierras que rodean a “Disney World” fueron compradas con dinero “venezolano”; en fin, el saqueo fue bestial y la corrupción galopante. Un día éste PUEBLO se cansó, alguien les hizo tomar conciencia que el PETROLEO Y LA NACIÓN era de todos(as) y no de un “grupito privilegiado”; despertó y reventó (27-28 de Febrero de 1989). Esta rebelión popular provocó una “masacre” de parte de la fuerza militar que reprimió al Pueblo salvajemente donde miles de personas fueron asesinadas; entre ellos un niño de nuestra Catequesis del barrio el Onoto, aquí en Caricuao. Un grupo de jóvenes militares dignos, al ver ese espectáculo, decidieron rebelarse en contra de aquel gobierno represor y corrupto que defendía los intereses de las “clases privilegiadas” de éste país y decidieron por primera vez ponerse del lado del Pueblo humilde y pobre. Esa rebelión fracasó y un militar digno que encabezó aquella rebelión se dio cuenta que ese no era el camino y tomó la vía democrática, creando un partido o movimiento que rápidamente empezó a tener el apoyo de toda esa gran mayoría despreciada y explotada. Ese movimiento revolucionario llegó al poder el 2 de febrero del 2000, empezando un nueva era con una Nueva constitución aprobada en referéndum por la gran mayoría. Han sido más de 19 elecciones en menos de 15 años y solo en una salieron perdedores. En la última elección que pensaban ganar, también fueron derrotados perdiendo las tres cuartas partes de las alcaldías y los Estados. Ellos pensaban que al morir el “líder” todo esto se vendría abajo y ellos podrían recuperar su “Venezuela perdida” pero no fue así; sino que todo lo contrario, el proceso revolucionario se fortaleció y sigue firme con un apoyo popular cada día en aumento.

El 12 de febrero de éste año en curso llegaron a la desesperación y auspiciaron acciones violentas que en Venezuela se llaman “guarimbas” con el fin de “incendiar el país” de punta a punta, hasta que el “dictador se vaya”. Esta “locura colectiva” de usar la violencia y el terrorismo para derrocar el “régimen” ha fracasado y han caído en el caos y solo grupitos minúsculos cada día mas reducidos quedan como focos en algunos Estados y municipios haciendo acto de sabotaje, agrediendo a espacios públicos, destruyendo dispensarios, autobuses y plazas públicas como diciendo: “si éste país no es nuestro que no sea de nadie”. Estos grupos disociados y enfermos tienen el repudio tanto de los partidarios del gobierno como de la “oposición sensata y democrática” que han tomado la vía inteligente del diálogo para sentarse en una mesas por la Paz para buscar salidas ante la crisis provocada. En Venezuela hay muchas cosas de que “protestar” y eso lo garantiza nuestra Constitución pero de forma “pacífica”. Se pueden llegar a acuerdos donde nos beneficiemos TODOS y no un grupito de privilegiados, sea de la clase que sea. Venezuela es de TODOS Y DE TODAS. Hay un minoría que no quiere diálogo sino que lo que pretende es “tumbar al Gobierno” para ellos tomar el PODER. No presenta ninguna alternativa, alguna propuesta que sea mejor que la que tenemos; solo quieren: “quítate tú pa ponerme yo”; claro, ellos saben que el petróleo es un recurso natural que da mucha riqueza y les da rabia que ese petróleo con el cual ellos se enriquecieron, se esté “despilfarrando” en darle educación, salud, cultura, vivienda a esa “clase baja” (los “tierruos” como ellos le llaman a los pobres).

Hasta que un grupo no presente una “alternativa viable y mejor” que la que tenemos, no habrá derrocamiento político ni por la vía electoral y mucho menos por la vía de un golpe de Estado, ni militar, ni económico como ellos pretenden. Solo creen crear caos y que el Pueblo pierda la paciencia que es mejor que no lo “jurunguen mucho”. Yo conozco a éste PUEBLO; se parecen a sus mujeres, que son pacientes y tienen capacidad para soportar pero también tienen un límite y cuando explotan son incontenibles. “No jurunguen el avispero”, quédense tranquilos que les conviene vivir en Paz si desean conservar los muchos privilegios que aún le quedan, no vaya a ser que lo pierdan todo. Sean sabios y no necios.

Venezuela está en “crisis” y toda crisis trae “purificación” y rectificación. Los venezolanos de buena voluntad queremos que esto mejore; los que persiguen poder y “dólares” solo quieren empeorarla para provocar un golpe o una intervención extranjera. De esa manera lo que están haciendo es fortalecer el régimen y el apoyo popular y sobre todo el de las Fuerzas Armadas que hoy siguen más que nunca del lado del Pueblo Pobre.
Esta es la VERDAD DE VENEZUELA aunque todavía hay aspectos de inseguridad, impunidad y corrupción que hay que extirpar pero en eso se está trabajando con la ayuda y bendición del Dios de Jesús. amen

Pablo Urquiaga, sacerdote católico presbístero de Caricuao-Caracas

miércoles, 26 de marzo de 2014

FALTZESKO EUSKARAREN EGUNERAKO LOGOTIPO LEHIAKETA

Ekainean burutuko den Faltzesko Euskararen Egunari begira, eskutitz, kamiseta, prentsa ohar eta karteletan agertuko den eta eguneko erreferentzi irudia izango den logotipo edo ikurra eguneratu beharra dago, aurreko urteetan egin dugun bezala.

Oinarriak
1.- PARTAIDEAK: Edozein pertsonak har dezake parte lehiaketan, beti ere honen oinarriak errespetatuz. Ez da inolako ezaugarri edo baldintza berezirik eskatzen.
2.- PROPOSAMENA: Irudiak Faltzesko elementu adierazgarriak, Euskararen ideia edo bien konbinaketa bildu beharko ditu.
Diseinua originala eta argitaratu gabea izan behar da. Hirugarren pertsonekin, irudiaren jabetza intelektualari begira (kopiaketak etab.), egon daitezkeen arazoak egilearen ardura izango dira.
3.- KOPURUA: Partaide bakoitzak nahi aina proposamen aurkeztu ditzake.
4.-AURKEZPENA:
-Irudian ondoko esaldia agertu behar da derrigorrez: “Euskararen Eguna. Faltzes 2014” edo “Faltzesko Euskararen Eguna 2014”.
-Logotipoak 2 tinta lauetan (hau da, 2 kolore solidoetan, litsik gabe) aurkeztu behar dira. Modu berean, ez da tramaren bitartez egindako bi tinten arteko nahasketarik agertu behar, ezta gardentasunik edo degradazioak kosteak murrizteko edo ondorengo erabilpen edo aplikazioak errazteko: kamisetak, edalontziak etab.
-.eps eta .jpg formatuetan aurkeztuko dira.
-Irudiek, gutxienez 300 dpi-ko erresoluzioa izango dute.
-Proposamenarekin batera egilearen datu pertsonalak (Izena, telefonoa, helbide elektronikoa) izango dituen atxikitutako dokumentu bat bidaliko da.
5.- EPEA: Proposamenak aurkezteko epea oinarri hauen aurkezpen datatik 2014eko Apirilaren 13, igandea, eguerdiko 14:00etara izango da.
6.- PROPOSAMENEN JASOTZEA: E-mailez bidali behar dira proposamenak ondorengo helbidera: faltzeseuskaraz@yahoo.es
7.- SARIA: 100 euroko sari bakarra emango da.
8.- JABETZA INTELEKTUALA: Irudi irabazlea, iraunkorki eta bere osotasunean, antolakuntzaren eskuetan geratuko da; honek erabateko askatasuna izango du irudia modu partzial edo osoan erabiltzeko edota hura komeni zaion momentu eta moduan aldatzeko. Lehiaketa hau, hutsik geldi daiteke.

SUÁREZ, DEL BURGO Y LA HUELLA DE YANGUAS Y MIRANDA

Con ocasión del reciente fallecimiento de Adolfo Suárez nos ha venido a la memoria un artículo clásico de Enzensberger, de 1989 nada menos, en el que englobaba su figura como uno de los ejemplos arquetípicos de lo que el denominaba “los héroes de la retirada”. Desde su punto de vista, Suárez, al igual que personalidades como Jaruzelski o Gorbachov, encarnaría a aquellos líderes “que no representan el triunfo, la conquista, la victoria, sino la renuncia, la demolición, el desmontaje” de posiciones insostenibles. En sus palabras, “Suárez fue participante y beneficiario del régimen de Franco; si no hubiera pertenecido al círculo más íntimo del poder no habría estado en disposición de abolir la dictadura. Al mismo tiempo, su pasado le aseguró la desconfianza insuperable de todos los demócratas. De hecho, España no le ha perdonado hasta el presente. A los ojos de sus antiguos camaradas, él fue un traidor; a los ojos de aquellos para quienes había abierto el camino, fue un oportunista. Desde que se retiró como típica figura de la transición [recordemos que Enzensberger escribió aquel texto en 1989] no ha vuelto a pisar terreno firme. El papel que él representa en el actual sistema de partidos ha quedado más bien oscuro. Una cosa, y solamente una, tiene garantizada el héroe de la retirada: la ingratitud de la patria”.

Con todo, la muerte de Suárez ha servido durante los últimos días para reescribir en positivo una Transición cada vez más cuestionada desde todos los órdenes: desde el territorial (con unas reivindicaciones secesionistas catalanas que nos recuerdan que Cataluña ha sido siempre históricamente el primer problema en relación con la cuestión de la conformación del Estado español, empequeñeciendo la envergadura de las reivindicaciones vascas dada la enorme pluralidad vasconavarra) hasta el socioeconómico (veáse la multitudinaria protesta social del sábado en Madrid) pasando por el institucional (a causa del descrédito de la monarquía y de los partidos políticos mayoritarios). 

En nuestro caso la desaparición del expresidente nos ha hecho recordar un aspecto capital que suele pasar al olvido cuando pensamos en la Transición navarra: el diseño de quién debía protagonizar la negociación con el Estado de cara al Amejoramiento del Fuero. Ese diseño respondió a las estrategias planteadas por Jaime Ignacio del Burgo, quien habría contado con el apoyo de los ministros Clavero Arévalo y Martín Villa y con el del presidente Suárez. 

Ya a finales de 1977 se abortó la posibilidad, implícita en el acuerdo del ministro Clavero con la Asamblea de Parlamentarios Vascos de 11 de noviembre de 1977, de que Navarra se incorporara al Consejo General Vasco a través del órgano foral competente, y transitoriamente a través de sus parlamentarios (lo que garantizaba que no tuviera lugar, por la mayoría contraria de los representantes de la UCD navarra). Tras entrevistarse los diputados y senadores de UCD de Navarra en Madrid con Clavero y con Suárez, argumentando que las negociaciones las debía llevar la Diputación, el 25 de noviembre se constituyó el Consejo Parlamentario de Navarra con los nueve parlamentarios elegidos en junio. Este órgano consiguió paralizar aquel acuerdo mediante la introducción, a instancias de UCD, de una claúsula en el proyecto de Decreto-Ley, finalmente publicado el 4 de enero, que facultaba al Gobierno de acuerdo con la Diputación para la determinación del órgano foral competente que debía decidir sobre la posible incorporación, siendo necesaria la ratificación de esa decisión por el pueblo navarro mediante referéndum. Todo ello ha sido recientemente recordado por el propio Jaime Ignacio del Burgo.

En el debate constitucional, aunque las tesis de la UCD de Navarra no consiguieron prosperar del todo en lo que se refiere a la Disposición Transitoria Cuarta ni en lo que respecta a la Disposición Adicional Primera (ésta última producto de una enmienda del PNV), triunfaron absolutamente en relación con la disposición derogatoria. Planteada dicha disposición en el Pleno del Congreso, del Burgo consiguió evitar el planteamiento del PNV que extendía la derogación de la ley de agosto de 1839 también a Navarra (y que llegó a reflejarse en una primera versión a la misma), en cuanto que dicha ley había sido para Navarra la base de la solución de 1841 y en cuanto que ésta última debía ser fundamento, a su vez, del futuro Amejoramiento del Fuero. Con la no derogación de la ley de 1839 para Navarra se abría la posibilidad de la fórmula que desembocaría en 1983 en la LORAFNA. 

Cerrado lo anterior, el fleco pendiente era la determinación de quién debía protagonizar el proceso negociador con el Estado y cuáles debían ser las fórmulas para la elección del Parlamento Foral y la Diputación en 1979. Las bases aprobadas por la Diputación, elegida en las postrimerías del franquismo, el 13 de junio de 1978 para la democratización de las instituciones forales y amejoramiento del Fuero, que habían sido elaboradas por una comisión de técnicos foralistas, muy alejadas de las posturas de UCD, PSOE y de los demás partidos, y que defendían un Consejo Foral supeditado a la Diputación y de composición muy compleja y estrambótica, fueron rechazadas por el ministro Martín Villa. 

Finalmente, el Decreto-Ley 121/1979 de 26 de enero sobre elecciones locales y ordenación de las instituciones forales de Navarra (que en sus líneas generales se conocía desde octubre por filtraciones a la prensa y cuyo proyecto fue presentado por Martín Villa el 22 de noviembre) atendía a los intereses ucedistas. Se conformaba un sistema de elección de la Diputación y del Parlamento con las merindades como circunscripción electoral, siendo diputados el primero o los primeros (en el caso de Tudela y Pamplona) que mayor número de votos alcanzaran en cada merindad. Mediante dicho sistema UCD planeaba asumir la mayoría absoluta de los siete componentes de la Diputación. Dicho pronóstico se cumplió, aunque menos holgadamente de lo inicialmente calculado, puesto que para UCD fueron sólo cuatro de los siete diputados y no los cinco o seis previstos de antemano. Sea como sea, UCD consiguió con 20 sobre 70 escaños en el Parlamento Foral tener el 57,1 por ciento de los puestos de la Corporación Foral. Además, no menos importante, se establecía la primacía de la Diputación sobre el órgano parlamentario al no ser aquélla elegida por éste. Por tanto, las tesis de la Corporación Foral como custodio inviolable de la soberanía navarra se imponían a las tesis de la democracia moderna según las cuales la soberanía popular reside en los órganos parlamentarios representativos. Con todas esas circunstancias, a pesar de las interferencias provocadas por el asunto FASA, que del Burgo pudo sortear por sus contactos personales con la UCD de Madrid, UCD pudo pilotar con total autoridad la vía navarra hacia la autonomía, siguiendo la prefijada hoja de ruta delburguiana, tal y como se explicó en otra entrada de este blog. 

No queremos dejar de reseñar que todo lo anterior contenía ciertos resabios del pasado. En el proceso que llevó a Navarra de ser reino a provincia en 1839-1841, los pasos a seguir también fueron dictados por Madrid según la partitura redactada por un navarro, en este caso el tudelano Yanguas y Miranda. La clave fue el Real Decreto promulgado el 16 de noviembre de 1839 para que pudiera “tener efecto lo dispuesto” en el artículo segundo de la Ley de 25 de octubre, esto es, para que se pudiera llevar a cabo el trámite de audiencia de Navarra y Vascongadas necesario para la elaboración de las propuestas de modificación de los fueros que el Gobierno debía presentar a las Cortes para cada territorio. 

Mediante ese Real Decreto se comenzaban a bifurcar los caminos de Navarra y de las provincias hermanas. Mientras, por el artículo primero, en las provincias de Alava, Guipúzcoa y Vizcaya se resucitaba el sistema foral tradicional, ordenándose que se constituyeran sus respectivas Juntas Generales para elegir a sus Diputaciones, en lo que respecta a Navarra, según el artículo cuarto, se establecía que la Diputación, ya no del Reino, debía ser nombrada según los parámetros constitucional fijados para la elección de las diputaciones provinciales. Se consumaba, por consiguiente, la eliminación de las Cortes que eran, según la constitución histórica de Navarra, las que designaban a los miembros de la Diputación del Reino, obviándose, además, la razón de ser primigenia de ésta, que era la de ser la representación permanente de aquéllas. Por el mismo artículo cuarto se conservaban, no obstante, algunos aspectos formales y competenciales de las pautas constitucionales propias relativas a la Diputación: ésta estaría formada por “siete individuos como antes constaba la diputación del reino, nombrando un diputado cada merindad, los dos restantes las de mayor población”. En cuanto a las competencias de la misma, eran menores que las de la Diputación del Reino: aunque se reconocían las de ésta en aquélla, se supeditaban a “las que siendo compatibles con ellas señala la ley general a las diputaciones provinciales”, sumándose “las de administración y gobierno interior que competían al Consejo de Navarra”, todo ello, claro está, “sin perjuicio de la unidad constitucional”. 

Por otra parte, según el artículo séptimo se determinaba, en conformidad con todo lo anterior, una clara diferenciación entre los protagonistas de la interlocución con el gobierno de Madrid: en Vascongadas serían las Juntas Generales las que nombrarían los “dos o más individuos que unos a otros se sustituyan” para conferenciar con aquél; en cambio, en Navarra los designaría “la nueva diputación”, convirtiéndose ésta en el árbitro del proceso para dicho territorio. Las disimilitudes en el apartado de nombramiento de delegados, así como por defecto en todo lo que tuviera que ver con la concreción de contenidos a negociar y con la gestión de los tiempos de la negociación, eran palpables. En Vascongadas esos aspectos cruciales se debatirían en un foro asambleario con representantes municipales de extracción social variada. En Navarra todo ello sería dirimido por un órgano de siete miembros elegidos por un sufragio fuertemente censitario en un escenario político en el que los diputados elegibles pertenecerían bien al liberalismo moderado, bien al progresista, permaneciendo fuera de juego, por proscripción política tácita, otros posibles candidatos adscritos al carlismo, el predominante entre la opinión pública navarra. 

Por consiguiente, dicho real decreto corroboraba las tesis de Yanguas, seguidas por varios intervinientes en las Cortes españolas en el debate sobre la ley de 25 de octubre de 1839, de que el procedimiento de modificación foral en Navarra debía hacerse mediante un método diferente al vascongado por cuanto se subrayaba la imposibilidad de convocatoria de las Cortes navarras. Así, se conformaba una Diputación que respondía, a pesar de diversos arreglos cosméticos, más al carácter y naturaleza de las diputaciones provinciales que a la extinta, e imposible también de resucitar, Diputación del Reino cuya misión esencial era, recordémoslo, velar por el cumplimiento de los cánones constitucionales propios del reino, tal y como había intentado hacer a lo largo de toda su historia. Y, paralelamente, se facilitaba el futuro desenlace al quedar configurada la parte negociadora navarra como amigable respecto de Madrid, carente absolutamente de los perfiles reivindicativos de los fueristas vascongados que se negarán a entablar negociaciones. 

En 1839-1841 una Diputación dispuesta por Madrid, y amoldada a la estrategia de Yanguas y a los intereses de los grupos sociales que el tudelano representaba, desplazaba a unas Cortes navarras consideradas como un nudo gordiano. Nadie, a excepción de Sagaseta de Ilurdoz, haría comentario alguno sobre la hipotética reforma del legislativo navarro y sobre la usurpación del papel de éste que entrañaba el protagonismo negociador otorgado a la nueva Diputación de cara a la configuración de aquel nuevo marco políticoinstitucional. En 1979-1983 las directrices de la UCD estatal y de la UCD navarra decidirían sobre quién iba a ser el agente primordial en las negociaciones para el nuevo marco de autogobierno, imponiéndose a todas las corrientes democráticas que en la época en el mundo occidental reservaban tal cometido a los órganos parlamentarios. Ciento cuarenta años después se adoptaban los mismos principios tendentes a concentrar el poder decisional en el menor número de personas y a anular o disminuir las posibles interferencias de los foros parlamentarios autóctonos.

Fernando Mikelarena, en su blog